lunes, 28 de octubre de 2013

“Esto no es el Tour. Es la guerra”


Aunque las he unido para formar un titular bastante explicativo de lo que quiero escribir, son dos frases distintas. La primera se refiere a la leyenda que aparece en las camisetas que se venden al final de la prueba en la que se intenta dar una muestra de la grandeza de la prueba en comparación con el supuesto menor valor de la carrera gala. La segunda es parte de la cita del pentaganador y referente de la prueba, Jure Robic: “No es una carrera ciclista. Es la guerra”.

En ambos casos se refiere a la Race Across America, más conocida en sus siglas RAAM. Para los que no hayáis oído hablar de la prueba, se trata de recorrer Estados Unidos de costa a costa, de Oceanside, California, a Annapolis, Maryland. 4.800 kilómetros de recorrido, que deben ser cubiertos en menos de doce días, de forma individual, sin etapas, de un tirón, salvo los descansos de dos o tres horas diarias para echar una cabezada y recuperar mínimamente con un masaje. Claro que los grandes campeones son capaces de dormir apenas una hora o una hora y media, ganando un tiempo precioso en su objetivo de llevarse la prueba, mientras que por detrás un completísimo equipo de profesionales, se ocupa de los mínimos detalles de todo tipo para cumplir el objetivo. Ni que decir tiene que el entendimiento entre todos ellos es la clave del éxito.

Con esta breve descripción podemos entender ya las dos frases que componen el titular… y quedarnos cortos. Un recorrido así conlleva un desgasta físico y psíquico enorme, sobre todo debido a la falta de sueño. Irritabilidad, paranoias, alucinaciones… que van ‘increscendo’ según avanzan los kilómetros de esa semana larga. A nivel físico, rozaduras, calambres, caries –de la gran cantidad de bebidas y alimentos azucarados que deben ingerir sin bajarse de la bicicleta y sin apenas poder enjuagarse-, edemas periféricos o pulmonares o embolias son lesiones nada infrecuentes que palidecen al lado de un síndrome peculiar de esta prueba, el cuello de Shermer, por el que los músculos del cuello, debido a la tensión de la postura permanente sobre la bici, fallan de repente, sin poder mantener erguida la cabeza: algunos abandonan; los más duros, son capaces de inventar algo parecido a una abrazadera o un armazón que le sujete la cabeza.

La carrera nació como Great American Bike Race in 1982, para cambiar de nombre en 1983 por problemas de marca. Si en los primeros años obtuvo una gran difusión televisiva gracias a una serie de reportajes de la ABC, en la actualidad es una carrera absolutamente amateur –aunque con una organización súper profesional-, muy lejos de lo que es el Tour de Francia en términos de ‘glamour’: de ahí una segunda intención de la camiseta antes mencionada. Incluso hay sus piques entre ambas carreras o más bien entre estos dos tipos de deportistas tan diferentes: el ex profesional Jonathan Boyer –el primer norteamericano en correr la ‘grande bouclé- siempre consideró a los ultrafondistas como ciclistas de segunda y para ello se apuntó a la edición de 1985. A base de un gran sufrimiento ganó la prueba… pero jamás volvió a salir una palabra ofensiva contra sus rivales. Por cierto, que tiene una bonita historia actualmente para promocionar el ciclismo en Ruanda, aunque sea otro tema muy distinto.


La gran difusión de la prueba ha sido posible gracias a los propios participantes, que cada año se reúnen en un número aproximado de una treintena para superar el reto. Y aunque existe la posibilidad de afrontar la prueba por dúos, por cuartetos, incluso por equipos de ocho, la categoría individual es la reina. Y son estos héroes los que a través de sus blogs, de sus vídeos, de sus narraciones en las redes sociales los que han contribuido al mito de la RAAM.

Entre ellos, un héroe desgraciado como Diego Ballesteros, a causa del accidente que le postró en una silla de ruedas con ocasión de la edición de 2010. Y sobre todo Julián Sanz, asiduo participante en los últimos años, que nos ha dejado este interesante documental de su experiencia, con el título haciendo referencia al tiempo que tardó en su empresa.



