viernes, 6 de enero de 2017

Mis dieciocho años de Campeonatos de España de ciclocross (y II)

Tras haber repasado los primeros nueve años, completo mi experiencia en los otros nueve que he vivido, esperando tener mucho que contar desde hoy en Valencia 2017, mis decimonovenos Nacionales de ciclocross. Como os decía ayer, no esperéis un profundo análisis, sólo algunos recuerdos.

De esta forma nos hemos plantado en Villarcayo 2008, un Campeonato que tuvo importantes novedades. Gracias al popular ‘Chato’ se comenzó a disputar la prueba de relevo por selecciones, a imagen del BTT, en una iniciativa sin par a nivel mundial, pero plenamente consolidada y con un notable interés por parte de las selecciones.  Ello obligó a comenzar el Nacional en viernes, con la duración de cuatro sesiones en tres días que tiene actualmente. Igualmente se introdujo la categoría masters 60 que sería coto cerrado durante cinco años de Miguel Angel Gavilán (al que deseamos una pronta recuperación). Otro nombre curioso en el palmarés es el de la pistard Tania Calvo, ganadora en cadetes (dos años más tarde repitió en juniors). Y curiosamente hubo dos David Seco en ese evento: el ya hexacampeón y mi ex compañero en la RFEc, ayudante de lujo en varias ediciones.

En el mismo escenario que cinco años antes, aunque con algunos pequeños cambios, Valladolid 2009 ha sido la única sede que ha repetido en lo que llevamos de siglo. Una avería de José Antonio Hermida echó por tierras las esperanzas del de Puigcerdá se de ser tricampeón y abrió la saca de un Javier Ruiz de Larrinaga que siempre se ha quejado -y con toda la razón- de que a sus victorias se les ha dado menos relieve del que se merecen: veremos que pasa si logra el ‘sexto’ este fin de semana. La carrera femenina se dilucidó en un cerrado sprint entre Rocío Gamona y y Marga Fullana, mientras que nunca se me olvidará -ni a él tampoco- el resbalón de Marcos Altur que le impidió ganar el título cadete y tercer que conformarse con la plata. Por cierto, el podio lo completaron las dos grandes esperanzas frustradas del ciclocross nacional, Jonathan Lastra y Pablo Rodríguez.

A pesar de que incluso se anunció Valencia como sede, Cantabria volvía a organizar unos Campeonatos de España, con Laredo 2010. Fue otro Nacional gélido, en el que incluso nevó a nivel del mar -el recorrido estaba muy cerca de la playa y por este motivo corrió riesgo incluso de suspensión-, aunque fueron los accesos por carretera a Cantabria de los distintos participantes -y seguidores los que más quebraderos de cabeza produjeron. Fue el último título del tetracampeón sub23 David Lozano, que un par de años después se pasaba a la carretera, con el actual Novo Nordisk, al diagnosticársele una diabetes, y nos mostró a un Jon Ander Insausti, como ganador junior -un año más tarde sería campeón sub23- que parecía iba a ser otra referencia en esta disciplina… que también abandonaría.

Zamora 2011 podría recordarse como el Campeonato de las tres sedes. Iba a realizarse inicialmente en la localidad de Villaralbo, pero la crecida de un río obligó a llevarlo a la capital, a la campa del Rey Don Sancho… que no aguantó las lluvias caídas, lo que obligó a trasladarlo a pocos días del evento al Parque de Valorio, tras recibir la autorización de Medio Ambiente, que también llegó como agua…bendita. Sin duda se ganó en el escenario y de ello pueden dar fe no solo los participantes, sino los espectadores que por primera vez en muchos años vieron el Nacional en directo. En esta ocasión, el protagonista desgraciado fue Egoitz Murgoitio que perdió la oportunidad más clara que tuvo de ganar un Campeonato de España élite -jamás lo logró en esta categoría-. Tras unos años ‘desparecida’, Aida Nuño volvía por sus fueros y se llevaba su tercer rojigualdo, mientras que Pablo Rodríguez, como junior sumaba el primero. Fue también la última vez que compitieron los ciclodeportistas.

