domingo, 23 de agosto de 2015

Un Campeonato de Europa de pista completamente desapercibido

Aunque el inicio de la Vuelta a España ha monopolizado el interés ciclista en este fin de semana, hay muchas más pruebas en todo el mundo. Y no sólo de carretera, sino de BTT -¡suerte Pablo!- o incluso de pista. En este caso, quiero referirme al Campeonato de Europa de derny, que se ha celebrado en la localidad alemana de Hannover, con triunfo del belga Kenny De Ketele y con el español David Muntaner en undécima posición, como segundo de la final B, y con varios campeones del mundo de pista más en liza. Aunque a fuer de ser sinceros, me temo que este tiempo de competición pasaría totalmente desapercibido bajo cualquier circunstancia en nuestro país.

Si se conoce a la ‘derny’ por algo –por poco, esa es la verdad-, es por ser esa motocicleta que marca el ritmo ‘in crescendo’ durante las primeras vueltas de un keirin antes de que los velocistas lancen el sprint. Una máquina cuyo nombre proviene del ex ciclista Roger Derny, que fabricó el primer modelo en 1938, basando su movimiento en una combinación del motor de 90 cc y del pedaleo, lo que le permite una aceleración y una deceleración gradual, idónea para poder marcar el ritmo al ciclista que se sitúa detrás.

Pues bien, también hay carreras de fondo en las que cada pistard hace equipo con un motorista que marca el ritmo con el fin de restar rozamiento y posibilitar unas mayores velocidades –cercanas a los 60 kilómetros por hora- al ciclista, que debe mantener un contacto fluido con su conductor a la hora de planificar ataques y momentos de descanso, lo que no resulta nada fácil con el ruido de las motos. Reconozco que nunca he visto en directo una competición de este tipo, aunque sí tuve la suerte de ‘locutar’ una similar en el Palma Arena hace un par de años, donde había bastante tradición con carreras de este tipo y del ‘hermano mayor’, el medio fondo tras moto- resultó espectacular.

No deja de ser paradójico que la UCI no regule como tal esta tipo de carreras, cuando son muy habituales en Centroeuropa, tanto como pruebas independientes, como en el transcurso de los ‘Seis Días’, aunque en este caso el tandem piloto-ciclista suele estar vinculado al azar. Gran Bretaña puede considerarse el paraíso de las ‘Derny Races’, habituales en las ‘Revolution Series’ y en citas específicas como la ‘DernyFest’. Incluso hay un Campeonato nacional para ambos sexos que se han adjudicado ciclistas como Luke Rowe, Laura Trott o la velocista Vicky Pendleton, por partida doble.



La UEC recuperó este Campeonato en el año 2000, y en el palmarés, aparte de De Ketele –que ya había ganado en 2009-, encontramos a Davide Vigano, Elia Viviani, Jesper Morkov o el propio Bradley Wiggins.

Muntaner reconocía que “la experiencia ha estado muy bien, aunque me falta experiencia, saber correr. En la semifinal salí muy fuerte y lo pagué al final, pero en la final me ha ido mejor. Es un buen entreno para la madison, y que ojalá pueda repetir otro año, pero preparándolo mejor”.

Y para los que crean que la derny es propia exclusivamente de los velódromos, tenemos que recordar una carrera mítica tristemente desaparecida como la Burdeos-Paris en la que algunos de los tramos se recorrían tras la motocicleta, con el fin de aguantar los más de 500 kilómetros de la prueba. Por cierto, el ‘doblete’ Dauphiné Liberé - Burdeos-París que realizó Jacques Anquetil en 1965 sin apenas descanso entre ambas pruebas está considerado como una d elas grandes gestas de la historia del ciclismo.

jueves, 13 de agosto de 2015

Arcas, Pedrero… y otros granos muy diferentes

Después de leer ayer en Biciciclismo, la información sobre el paso a profesionales de Jorge Arcas y Antonio Pedrero, como los últimos ‘granos de la factoria Galibier’, en esa incansable labor que ha llevado a más de tres decenas de ciclistas a la máxima categoría desde 1993, no puedo sino hacer un par de reflexiones sobre ambos… y sobre todo de otros militantes del equipo navarro –por centrarme solamente en un equipo, aunque sea un ejemplo extensible a casi todo el pelotón nacional- que desgraciadamente tendrán muy complicado el acceso a la máxima categoría.

A pesar de que no tengo muchos admiradores precisamente por aquellas tierras, me alegro profundamente del ‘salto’ del ciclista altoaragonés. Por el padre, por esa gran labor que realiza al frente del C.C. Sabiñánigo, y por el hijo, porque no es nada fácil estrenarse en la máxima categoría nada menos que con el Movistar, con un World Tour. Es más, posiblemente sea el único español en esta situación en 2016. Y sobre todo siendo ya élite, con lo que franquea esa barrera de edad que muchos ya comienzan a ver peligrosa de cara a la promoción, aún cuando en estas cuestiones de madurez cada corredor sea un mundo.