Claro que si os interesa seguir profundizando en la RAAM nada mejor que la fantástica narración de Amy Snyder, ‘Infierno sobre dos ruedas’, “un relato emocionante y extraordinariamente detallado del evento deportivo más increíble del que jamás se haya oído hablar”, como describe en la contraportada de este volumen, centrado en la edición de 2009, “una alegoría inolvidable sobre la superación de las limitaciones personales, el autodescubrimiento y la capacidad del espíritu humano”, y que sinceramente os recomiendo.

jueves, 24 de octubre de 2013

Hermida, el final del sueño invernal del ciclocross

Por segundo año consecutivo, Hermida se va a ‘saltar’ la temporada de ciclocross. Y mucho me temo que esto puede significar el final definitivo de la carrera del catalán –que ya ha cumplido 35 ‘tacos’, no lo olvidemos- en esta disciplina invernal, aunque conociendo al mejor biker español de todos los tiempos, jamás se puede poner en su boca el “de esta agua no beberé”.

El romance entre Hermida y el ciclocross nació en los Campeonatos de España de 2007, cuando impuso algo más que su carisma en Alcobendas. Pero sobre todo, nos hizo soñar unas semanas más tarde, en el Mundial de Hooglede-Gits, que podíamos tener un ciclocrossmen de talla universal, con esa decimoséptima plaza, algo que no estaba nada mal para un debutante.

Hay que ser honestos y recordar que Hermida jamás dio falsas esperanzas de ‘conversión. “Soy un ‘biker’ y no hay que olvidarlo. Y aunque no haya Juegos, tengo muchos compromisos y objetivos. Si hago una gran temporada en invierno, luego me pasa factura durante la campaña de BTT”, decía a finales del 2009, aunque también reconocía que le tentaba el sueño –irrealizable por quien es y por lo que se debe- de apostar un año por el ciclocross.

No ha podido ser y me temo que ya no será. Hermida pudo haber sido esa ‘estrella del barro’, pero en otro tiempo, en otro lugar, en otras cinrcunstancias. Lo mismo que habría sido un excelente rutero, aunque también es memorable lo que dijo un día: ¿Por qué Carlos Sainz hacía rallyes y no Fórmula 1? Pues porque le gustaba el rallye. A mí me gusta el BTT y es lo que hago”. Y muy bien.

En todo caso, estoy seguro de que Hermida aún nos hará soñar y disfrutar con nuevos días de gloria… pero en el BTT, y que en el ciclocross habrá que seguir, con esperanza e ilusión, la evolución de dos reconvertidos como Murgoitio y Aitor Hernández, sobre todo si disponen de los medios, pero sobre todo de dos corredores nacidos y bien criados en el barro como Jonathan Lastra y Kevin Suárez.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Lance Armstrong: de la carretera a la cartelera

A diferencia de deportes como el boxeo –sobre todo-, el fútbol, el atletismo o el baloncesto, el ciclismo nunca ha tenido una película mítica de referencia en la que se pueda vivir la grandeza, la épica de nuestro deporte. Y eso que han existido numerosos episodios que habrían dado para un excelente guión. En los años 80 Michael Cimino y Dustin Hoffman llegaron incluso a grabar algunos planos durante el Tour de Francia, pero ‘Maillot jaune’ se quedó en un proyecto abandonado.

Más grandiosa parecía la figura de Lance Armstrong para este cometido, sobre todo tras haber vencido al cáncer. Por ello, Frank Marshall y Columbia Pictures sopesaron la idea de adaptar para el cine la autobiografía del texano, ‘It's Not About the Bike’, con Matt Damon como personaje estelar. El proyecto se pospuso demasiado, y de los elogios y éxitos se pasó al tiempo de las sospechas, por lo que fue definitivamente abandonado. Sin embargo, tras la condena y la confesión de Armstrong el interés sobre su figura, sobre su ascenso y caída, se ha incrementado notablemente, y hasta tres ‘biopics’ están en fase más o menos avanzada en estos momentos, según leía esta mañana en ‘L’Equipe’.

No obstante, el proyecto más real a día de hoy no es una película sino un documental, que ya se ha proyectado –en el pasado Festival de Cannes- y que será estrenado en Estados Unidos el próximo 8 de noviembre. Se llama ‘The Armstrong Lie’ y su director en Alex Gibney, que consiguió el permiso para grabar al ciclista norteamericano en su regreso a la competición en 2009.