También cambió bastante el recorrido en días el de Gandía 2012, aunque en este caso dentro del mismo recinto, ya que tuvo bastantes críticas -algunas realmente injustas- y tuvieron que realizarse numerosos ajustes, hasta que quedó un recorrido muy interesante que propiciaría lucha hasta el final en todas las categorías. Uno de los más críticos fue Isaac Suárez… que terminaría llevándose el Campeonato élite en una mañana memorable ya que su sobrino Kevin se anotaba el título junior. La Comunidad Valenciana triunfaba en el relevo en un agónico final gracias a su arriesgada táctica de poner a la fémina al final. Pero sin duda lo que siempre recordaré de Gandía es mi frustrada experiencia como narrador: Teledeporte ofreció un falso directo, pero se nos dio la posibilidad de darlo en directo en streaming, con este servidor como obligado locutor, acompañado de Rocío Gamonal y José Luis De Santos. Nos quedó una bonita hora, pero nadie se enteró de aquello: la plataforma se saturó y no se pudo ver. Es más, ni una mísera grabación quedó para mostrarla a mis nietos.

Nunca se me olvidarán los nervios de Julio César Suárez, alma mater de Navia 2013, hasta que se puso en marcha un evento al que también acompañó la mala climatología, sobre todo a causa del viento, en un circuito a nivel del mar que también tuvo que cambiarse a causa de las mareas. Fue el estreno como campeón de Aitor Hernández… y de Felipe Orts, en este caso como junior, así como el título absoluto de Lucía González: con ocho triunfos en las distintas categorías es la persona que más maillots rojigualdos posee. Y el crecimiento de los participantes en las categorías masters obligó a separar la carrera de los masters 40 de la de los 50 y 60. También fue el primer Campeonato de España tuitero.

Por mucho que el ciclocross sea posible y factible en muchos escenarios, parece ser que los parajes mediterráneos más secos y menos embarrados no son santo de la devoción de muchos puristas, por lo que Segorbe 2014 también fue recibido con críticas, pese a ofrecer un recorrido bastante interesante… que tuvo bastantes víctimas y del que grabamos este curioso y semimprovisado vídeo. Aida Nuño se imponía al sprint a Rocío Martín, frustrada ganadora dos años antes, y ‘Larri’ retomaba su racha plantándose en su cuarto rojigualdo. Por el contrario, Jonathan Lastra cerraba su periplo con su segundo título sub23, antes de lanzarse a una aventura en la carretera en la que pocos creían, pero que ha resultado plenamente exitosa. Y terminamos con los masters, con la decisión de subdividirlos en grupos de edad de cinco años -manteniendo las tres carreras- por lo que se coronaban hasta ocho ciclistas en estos Campeonatos y en los siguientes.

La televisión en directo, aunque en este caso RTPA, volvió a los Campeonatos de España en Gijón 2015, en un circuito muy trabajado y visualmente muy atractivo en una excelente labor de la Federación Asturiana, que mimó hasta los más pequeños detalles. Eso sí, por problemas de espacio el podio estaba bastante alejado de la zona de llegada, por lo que nos obligaba a un ‘paseito’ entre el final de la carrera y la ceremonia protocolaria… que aprovechaba para subir vídeos a Internet. Aitor Hernández sumaba su segundo entorchado, en una cita que no se quiso perder Samuel Sánchez y en la que los asturianos se salieron. Y lo que fue una anécdota, aunque saldada con una sanción, por entrar Rocío Gamonal con una bandera, alguno quiso politizarla y hablar de que se coartaba su libertad de expresión. ¡País!

Y terminamos el repaso con Torrelavega 2016, un evento que siempre asociaré al inolvidable Félix González, en la última vez que trabajamos juntos, lo que siempre fue un placer. Un circuito perfecto y lo suficientemente embarrado para ofrecer un gran Campeonato, en el que Isaac Suárez fue el artífice de ese recorrido tan europeo y Kevin el protagonista, en una valiente decisión de correr en la categoría superior, saldada con la medalla de plata, por detrás de un ‘Larri’ que la chita callando se plantaba en cinco títulos, lo mismo que Nuño, mientras que su compañero de equipo Jokin Alberdi lograba el segundo triunfo consecutivo en juniors, algo que solamente se ha visto otra vez más en lo que va de siglo.

jueves, 5 de enero de 2017

Mis dieciocho años de Campeonatos de España de ciclocross (I)

Los Campeonatos de Valencia 2017 serán mis decimonovenos Nacionales de ciclocross. Podría hablar de una supuesta mayoría de edad, haciendo un sesudo análisis. Pero me conformo con recoger algunos recuerdos de estos eventos, que espero os ‘calienten’ para la gran cita de este fin de semana.