Pero también me alegro porque, a pesar de ser el número dos del ranking nacional –por detrás del ya promocionado ‘Chava’ Angulo-, Arcas no parecía tener esa vitola de corredor predestinado al profesionalismo por sus éxitos. Lo suyo ha sido cuestión de trabajo silencioso, muchas veces incluso oscuro, de progresión sin prisa pero sin pausa, de aprender el oficio día a día, año a año. Eso sí, su trayectoria en 2014 y 2015 le termina de avalar para ese merecido puesto en la élite mundial. ¡Ojalá fuesen más!

Posiblemente su compañero Pedrero parecía tener más boletos en esa lotería que es siempre el pase a profesionales, por su clase, lo que le hizo ser un fijo con la selección, incluso por su espectacularidad, aunque su trayectoria se cortó con varias lesiones el año pasado, que no le han impedido mostrarnos momentos realmente espectaculares en la presente campaña, como esa exhibición en la Clásica de Torredonjimeno, precisamente en compañía de Arcas.

El de Terrassa también ha logrado ese objetivo último, y ya se ha estrenado en la máxima categoría con los colores del Inteja MMR ganando una etapa en Guadalupe. Un equipo modesto, pero digno, aunque desgraciadamente como sucede con casi todos los continentales, sin una continuidad de calendario y sin la posibilidad de medirse ante los mejores. Su carrera a partir de ahora será muy diferente a la del oscense y cada prueba debe ser una reválida para intentar conseguir una plaza en el pelotón profesional, de mantener ya una continuidad y, quien sabe si algún día poder militar en el World Tour. Difícil, muy difícil, pero no imposible.

Pero en el Lizarte-y desde luego en todo el pelotón nacional, insisto- hay otros ‘granos’, corredores que hace una década o dos, habrían llegado a profesionales sin problemas. Posiblemente el caso más claro sea el de Rafael Márquez –número tres del ranking nacional élite, ojo-, ciclista que aúna veteranía, oficio… y capacidad de victoria, aunque también tendríamos que señalar a ese ‘Curro Romero’ canario, Santi Ramírez, escalador a la antigua usanza y que en otro tiempo habría sido una verdadera ‘perla’.

Hoy en cambio, no dejan de ser granos… que se pierden entre los pedruscos del camino. 

domingo, 9 de agosto de 2015

Mi sueño: ganar un Mundial y correr unas Olimpiadas

Mi sueño: ganar un Mundial y correr unas Olimpiadas. Así se manifiesta Pablo Rodríguez en la web del programa de becas ‘Podium’, con dos objetivos que así, a priori, no parecen tan lejanos en el tiempo.

Porque para un hombre que ya ha ganado este año los Campeonatos de Europa, con ese dominio que sólo evidencian los elegidos, un Mundial no es una carrera tan diferente: el pasado 26 de julio en Chies d’Alpago (Italia) estaban casi todos los que van a ser sus rivales en Vallnord (Andorra). Apuntemos la cita, el viernes 4 de septiembre, a partir de las 15,00 horas.

Y porque estar en Río 2016 –el término Olimpiadas como sinónimo de Juegos Olímpicos me sigue chirriando aunque la RAE lo haya autorizado en una decisión ‘de las suyas’- no es una cuestión que dependa de él, sino de la competencia que puede encontrar en los sempiternos –y siempre excelentes profesionales- José Antonio Hermida, Carlos Coloma y Sergio Mantecón, por no hablar del pujante David Valero. Hay “solamente” tres plazas y el orden jerárquico manda a día de hoy, pero… Y si no es en 2016, seguro que lo será en 2020 y 2024, como poco.
 
De momento, pongámonos en la piel y en la boca del orensano, y señalemos un sueño más: ser el segundo español, tras su admirado y vinculado Hermida, en ganar la Copa del Mundo sub23.

Hoy en Windham (Nueva York) ha dado el penúltimo paso, consolidando su liderato con 310 puntos, por delante del francés Titiouan Carod, segundo con 292 y del suizo Lars Foster, tercero con 258. El desenlace lo viviremos el domingo 23 de agosto en Val di Sole (Italia), un escenario que trae grandes recuerdos al BTT español… y que ojalá sume uno más.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Vídeo vertical: de aberración a oportunidad

Si las pantallas de televisión o los monitores de ordenador son horizontales, ¿a qué viene esa aberración, esa irreverencia, esa moda, esa ‘gilipollez’, de hacer vídeos verticales? Pues sencillamente a qué el móvil también es vertical, lo mismo que las tablets, y aunque ambos artefactos –los más comunes hoy en día como ‘puerta’ de acceso a Internet- puedan girarse, lo cierto es que su posición natural es la vertical, aunque nos pese. Y tendremos que adaptarnos. Más temprano que tarde.