El autor no quedó muy satisfecho del mismo, pero cuando se destapó todo el caso “nos dimos cuenta de que teníamos escondida a plena vista toda la increíble verdad del caso”, según reconocía el productor, precisamente Marshall. Junto a la antigua filmación, que incrementaba todo su valor documental, se añadieron nuevas grabaciones –incluso del propio ciclista- y se realizó ese nuevo montaje que ahora salta a las pantallas.



Frears, el proyecto más avanzado

David Walsh es un irlandés que ha trabajado como editor de deportes del ‘Sunday Times’ y que ha seguido muy de cerca la carrera del texano, sobre el que ha escrito tres libros: ‘L.A. Confidential: The Secrets of Lance Armstrong’, ‘From Lance to Landis: Inside the American Doping Controversy at the Tour de France’ y ‘Seven deadly sins: My pursuit of Lance Armstrong’ que es la base del guión elaborado por John Hodge para la película que en estos momentos está más avanzada, que al parecer se llamará ‘Cycling Project’, y cuyo rodaje podría comenzar antes de que acabe el año, bajo la dirección del británico Stephen Frears (‘Héroe por accidente’, ‘Los timadores’, ‘The Queen’…), producido por dos sociedades europeas.

Esta misma semana se ha sabido que el norteamericano Ben Foster encarnará a Lance Armstrong, en este film en el que el propio narrador, Walsh, aparece, interpretado por Chris O'Dowd.

Menos avanzado, de momento, se muestra el que fue primer proyecto anunciado, a principios del presente año, por JJ Abrams, el productor, creador –‘Lost’ es su mejor referencia-, guionista y director, aunque su obra más ‘famosa’ aún ni ha comenzado a rodarse, el séptimo episodio de ‘Star Wars’. Bad Robot, su productora, anunció entonces que había adquirido los derechos de ‘Cycle of Lies: The Fall of Lance Armstrong’, libro de la periodista norteamericana Juliet Macur, del New York Times, que también había seguido durante diez años la carrera del ciclista, y que se iba a rodar con Paramount Pictures.

Sin embargo, a día de hoy, ni siquiera se ha escrito el guión adaptado –que se sepa-, ni ha trascendido ningún detalle concreto sobre esta posible película.

Red Blooded America

Otra de las grandes compañías norteamericanas, Warner Bros, sí tiene su propio guión tomando como referencia la autobiografía de Tyler Hamilton, ex compañero de Armstrong en el equipo US Postal, ‘Ganar a cualquier precio’, la única que está traducida al castellano. No obstante, por lo que leía esta mañana, la Warner está intentando buscar otros testimonios exclusivos con el fin de dar un carácter más exclusivo a la cinta, que se llamará ‘Red Blooded America’.

Por lo que se ha sabido, estará dirigida por Jay Roach (‘Austin Powers’, aunque sea más reconocido como productor de ‘Borat’ y ‘Bruno’) e interpretada por Bradley Cooper (‘Resacón en Las Vegas’), aunque no se sabe si interpretando al propio Armstrong o a Hamilton. Además será el productor de la misma.

Cuatro visiones sobre Armstrong que profundizarán en la mentira del falso heptaganador del Tour y aunque su objetivo no sea ya el de realzar la grandeza de nuestro deporte que se buscaba en el proyecto inicial, por lo menos que no contribuyan a hundirle un poco más.

martes, 15 de octubre de 2013

Victorias deseadas, y no rankings, para que el ciclismo español siga vivo

Con la finalización del Tour de Pekín, se cerraba hoy el UCI World Tour 2013 y de la mejor forma posible para el ciclismo español, con el triplete que significaba la victoria individual de Joaquim ‘Purito’ Rodríguez –la tercera del ciclista catalán, la sexta de un corredor español en la historia-, la de Movistar Team por equipos –segunda en su trayectoria- y la lograda por naciones, que solamente se ha escapado en 2005 y 2011 ante Italia. Y con Alejandro Valverde tercero, tras haber ganado esta clasificación en 2006 y 2008.