Mi estreno fue en Porriño 1999, en unos Campeonatos que se solventaban en solamente una tarde de sábado: a las tres, cadetes y féminas -por primera vez en el programa de un Nacional, con triunfo de la gallega Carmen Armada-; a las cuatro, juniors y masters -en una categoría única que también se estrenaba como rojigualda-, y a las cinco élites, en el que sería el último triunfo de Francisco Pla, con una sentida dedicatoria a su hermano, fallecido poco antes. Sin embargo, en aquellos tiempos en el que las “acciones sociales” acompañaban a cualquier evento, mi mejor recuerdo es el trato, sobre todo gastronómico, que nos brindaron Horacio Barros y su hermano, el gran alcalde José Manuel.

Colombres 2000 posiblemente nos ofreció uno de los parajes más bonitos que recuerde como escenario de un Campeonato de ciclocross, junto al maravilloso Archivo de Indianos, en un evento ya programado en dos jornadas. La prueba femenina se subdividió en élites y juniors, con triunfos respectivamente de Rocío Gamonal y Aida Nuño, y la de masters, también, para 30 y para el resto, por aquella época llamados veteranos. Allí fue donde David Seco lograría el primero de sus seis entorchados.

Desgraciadamente el recuerdo que tengo de Noja 2001 no es muy agradable, por culpa de un fiebrón que me hizo estar temblando todo el domingo y afrontar un viaje de regreso, sólo en el coche, a base de CocaCola, aspirina, calefacción a tope y bastantes paradas en apenas 400 kilómetros. Los Campeonatos siguieron creciendo en categorías: aparecieron las sub23 femeninas separadas de las élite, y con podios independientes lo que hizo que la mejor del evento, Rocío Gamonal, tuviera que conformarse con el entorchado de las jóvenes, y los veteranos se multiplicaron en 40 y 50.

La presencia del ex presidente de la RFEC, José Luis Ibáñez Arana, marcó Durana 2002, ya que no era nada frecuente que asistiera a actos ciclistas desde su forzada retirada. De hecho, jamás he vuelto a verle en una competición. Deportivamente me quedo con el bronce de Israel Núñez, un polifacético ciclista que ha estado en las selecciones de ciclocross, carretera y BTT, y el primer oro absoluto de Aida Nuño, la gran favorita para pasado mañana.

Decir Sotrondio 2003 es venírseme a la mente las peores condiciones climatológicas que jamás haya vivido en una prueba ciclista. El sábado por la tarde, en plena carrera de féminas, se junto todo: frío, lluvia, nieve e incluso una ventisca que hizo que la carrera se redujera a solo tres vueltas. Aida Nuño se impuso en un sprint con fotofinish ante Nekane Lasa… mientras que su hermano Pablo se llevaba el de masters 30. Y mientras que David Seco seguía sumando, Egoitz Murgoitio se estrenaba en sub23, el gallego Néstor Rodríguez -uno de los ciclocrosistas con más clase que he visto, desgraciadamente retirado por una lesión de rodilla- y un tal Gorka Izaguirre se llevaba la prueba cadete.

Parquesol fue el escenario de Valladolid 2004, otro Campeonato marcado por el frío, aunque en este caso absolutamente seco, con bastante parte del circuito helado, algo nada extraño en aquellas latitudes. No tengo especiales recuerdos de aquella cita -quizá por las muchas veces que iba por entonces a Pucela-, que se saldó con los triunfos de los favoritos: David Seco, Nekane Lasa… e Ismael Esteban.

