martes, 30 de diciembre de 2014

El recuerdo de Román desde su Clásica de los Puertos

De forma inesperada –ya que no me había dicho nada de su cruel enfermedad la última vez que hablé con él hace unos meses- he recibido a media mañana un mensaje anunciándome el fallecimiento de Román Herranz, ‘alma mater’ de la Clásica a los Puertos de Guadarrama, posiblemente la prueba más importante del ciclismo profesional madrileño hasta su desaparición en 2008.

Junto con el Trofeo Pedro Herrero, la Vuelta a los Puertos ha sido la carrera que más vinculada –en tiempo y en distintas facetas emocionales- ha estado a mi vida laboral. Primero como periodista, siguiéndola durante muchos años en esas fechas veraniegas que le daban un aire especial; posteriormente, a finales de los noventa, cuando tuvo que promocionar de forma obligada a la categoría internacional, como parte integrante de la organización, tanto a nivel de elaboración de reglamentos, y del contacto con los comisarios, como en la propia celebración de la prueba, ejerciendo de radio vuelta. Muchos años trabajando mano a mano con Román, un enamorado del ciclismo que, sin embargo, no disfrutaba de él como el resto: prefería quedarse en Guadarrama por si surgía algún imprevisto a seguir en uno de los coches de dirección ‘su’ Clásica. Y al llegar a la meta el ganador –ciclistas como Gastón, Juan Fernández, Cubino, Delgado, Indurain o Escartín, en mis años de mirón, o ‘Perdi’, Mancebo, Jufré, Plaza, Guerra o Leipheimmer, en la de ‘currela’-, le llegaba la tranquilidad… aunque siempre decía que sería la última vez. Eso sí, cuando llegaba mayo, ya estaba nervioso planificando una nueva edición.

La Clásica a los Puertos fue su vida y su obra, aunque siempre estuviera dispuesto a echarte una mano o a tomarse un café contigo desde su tienda de Electrodomésticos en la calle de La Iglesia. Una carrera de pueblo, en el mejor sentido de la palabra, ya que en esos días de mediados de agosto Guadarrama era una auténtica fiesta. Su promoción internacional fue el comienzo de su declive porque, paradójicamente, costaba muchísimo traer equipos de fuera para un solo día de competición. Y si encima coincidía con Vuelta a Portugal, adiós. La cercanía de la Vuelta a España también restringió la presencia de las grandes figuras en los últimos años. Y al final, entre todo eso, el cansancio de Román, las normativas cada vez más exigentes, el desinterés de una localidad que antes se volcaba, la ausencia de nuevos patrocinadores y el envejecimiento de una organización en la que se echaba en falta ‘savia nueva’ llevaron a la desaparición de una prueba de pueblo, pero con una imagen de marca que bien querrían otras carreras mayores: Apenas 150 kilómetros, pero de pura montaña, con dos vueltas al circuito de La Serranilla, el paso por El León, Segovia y Navacerrada, y dos vueltas más antes de llegar a meta, poco antes de la hora del vermú. Ciclismo y fiesta.

En 2008 comprendió que el ciclo se había cerrado. Ya definitivamente. Y hablaba del pasado con añoranza, pero sin pena. Resignado, pero a la vez contento de su pequeña gran aportación en esos treinta años de ciclismo. Aun así, echamos de menos la carrera, lo mismo que te echaremos de menos a ti. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

El ciclismo ocupa los circuitos automovilísticos

No deja de ser curioso leer hoy en Marca.com una información sobre los ganadores de las 24 horas de Le Mans… en bicicleta, los vascos José Cruz ‘Krutx’ y Ainhoa Aierdi. Sorprende, principalmente, por el hecho de la victoria fue lograda hace ya cuatro meses, ya que la prueba se disputó los días 22 y 23 de agosto en la que fue la sexta edición de esta carrera que, por cierto, se llama oficialmente '24 Heures Vélo Shimano'. Pero como se disputa en el Circuito Bugatti de la ciudad francesa de Le Mans, ‘tira’ del nombre de la clásica prueba automovilísitica para incrementar su fama. Y no es lo único que aprovecha: la salida de la prueba es calcada, con los ciclistas corriendo hacia sus máquinas para dar el mayor número posible de vueltas.

Por lo demás, es de agradecer este tipo de reportajes para conocer otras prácticas ciclistas distintas y en auge.