En el caso de la clasificación individual ya estaba virtualmente conseguida por el líder de Katusha desde que se supo que sus dos rivales matemáticos no iban a correr en China. Por ello, ‘Purito’ manifestaba hace días que “me produce satisfacción y orgullo por el ciclismo español más que por mí mismo. Tenemos una gran generación de corredores y merecemos estar arriba. Mi número uno significa que el ciclismo español sigue vivo”.

Desgraciadamente, no podemos asegurar si lo estará por mucho tiempo. La calidad sale de la cantidad. Y de la decena de equipos que tuvimos en años anteriores –no muchos- nos encontramos con que en 2014 solo tendremos una escuadra Pro Tour, por mucho que sea la mejor del mundo, matemáticamente hablando, y otra profesional, en lo que es el verdadero reflejo de la crisis, la destrucción de esa clase media, de ese segundo escalón.

Sin embargo, no voy a referirme a esa ‘crisis’ cierta sino a la que se avecina a medio plazo a los dos protagonistas de esta clasificación mundial que no es santo de mi devoción ni en fondo ni en forma, pero que sí es un reflejo bastante fiel de lo que es la temporada ciclista. Y es que catalán y murciano han sido más protagonistas por sus puestos de honor –por lo que no han ganado que dirían algunos con más o menos mala leche- que por sus victorias. Y eso que esta clasificación no refleja el Mundial.

Valverde cumplirá 34 ‘tacos’ a finales del próximo mes de abril; ‘Purito’ un año más, apenas tres semanas más tarde. Eso quiere decir que les pueden quedar dos o tres años al más alto nivel. Como mucho. Unas temporadas en las que me gustaría que fueran más selectivos a la hora de apuntar a sus objetivos, que les sirvieran para rematar un excelente palmarés con alguna gran victoria… aunque fuera a costa de perder regularidad ‘made in World Tour’.

En el caso del jefe de filas de Katusha, pocos reproches se le pueden hacer, ya que su calendario en estas últimas temporadas ha sido bastante acertado aunque haya tenido hormas en su zapato en forma de Hesjedal o Contador que le hayan relegado a esas plazas dolorosamente secundarias. Creo que el Giro de Italia y su soñada Lieja-Bastoña-Lieja están a su alcance, aunque ello suponga renunciar al Tour de Francia y tomarse con reservas la Vuelta a España, por lo menos hasta conocer participación y recorrido. En todo caso, lo mejor que le puede pasar es que se siga desempeñando con el mismo tesón que lo ha hecho hasta ahora.

Sobre el de Movistar, somos muchos los que pensamos que su conversión a ‘vueltómano’ nos ha privado de lo mejor de su faceta ‘clasicómana’, donde su palmarés podría haber sido exquisito. Con la jefatura de filas telefónica para el Tour bien cubierta –por ahora, aunque no sé si por mucho tiempo- en la persona de Nairo Quintana, y con un Beñat Intxausti que ‘progresa adecuadamente’, no estaría mal ver confeccionado un nuevo calendario alternativo para Valverde con las clásicas y quizá alguna grande menos montañosa –también creo que algún Giro de años anteriores hubiera estado en sus piernas si se hubiera apuntado-, al que también le pediría, si es posible, que se mentalice para recuperar ese instinto ‘killer’ que tenía en sus primeros años y que parece haber perdido en estas últimas campañas, aunque haya ganado en serenidad.

Quizás esas victorias contribuirían más a la salud del ciclismo español, y desde luego al palmarés de dos corredores irrepetibles –a los que echaremos bastante en falta dentro de algunos años- que ese triplete matemático hoy materializado.


domingo, 13 de octubre de 2013

‘Viva la Vuelta’: un libro recomendable que pudo ser imprescindible

Solamente por el hecho de que en 78 años de historia sea el único libro dedicado a nuestra gran carrera nacional, ‘Viva la Vuelta’ es una lectura más que recomendable. En los años 80 Chico Pérez y Adrián Guerra publicaron un ‘mamotreto’ –por el tamaño, no por el contenido- patrocinado por Caja Postal y que incomprensiblemente no se puso a la venta, quizá por ese formato que hubiera encarecido en exceso el producto, quizá por la tradicional falta de ‘demanda’ en nuestro país por las publicaciones ciclistas. Por ello, el libro de Lucy Fallon y Adrian Bell –han tenido que ser iniciativa de dos británicos- tiene ese carácter de pionero, con todo lo que significa de positivo… y de mejorable. 