Por mucho que dicha realidad tecnológica sea evidente, lo cierto es que son muy pocos los que aceptan de buena gana los vídeos verticales. En mi caso, tengo que reconocer que he pasado de ser un ‘hater’, a comprender su auge y  entender su difusión, a finalmente a admitir que es posible que sean más interesantes que los convencionales apaisados en determinados momentos: lo que algunos marketinianos llaman oportunidad. Y no lo digo sólo por el hecho de que aplicaciones como Merkat o Periscope –el vídeo directo en Twitter, un sector con mucho futuro en cuanto mejore su integración- hayan apostado decididamente por esa configuración.

La mejor comparación es la de la fotografía, una tecnología que también nos permite tanto el diseño horizontal como el vertical, por mucho que la cámara sea apaisada. Es más, muchos programas de retoque o edición nos dan una interesante pista al denominar a estos formatos, respectivamente, ‘landscape’ (paisaje) o ‘portrait’ (retrato). Pues eso, si queremos grabar algo similar a un paisaje, la toma horizontal se impone. ¿Pero si es un primer plano, una entrevista, por ejemplo, por qué no recurrir a la toma vertical, por muy irreverente y rompedora que sea?

Trasladándonos al mundo del ciclismo, un sprint masivo ‘requiere’ una fotografía horizontal para captar todos los detalles… salvo que nos centremos exclusivamente en el vencedor, momento en el que solemos cambiar la posición de la cámara hacia la verticalidad. ¿Por qué no podríamos hacer lo mismo con la grabación en vídeo?

Quizá el problema sea combinar en una misma grabación tomas horizontales y verticales ya que las bandas negras laterales afean hasta extremos inadmisibles el contenido final cuando se adapta al monitor apaisado. ¿Pero si todo el contenido es vertical sin que exista dicha ‘ofensa’, manteniendo una lógica estética y argumental? Ya hay documentales, películas e incluso festivales que han apostado por esta nueva ¿narrativa?



El día que se pueda girar la pantalla del ordenador o de la TV (como sucede ahora con tablets o teléfonos) seguro que se avanza bastante más que con un montón de charletas tan improductivas como ésta, aunque me haya quedado bien a gusto con esta diatriba. Y seguro que dentro de poco podréis ver el primer vídeo vertical ‘made in Roman’.

lunes, 3 de agosto de 2015

Nadie podría inventarse un ciclista como Sevilla

“Nadie podría inventarse una ciudad como Sevilla” es una frase del escritor Arturo Pérez-Reverte en el preámbulo de la novela 'La piel del tambor' que me viene como pintada para transformarla en “Nadie podría inventarse un ciclista como Sevilla”.

Nunca he ocultado mi admiración hacia Paco Mancebo, por su profesionalidad, por la ilusión que destila, a sus casi 40 años, por la combatividad que demuestra en cualquier tipo de prueba, sea en carretera, en BTT-maratón… o en donde le dejen. De Oscar Sevilla no he hablado tanto, aunque es el ‘alter ego’ del abulense, algunos meses más joven, igual de injustamente tratado por la vida ciclista… y felizmente recuperado con una trayectoria al principio nómada como la de Mancebo y posteriormente plenamente asentada en su Colombia de adopción.

Hablé con el ‘Niño’ hace unas semanas, antes de la prueba en línea de los Nacionales de Cáceres. Fueron apenas cinco minutos, pero en cada palabra que emitía se transmitía la ilusión, la profesionalidad, la satisfacción por seguir siendo ciclista. Pero sobre todo el orgullo de ser un ‘mentor’ para la joven y prolífica generación de ‘escarabajos’, a los que ha podido transmitir su experiencia y muchos conocimientos en aspectos como entrenamiento o nutrición, y a los que está convirtiendo en mejores corredores… pero a los que derrotaba en las dos últimas ediciones de la Vuelta a Colombia, algo que nadie se tomó mal porque Sevilla es ya un colombiano más. De hecho y de derecho. Ahora, con una nueva edición en marcha desde ayer, nada mejor que apostar por el triplete. Por supuesto, por el de Ossa de Montiel, pero también por el propio ciclismo colombiano.

Sin embargo, de todas las frases que intercambiamos, y como digo, emanando satisfacción, me quedo con una, aunque posiblemente no fuera así de textual: “Son los malos momentos los que te hacen progresar”. Por ello, nadie mejor que Oscar Sevilla para iniciar esta nueva etapa de Uluru.