Cyclosportive des 24 Heures Vélo 2014 - Le Mans from 24 HEURES VELO on Vimeo.

La prueba, organizada por la empresa CGO y que cuenta con el director deportivo Roger Legeay como uno de sus padrinos, se disputa en diferentes categorías: solos (masculino y femenino), dúos (masculino y mixto –donde se han impuesto Cruz y Aierdi estos dos últimos años) y equipos de cuatro (prestige), seis (sportive) y ocho (loisir) corredores. Estos equipos pueden ser masculinos y femeninos y, en el caso de los dos últimos también mixtos. Se puede participar con bicis de carretera, de BTT o híbridas, pero no se admiten otros modelos (tandems, handbikes, de crono…).

Lógicamente se trata de una disciplina que no está englobada en el ciclismo UCI. Sin embargo, la FFC regula mucho de sus aspectos, sobre todo en lo relativo a su participación. La competencia corresponde a la Ultra Maratón Cycling Association, que tiene un calendario de pruebas alrededor del mundo, principalmente en Estados Unidos, con distintas categorías. Eso sí, poco tiene que ver con los ciclomaratones tipo Paris-Brest-París… aunque compartan esa etiqueta de ultraciclismo.

En cualquier caso, se trata de otra posibilidad más de hacer ciclismo y de aprovechar y rentabilizar otros escenarios deportivos como los propios autódromos. Así, en Calafat ya se organiza una prueba similar, con versiones de 6, 12 y 24 horas, según el grado de resistencia de cada uno, que en 2015 vivirá su quinta edición; mientras que en el valenciano circuitoRicardo Tormo se estrenará otra prueba similar el primer fin de semana de agosto.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Abriendo la puerta a tener campeones de España extranjeros

Ayer conocíamos una sentencia de la Audiencia Nacional que abría la puerta a que ciudadanos de la Unión Europea puedan ser campeones de España en categoría individual. En concreto se estimaba la apelación de Liam Bette, un francés residente en Málaga, al que la Federación de Taekwondo le impidió participar en 2013 en los Campeonatos de España para los que se había clasificado por méritos deportivos pese a no ser español. Y aunque la sentencia no es aplicable de forma automática a todos los deportes, puede ser un precedente extensible a todos. Al tiempo.

Sin duda, el meollo de la sentencia está en lo que explica el bufete que defendió al mencionado deportista, que considera que la sentencia "permite, en definitiva, que los ciudadanos de la UE puedan integrarse plenamente en la vida cultural y deportiva de su país de residencia, sin ser discriminados en razón de su nacionalidad".

Sinceramente, y pasando al caso del ciclismo -aunque otros deportes puedan tomar este ejemplo- ¿alguien piensa que un extranjero con residencia en España, o aunque no la tenga pero pertenezca a un equipo español, puede considerarse discriminado por no poder participar únicamente en un Campeonato de España cuando lo está haciendo sin problemas en el resto de pruebas del calendario?

Siguiendo con nuestro deporte, los Estatutos de la RFEC indican bien claramente que “sólo podrá proclamarse campeón de España el titular de una licencia cuyo código UCI sea ESP”, aunque “en los Campeonatos de España de las diferentes modalidades y categorías, los corredores de la Federación Andorrana podrán participar pero no tendrán opción al título”.

Y aunque en ocasiones no se puede ni entender ni tolerar que lo deportivo deba tener su propia independencia por encima de lo legal, en este asunto creo que debe quedar bien claro que es un tema deportivo, que un campeón de España, por definición, debe ser español. Otra cosa muy diferente es que en dicho evento puedan participar otros corredores de distintas nacionalidades –con requisitos de residencia o con convenios internacionales de colaboración-, pero siempre sin poder optar a ese título. 

Lo demás son ganas de enredar.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Árboles, bosque, árbitros y ciclismo

Siempre que llegas a un número ‘redondo’ como puede ser este post número mil de Uluru, te crees en la obligación de escribir algo especial, algo que justifique esa ‘cifra mágica’. Y se te ocurren mil temas… o simplemente ninguno a la altura del momento.

Después de reflexionar, he preferido por hacer algo especial en este aniversario: no escribir nada nuevo y redifundir un artículo que escribí recientemente para la revista digital del Comité Técnico de Árbitros de la RFEC, Ex Aequo, con el que quería agradecer la labor que realiza este colectivo a la hora de poder informar sobre numerosas pruebas ciclistas en carretera. Nada mejor que refrendar ese agradecimiento para conocer y difundir el ciclismo.