Por el contrario, aún tengo en mi mente hasta los más mínimos detalles de Busturia 2005, un Campeonato en la patria chica de David Seco y que también homenajeaba a su hermano y menor Paúl, fallecido pocos meses antes. Quizá la presión, quizá un excelente Unai Yus, frustraron el que podía haber sido el sexto título del vizcaíno ante el delirio de sus vecinos. La aparición de la entonces ex rutera Rosa Bravo en categoría femenina -sin que hubiera título junior por insuficiencia de corredoras, como en 2004- o el título cadete del inolvidable Víctor Cabedo fueros otros detalles de este evento, el último organizado hasta ahora en tierras vascas.

Una canción que no me desagrada, “Nada fue un error”, fue el soniquete repetitivo hasta la saciedad de Ribadumia 2006, el último Nacional que viví con el inolvidable Félix Nielfa, que como el presente también coincidía parcialmente con Reyes, y en el que Seco alcanzaba el sexto anillo, igualando al mítico José Luis Talamillo. Ruben Ruzafa se llevaba el título en sub23, iniciando una ‘invasión’ de bikers que se prolongaría algunos años más. Lucía González, en cadetes, sumaba el primero de los ocho títulos que lleva hasta ahora sumados la asturiana, en un vento que registró la inclusión de la categoría ciclomaster, vigente hasta 2011.

Finalizamos esta primera parte de la serie con Alcobendas 2007, un Campeonato del que tengo un recuerdo especial, por la implicación activa y directa que tuve en su organización, con un programa que, básicamente, es el que ahora mismo está implantado que supuso la novedad de trasladar la prueba sub23 al sábado, con el fin de mantener el interés en las dos jornadas. En aquella prueba se impuso David Lozano, inaugurando su reinado que se plasmaría en cuatro títulos en los cuatro años en la categoría, aunque más impactante fue la entrada de José Antonio Hermida, en su estreno ciclocrosero, que dejó con la miel en los labios a Isaac Suárez, que parecía haber perdido su ocasión de oro para ser campeón en la máxima categoría. El doblete de los gemelos Gómez, que casi perdieron el título por el tiempo perdido en entrar juntos de la mano, fue el detalle anecdótico de un Campeonato que se retrasó una semana respecto a la fecha habitual para no coincidir con Reyes y que registró unas temperaturas veraniegas.

(Continuará)

lunes, 2 de enero de 2017

¡Feliz maillot nuevo!

Que los contratos en los equipos ciclistas de carretera sean de 1 de enero a 31 de diciembre es un auténtico contrasentido. Ya lo he dicho tantas veces que me aburre volver a insistir en ello. Los equipos están trabajando en todos los campos desde bastante meses atrás, incluso con concentraciones en las que se simultanean dos tipos de fotos: las que se difunden al momento, con ese potpurrí de maillots que es un atentado a la estética, y las que se guardan hasta el 1 de enero, pocos segundos después de las campanadas, en las que los equipos saturan las redes con sus fichajes embutidos en las nuevas equipaciones. Por no hablar de ‘media days’ en la que los nuevos fichajes, algunos tan mediáticos como Peter Sagan, no pueden ofrecer esa nueva imagen porque se ‘deben’ al antiguo espónsor. O lo que es más grave: que siguen vistiéndose con la ropa del antiguo equipo.

Si la temporada ciclista acaba, salvo excepciones de pruebas secundarias en países periféricos, en otoño, ¿por qué los contratos no se firman, por ejemplo, de 1 de noviembre a 31 de octubre? Ello permitiría que en noviembre los equipos pudieran presentar a sus nuevos fichajes, con sus maillots, de forma escalonada, sucesiva, en unos meses en los que escasean las noticias ciclistas, en vez sufrir este bombardeo de fotos en lo que se ha convertido el 1 de enero… aunque Sagan haya querido esperar a la tranquilidad de hoy para ‘revelarse’.

¿Nos imaginamos a los jugadores del Barça o Real Madrid entrenando todo el verano con las camisetas de sus antiguos equipos y un día señalado antes del inicio de la Liga -por ejemplo, el 15 de agosto- copar las portadas de la prensa con fotos de las plantillas al completo con las nuevas equipaciones o convocar todos ese mismo día ruedas de prensa para presentar a sus fichajes? Pues eso sucede en el ciclismo -incluso en equipos de ‘amateurs’ que no tienen la absurda restricción contractual- y luego nos quejamos.