En un deporte de tópicos como es el ciclismo, uno de los más repetidos es que el mejor sitio para verlo es la televisión. Posiblemente, con la salvedad de que cada día son menos las carreras televisadas –y prácticamente ninguna en las categorías no profesionales-, que una mala realización puede ‘descolocarte’ completamente, y que no es nada extraño que las etapas de montaña puedan quedarse sin imágenes por culpa de las condiciones meteorológicas -niebla, lluvia intensa…- que originen que los helicópteros encargados de redifundir la señal no puedan volar.

Por ello, suelo responder que mejor que la televisión, un coche en carrera, aunque es algo que no está al alcance de muchos aficionados. Pero ni siquiera todos valen. Los vehículos de los directores deportivos suelen estar muy limitados por el desarrollo de las pruebas o simplemente por su colocación en la fila de coches, aunque ellos lolimitan a base de experiencia… incluso de picaresca. Los de invitados
tienen más movilidad, pero no en todas las circunstancias ni momentos de carrera. Entonces, ¿cuáles son los idóneos para ver la prueba? El del presidente del colegio de comisarios y el del adjunto que va por delante.

He tenido la suerte de hacer radio-vuelta en numerosas carreras y por ello puedo hablar con propiedad de esta situación privilegiada de ocupar un asiento en el coche de dirección. Sin embargo, no todas las personas que viajan en este auto están en la misma situación que yo que, lógicamente por mi función, tengo que estar pendiente de lo que sucede para retransmitirlo, tanto por la radio interna como, últimamente, por Twitter. El conductor tiene que preocuparse, sobre todo, por ‘ver’ a los ciclistas, de que puedan moverse cómodamente y sin peligro en carrera, tanto en situaciones deportivas de tranquilidad –rodando en pelotón y bajando al coche de equipo- como de más tensión, en un descenso de un puerto, cuando intentan cazar a un grupo… Es decir, los árboles pueden no dejarle ver el bosque de lo que realmente está sucediendo en carrera.

La tercera persona es, como podéis imaginar, el propio comisario, del que poco tengo que escribir en una revista especializada como ésta. Solamente me gustaría decir que su función es básicamente controlar los distintos grupos de corredores, sin que ninguna circunstancia ajena pueda alterar el desarrollo de la prueba. En este sentido, no recuerdo que ningún comisario ciclista haya tenido que salir escoltado de una carrera como sucede a veces en fútbol o incluso en baloncesto. Quizá sea porque nuestras hinchadas sean menos apasionadas, pero también porque los árbitros desempeñan perfectamente la labor. Claro está que, siguiendo con la comparación anterior, el hecho de que se preocupen por el bosque, por la situación general de la carrera, hace que estén menos atentos a los árboles, a los protagonistas individuales en un momento dado.

Desde el gabinete de prensa de la RFEC, una de las prioridades es publicar en nuestros medios una información completa y lo más rápida posible de las principales carreras de las distintas categorías, en especial de las incluidas en las Copas de España. Desgraciadamente la situación económica actual impide que muchas veces se pueda contar ex profeso con una persona dedicada a esta labor, o incluso una persona que, aparte de su función principal, pueda estar pendiente de esos datos. Algunas organizaciones ya tienen asumida la importancia de difundir en tiempo y forma por todos los canales posibles esa información, pero otras veces esta labor es absolutamente secundaria y es algo que merecería también una reflexión por parte de todos… aunque este no es el foro.

Por todo ello, tenemos –tengo- que apoyarme en esos magníficos profesionales que sois los comisarios para que junto a vuestra labor de controlar la carrera –el bosque- os multipliquéis para facilitarme esa información necesaria para la información –los árboles-, aunque en algunos momentos sea bastante complicado simultanear ambas labores, motivo por el cual mi agradecimiento es infinito.

Algunos, rizando el rizo, mandándome fotos de sus propias notas manuscritas para poder incluso tuitear el desarrollo de las pruebas como si estuviera en carrera, pero todos con una excelente disposición, incluso en esos momentos en que, con la carrera acabada y pensando en volver a casa, todavía queda mandarle la clasificación al ‘pesado’ de Román.

En fin, muchas gracias por vuestro trabajo y por posibilitar el mío que, en definitiva, todo redunda en pro del ciclismo. Ah, y que espero seguir contando con todos vosotros en 2015.

sábado, 13 de diciembre de 2014

No hacen falta más escuelas de ciclismo, sino más ciclismo en las escuelas

“Yo tenía que ir y venir todos los días del lugar de trabajo a Fuencarral, a golpe de alpargata. El camino se hacía larguísimo, y me daba tal envidia los que lo hacían en bicicleta, que comencé a pensar en adquirir una”. Eso escribía Julián Berrendero en su autobiografía ‘Mis glorias y memorias’, fechando sus recuerdos en 1931. “En el ir y venir del recorrido, pronto empecé a participar en las batallas que mis compañeros armaban… En total, que empezó a picarme el gusanillo, y en las competencias de nuestro camino pronto me hice el amo, los ganaba a todos”.

Un inicio ciclista como otros muchos campeones de los tiempos heroicos, como le sucedió a Bahamontes y su famoso carrito de carga que le convirtió en escalador por culpa de las cuestas toledanas, aunque no hay que remontarse hasta hace ochenta años para encontrar a gente que descubrió que del uso de la bicicleta a la práctica deportiva no había tan largo trecho. El más reciente, Nairo Quintana, como tan notablemente nos cuenta Ainara Hernando el ‘Por amor al ciclismo’ o podemos leer en este reportaje.

Más significativa es otra frase del ‘Negro’ de San Agustín de Guadalix: “No he sido yo corredor que se ha visto forzado a estos entrenamientos nocturnos; otros trabajadores con aficiones al mismo deporte hubieron de hacerlo. Por eso, el ciclismo es un deporte ideal para los ricos y para los que tienen negocios propios y tiempo de que disponer. Pero no sé qué será que a estos no les da por desgastar sus energías”.

Y es que, muchas décadas después, los españoles nos comenzamos a creer –a base de engaños y de migajas- cada vez más ricos. Con más tiempo libre, más ocio, desde luego. Y con una llegada al ciclismo radicalmente distinta a la que tuvo Berrendero, a base de un trabajo más ‘programado’ desde la base, desde las escuelas de ciclismo, como una carrera por etapas que debía llegar hasta el profesionalismo. Eso sí, muchos se quedaban por el camino, por la exigencia de una dedicación exclusiva demasiado temprana, por falta de resultados… o por la feroz competencia de otras prácticas deportivas más gratificantes.

Hace unas semanas, mantenía una interesante y extendida conversación con uno de los mejores periodistas jóvenes actuales sobre las posibles medidas para dinamizar el ciclismo actual, en un entorno en que la gente sueña con recuperar los felices noventa… sin darse cuenta de que las circunstancias son muy distintas  y de imposible extrapolación. Sin embargo, hay oportunidades que se podrían aprovechar…  aunque para ello haya que remontarse a los tiempos en que Berrendero se compró su primera bici.

En un país con una climatología bastante agradable, y en el que el 58% de los hogares disponen de una, el uso masivo de la bicicleta como forma de transporte no es algo descabellado y menos aún cuando hay cada vez, afortunadamente, más facilidades para el ciclismo urbano  -pese a las zancadillas del lobby automovilístico- y más gente, desgraciadamente, que se verá obligada a este transporte como consecuencia de la crisis. De este colectivo puede salir algún ciclista deportivo tardío, que podría incluso llegar a hacer carrera… si no fuese por ese peligroso concepto de querer tener controlada la vida deportiva de esos campeones o pseudocampeones desde demasiado pronto… y pensar que si con veintipocos no tienes un nombre, ya no tienes nada que hacer.

No estaría mal, combinando ambas posturas, fomentar ese uso de la bicicleta desde las edades más tempranas, pero en los colegios. Facilitando el desplazamiento de los alumnos desde sus casas a los centros escolares y, ya dentro de ellos, con la educación vial como materia de enseñanza -no hace falta que sea una asignatura, y menos aún con calificaciones-, y la práctica del ciclismo como otro deporte más dentro de la educación física. Y, desde luego, con un programa que parta de las instancias educativas, no de iniciativas ciclistas más o menos aisladas y bien intencionadas, como Soy Bici. Seguro que alguno termina haciéndose el amo de las competencias, como le pasó a nuestro histórico campeón.