Y si absurdo es en los equipos de carretera, ya no digo nada del ciclocross: en mitad de su temporada, corredores tan significativos como Wout Van Aert han cambiado de colores: el campeón del mundo presentaba su maillot hace unas semanas, pero no ha podido usarlo hasta ayer, 1 de enero. Y no digo nada de lo que puede significar si conlleva un cambio de bicicleta.

domingo, 1 de enero de 2017

Ocho historias para homenajear a Kubler, el hombre caballo

Fallecido el pasado jueves, a la edad de 97 años, los medios destacaron que Ferdinand Kubler era, hasta ese día lógicamente, el ganador vivo de mayor edad del Tour de Francia. Sin embargo, fue mucho más: no le conocí corriendo, pero sí he podido saber bastante de este peculiar deportista, que vivió en la Edad de Oro del ciclismo midiéndose a rivales como Gino Bartali, Fausto Coppi, Fiorenzo Magni, Louison Bobet, Stan Ockers y sobre todo Hugo Koblet, al que se vinculó fácilmente demasiadas veces por su inicial y nacionalidad.

Pero fue mucho más, y en este primer Uluru de este 2017 quiero rendir mi particular homenaje al ‘hombre caballo’, en ocho pequeñas historias de un gran campeón al que muchos consideraban de la Vieja Escuela, pero que, por su popularidad fuera de las carreteras, simbolizó el nexo con un ciclismo moderno.

¿Águila o Caballo? Fue conocido como el ‘Águila de Adliswil’, su población de residencia, demostrándose que en aquella época no eran demasiado originales a la hora de poner apelativos a los corredores, que todavía no estaban especializados y eran capaces de brillar en todos los terrenos. Pero el animal que verdaderamente había en Kubler era el caballo. Un pura sangre indómito, como su comportamiento en carrera, con un espíritu ofensivo que no siempre le dio los resultados esperados. Además, el caballo era el animal preferido de Ferdi o Ferdy y algunas veces imitaba su relinchar antes de lanzar su ofensiva, para desesperación y crispación de sus rivales, algunos tan serenos como Louison Bobet, que le llamaban simplemente ‘El loco’.

Primer suizo en ganar el Tour. Como a toda su generación, la II Guerra Mundial recortó su carrera y no fue hasta los Tours de 1947 y 1948 donde dio a conocer su temperamento, y aunque ganó tres etapas, no pudo terminar, por el desgaste de fuerzas. En 1950 fue muy distinto: más maduro, pero igualmente ofensivo, dominó en todos los terrenos y ni siquiera el abandono masivo de los italianos puede ser un pero a su victoria. Fue el primer suizo en ganar la carrera gala y gracias a ello comenzó su gran fama, pero no pudo repetir su triunfo en una grande. Al Tour no volvió hasta 1954 y, pese a su declive, fue segundo y ganó el maillot verde. Y en 1955…

La historia del Ventoux. Su última etapa en la ronda gala tenía como protagonista el Mont Ventoux, que se subía como último puerto antes de descender a Aviñón, en un día de calor abrasador. Kübler quiso ser protagonista, con ataque a bastantes kilómetros de la cima. Geminiani le advirtió, “el Ventoux no es un puerto como los demás”, a lo que el suizo respondió: “Tampoco Ferdi es un ciclista como los demás”. Pero Kubler terminaría con una pájara de cuidado, llegando a media hora y abandonando al día siguiente. Nunca quiso hablar mucho de aquella jornada, pero hay quien manifestó que se paró en un bar a tomar una cerveza -no era algo extraño en aquellos días-, que reemprendió la marcha en sentido contrario antes de ser reorientado y que iba repitiendo “Ferdi va a explotar”. Lo que sí está comprobado es que al día siguiente declararía: “Ferdi ha muerto en el Ventoux”.