Como ya he manifestado en alguna ocasión, lo que hace falta ahora no son más escuelas de ciclismo, sino simplemente más ciclismo en las escuelas. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

CIOclismo: posibles novedades en nuestro deporte tras el Concilio de Mónaco

Mis felicitaciones a Carlos Arribas por la atinada comparación que realiza entre el CIO y las altas jerarquías eclesiásticas en su crónica de hoy, lo que le lleva a llamar ‘concilio’ a la sesión que se está celebrando estos días en Mónaco, calificando igualmente de ‘encíclica’ a la Agenda 2020, las medidas presentadas y aprobadas para modernizar el olimpismo.

Desgraciadamente, por mucho que diga que se modernice, la Iglesia cada vez está más alejada de la sociedad, de los ciudadanos. Y mucho me temo que esto es también de aplicación al CIO, y que las medidas aprobadas por el Movimiento Olímpico pueden modernizarlo, pueden captar un mayor interés de los jóvenes –cada vez menos interesados en los JJ.OO. según reconocen a través de diversas encuestas-, pero no servirán para corregir la disimetría entre el deporte del día a día, el regulado por las Federaciones Internacionales, y el que se vive –aunque sea con la máxima intensidad- esos quince días al cuatrienio en los Juegos Olímpicos. Y es que por mucho que el sueño de cualquier deportista sea estar en un evento de este tipo, no se puede negar que las diferencias entre ambos ámbitos deportivos son enormes. Y pueden serlo aún más tras la aprobación de estas medidas de la Agenda 2020… o pueden desvirtuar algunas disciplinas deportivas que quieran mantener su sello olímpico. Renovarse o morir.

No voy a entrar en analizar las medidas éticas y económicas o de sostenibilidad y transparencia a la hora de elegir las sedes de los Juegos a partir de 2024, porque son absolutamente necesarias. Ni los procesos planteados para fomentar el uso no comercial de la marca olímpica. Simplemente me gustaría llamar la atención sobre tres aspectos que aún no están concretados, pero que pueden suponer esa revolución para nuestro deporte. Y para otros muchos.

El primero de ellos es romper con la noción de participación por deportes sino por eventos, que pueden ser competiciones que agrupen varias modalidades pero que den lugar a un solo podio final. En el ciclismo ya lo hemos vivido con el nacimiento del omnium en vez de las disciplinas tradicionales de pista (puntuación, persecución o kilómetro), pero sobre todo con el programa de los Juegos Olímpicos de la Juventud, un mix de carretera, contrarreloj, cross country, eliminator y BMX… con una sola medalla a la mejor nación. Y desgraciadamente, en ninguno de los casos para bien.

El CIO también se plantea una participación equitativa, algo también absolutamente necesario. En este sentido, el ciclismo es uno de los deportes que tiene igualdad en el número de pruebas masculinas y femeninas (nueve para cada sexo), aunque curiosamente todas las competiciones de hombres en carretera, BTT o BMX tienen más participantes que sus versiones femeninas. Y la equiparación, por aquello de no disparar el número de participantes, será hacia abajo. No es utópico pensar que el ciclismo en carretera masculino se dispute en el futuro con selecciones de menos corredores, tres o cuatro en vez de cinco, algo que ya pasaba hasta que se autorizó la presencia de los profesionales, en Atlanta 1996. Aunque, paradójicamente, esta más que probable reducción contradiga, aparte de la normativa UCI del día a día, otra de las nuevas ideas del CIO: incrementar la colaboración con las ligas profesionales para lograr que los mejores deportistas participen en los Juegos.

Y en tercer lugar, se habla de fomentar las competiciones mixtas…  absolutamente inexistente en el ciclismo en cualquiera de sus modalidades, salvo el ‘team relay’ en BTT, que es una prueba absolutamente menor, casi de exhibición. Aunque en otros deportes es la misma tónica. Elucubrando, pero tomando como base las ideas anteriormente expuestas, no sería extraño que el BTT, por ejemplo, se convirtiera en un evento por naciones, con un solo podio, claro está, que contemplara una prueba masculina, otra femenina –cada una con dos ciclistas- y el mencionado ‘relevo’, con los cuatro. Brian Cookson ha reaccionado con rapidez e incluso se ha mostrado favorable a competiciones de pista con ambos sexos, pero mucho me temo que una persecución o una velocidad por equipos con equipos formados por hombres y mujeres quedaría demasiado desequilibrada, aunque una madison mixta podría ser interesante, si no fuera porque es una de las disciplinas sacrificadas y porque jamás se ha hecho en competición oficial.

Insisto, es hablar por hablar, pero me temo que si Mahoma se aleja de la montaña, las montañas federativas tendrán que buscar al Profeta, para remodelarse, incluso olvidando sus tradiciones, para adaptarse a esa neomodernidad olímpica salida del Concilio de Mónaco.

PD: No he leído nada aún, pero mucho me temo que lo que sí sería una positiva evolución, que los JJ.OO. de Invierno dejasen de ser solo de deportes de hielo y nieve, para posibilitar otras disciplinas ‘invernales’, es algo inviable para nuestra Iglesia. Adiós, pues, al sueño olímpico del ciclocross, o a un posible cambio de ubicación del ciclismo en pista, algo que tampoco veía con malos ojos el presidente de la UCI.

viernes, 5 de diciembre de 2014

‘Regulación Jurídica de la Bicicleta de Montaña’: un libro pionero y necesario

Por mucho que digan que ‘No hay nada nuevo bajo el sol’ y que todo ya está inventado, de vez en cuando encuentras algo pionero u original que se diferencia de lo demás y que merece la pena reseñar. En este caso se trata del libro Regulación Jurídica de la Bicicleta de Montaña’, recién publicado en Desnivel por Jorge Galíndez Arribas, amante de la BTT, abogado y antiguo alumno del Master del Derecho de los Deportes de Montaña de la Universidad de Zaragoza, donde nació el proyecto de esta publicación, la primera en su género.
Bien es cierto que la concepción del Estado de las Autonomías en España, donde se buscan más la creación de diferencias artificiales que la homogeneización legislativa, posibilita que esta publicación de 144 páginas que en un país con una mayor (y más lógica) armonización se podría quedar en una veintena o treintena de páginas. Pero ello no resta ni un ápice del mérito de Galíndez a la hora de recopilar toda la normativa existente. Eso sí, la reciente aprobación de la Ley 30/2014, de 3 de diciembre, de Parques Nacionales, puede afectar en un futuro no muy lejano a algunas normas recogidas.
El libro comienza encuadrando el BTT dentro de la regulación deportiva, con una dualidad que puede generar una cierta polémica, y que de hecho tiene ya algún conflicto latente. Y es que, aunque la mountain bike no se contempla ni como modalidad ni especialidad dentro de la FEDEME, sino en la RFEC, tanto en su faceta de competición como de cicloturismo, el autor considera que fuera del ámbito competitivo, está más vinculada a los deportes de montaña y aventura.
Posteriormente analiza la BTT dentro de la regulación como una faceta del turismo activo, bastante difundida y regulada en todas las Comunidades, así como las lagunas existentes en referencia a los centros de BTT y la señalización y homologación de espacios y rutas, tanto a nivel estatal como autonómico, con excepción de la labor realizada por IMBA, a la que también dedica algunas páginas.
El tercer capítulo, el más amplio, se centra en la regulación del medio ambiente, en los dos niveles de la Administración, y en espacios con mayor o menos protección medioambiental (espacios protegidos, parques naturales, montes, senderos…) Es en este capítulo donde se desarrolla el trabajo más minucioso y al mismo tiempo más clarificador… aunque se ponga en evidencia esa dualidad entre las antiguas normativas más restrictivas “muchas veces por puro desconocimiento” y las regulaciones en nuevos espacios “que tienden a permitir más el uso de la bici de montaña porque la agresión al medio ambiente es similar a la que provoca el excursionismo a caballo o el senderismo”, según explica el autor.
El último capítulo se refiere a la responsabilidad civil, sobre la que concluye algo tan obvio como olvidado: “nadie debería salir al monte sin tener contratado un seguro de responsabilidad civil, como el que ofrecen las respectivas federaciones deportivas”.

Y termina recordando las normas de comportamiento o ‘reglas del camino’, a la vez que da dos consejos muy útiles: "La prioridad en los senderos no la tenemos los ciclistas, sino los que van caminando" y “No podemos permitir, en ningún caso, actos de imposición o exclusión violentos o intimidatorios”.

En definitiva, ‘Regulación Jurídica de la Bicicleta de Montaña’ es un libro no sólo pionero sino necesario –al menos como instrumento de consulta-. Y ojalá sirviera como ejemplo para que se elabore uno similar sobre la Bicicleta Urbana, aunque la dispersión de normativas locales podría generar un volumen de miles de páginas.