Pirata y caballero. Mientras que su paisano Koblet era ‘le Pedaleur de Charme’, el símbolo de la elegancia, Kubler era el temperamento, el instinto, el coraje, el todo o la nada. Kubler era un pirata y Koblet un caballero, como escribió acertadamente Jose Alain Frelon, en Le Monde. Pero además, nuestro héroe, durante los momentos de máximo esfuerzo hasta echaba espuma por la boca, por lo que -leyendas del Ventoux aparte- muchos aseguraban que iba ‘cargado’, algo que su longevidad puede haber desmentido. ¿O no? Tampoco importa ya demasiado.

En tercera persona. Sin embargo, el hecho de ser coetáneos y muchas veces rivales en la carretera, de tener caracteres tan diferentes y vidas totalmente opuestas, la relación de las dos K fue bastante cordial, de amistad incluso, y la rivalidad al estilo Bartali-Coppi o Loroño-Bahamontes no tuvo parangón en Suiza. Eso sí, para los periodistas Kubler fue un filón, a diferencia del reservado y comedido Koblet. Sus explicaciones grandilocuentes estaban marcadas por un sello característico: hablar siempre de si mismo en tercera persona. Cuarenta años después, otro gran campeón, navarro por más señas, también fue conocido por otro cambio gramatical característico, el plural mayestático.

Nasone. La segunda gran victoria de Kubler fue el Mundial de 1951, celebrado en Varese, en el mismo frustrado escenario que iba a acoger el de 1939, suspendido por la inminencia de la Segunda Guerra Mundial. Por ello los transalpinos salieron a por todas y estaban especialmente motivados. Pero Kubler -que había sido bronce y plata los dos años anteriores- hizo una carrera muy inteligente, demostrando una vez más que, baladronadas aparte, su cabeza regía perfectamente cuando lo necesitaba, y a la hora de la verdad pudo superar al sprint a la gran baza local, Fiorenzo Magni, a priori mucho más rápido y descansado. Las crónicas de aquella época hablan de un millón de espectadores en el circuito, así como de otro de los epítetos por el que se conocía al suizo, Nasone o Narizotas… algo que no se atrevían con su idolatrado Coppi.

Tres veces mejor ciclista del mundo. En el Giro de Italia no pasó del tercer puesto (1951 y 1952). En cambio, ganó dos veces el Giro de Romandía y el Tour de Suiza (ambas veces en 1948 y 1951), que ya había ganado en su versión reducida del periodo bélico (1942), su primera victoria de importancia, sólo dos años después de su paso al profesionalismo. Pero Kubler no fue solamente un corredor de pruebas por etapas. Al contrario, ya que en las clásicas logró importantes triunfos, aparte de sus tres medallas mundialistas. Por ejemplo, la Burdeos-París, de 1953, en la que se impuso a todos los especialistas de este maratón. Y, sobre todo, su histórico doble doblete (en 1951 y 1952) en la Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja, cuando se disputaban seguidas en el mismo fin de semana. Además, fue cinco veces campeón nacional (1948-49-50-51-54). Su constancia y su regularidad le valieron ser reconocido oficiosamente en tres ocasiones como el mejor ciclista del año, con la Challenge Desgrange-Colombo (1950-52-54).

Ferdi National. Sin embargo, el apodo con el que probablemente se sintiera más identificado fue el de ‘Ferdi National’, algo que le ratificaba como un héroe nacional para sus compatriotas. Desde su retirada en 1957, fue el icono publicitario más común en Suiza, y en 1983 fue elegido como el deportista más importante de la historia en la Confederación Helvética. Ya con 14 años le dijo a su padre que quería ser ciclista profesional para salir de la pobreza, que como otros muchos se curtió como repartidor, en este caso de pan, y que muchos años después reconocía que “fui campeón porque fui pobre”, aunque también bastante tacaño: “Ferdi va en tercera porque no hay cuarta”, dijo una vez sobre sus viajes en tren. Hasta su reciente muerte fue todo un símbolo aunque, desgraciadamente, no he podido encontrar ningún libro o película dedicado a su figura, aunque sé que Hanspeter Born escribió algo sobre él, a diferencia de su paisano Koblet, cuyo trágico final convirtiera su vida en más cinematográfica que la del propio Ferdy, que como dijo su viuda "murió pacíficamente con una sonrisa en la cara. Se quedó simplemente dormido".