Ante todo, ‘Viva la Vuelta’ tiene la virtud de la concisión. En este tipo de publicaciones siempre es fácil dejarse llevar por las emociones y extenderse en narraciones y descripciones innecesarias. Fallon y Bell sintetizan acertadamente en pocas páginas cada una de las ediciones celebradas, sin irse por los cerros de Úbeda, dando una idea bastante exacta de lo que ha sido cada una, en cuanto a sus momentos decisivos, por lo que el volumen no sobrepasa las 450 páginas.

Por otro lado, han pretendido enmarcar la historia de la Vuelta a España dentro del ámbito sociopolítico y cultural correspondiente a la España de cada momento. Evidentemente esto es un acierto, una razón más que suficiente para leerlo… y es lo que me ha hecho reflexionar sobre lo que podría haber sido este libro si hubieran profundizado en estos aspectos, ya que se dan pinceladas de nuestro país, nuestro deporte y nuestra Vuelta en unos momentos concretos, pero podría haberse mejorado bastante con una evolución general, año a año, edición a edición. En este sentido, lo que más echo en falta es un entorno evolutivo del ciclismo, en lo que ha significado el UCI Pro Tour, por ejemplo, a efectos de participación, así como del cambio organizativo en la propia Vuelta, desde la entrada de Unipublic hasta la ‘adquisición’ por parte de ASO. Insisto, no es algo fundamental para valorar este libro, tan necesario como interesante, pero le podría haber dado un valor documental mucho más amplio.

Finalmente, y esto es ya una matización absolutamente personal, pienso que también habría podido mejorar con algunos datos más. Por ejemplo, los recorridos de cada edición –que muchas veces se desconocen casi por completo y que podrían hacer aparecido como simples mapas-, o el cuadro de vencedores de las etapas, ya que el único anexo sólo muestra el podio final y los ganadores de las clasificaciones secundarias.

Posiblemente nos habríamos ido por encima de las 600 páginas, pero ‘Viva la Vuelta’ habría pasado de ser una obra recomendable a una imprescindible. Y en cualquier caso, un acierto más de Cultura Ciclista.

domingo, 6 de octubre de 2013

Tres reflexiones necesarias sobre el sistema de equipos UCI

El pasado viernes la UCI publicaba la relación de equipos candidatos para estar tanto en la primera división (UCI ProTour) y en la segunda, como continentales pro, en 2014. Y la verdad es que un simple análisis a la cantidad –que no a la calidad o a la distribución, que son otros aspectos igualmente analizables- nos tiene que mover a la reflexión de que este sistema no funciona.

Y es que la máxima categoría mundial no tiene –creo que por primera vez en años- más candidatos que plazas a cubrir. Y eso que a última hora, y de una forma un tanto inesperada a tenor de su filosofía de temporadas anteriores-, el Europcar ha solicitado una licencia. Dicho de otra forma, si no hay tonterías del tipo ‘inexpicable-e-injustificable-veto-a-Katusha’ la proclamación de elegidos el próximo mes de noviembre debe ser un trámite… aunque alguno debería plantearse por qué no surgen nuevas iniciativas desde cero o se promocionan algunos de los proyectos más interesantes desde la categoría inferior, tipo IAM, NetApp, Qhibeka o incluso Colombia.

Pero el problema verdaderamente grave no está en la categoría superior, sino en la intermedia, donde solamente encontramos dieciséis candidaturas –con cuatro deserciones respecto a 2013-, con lo que el principio morfológico de la pirámide se rompe en pedazos, con una cúspide más amplia que el escalón intermedio. Aquí surge una segunda preocupación: por qué tampoco hay apenas proyectos nuevos en este nivel, con la única excepción del Drapac australiano.

Finalmente la base es despropocionadamente amplia respecto a los dos primeros grupos, lo que en demografía indicaría inmadurez: el año pasado hubo 158 equipos continentales y esta próxima temporada tendremos que esperar hasta enero, pero el número no debe varias mucho. Hay que recordar que en esta categoría la regulación es competencia de las Federaciones Nacionales, por lo que cambian mucho las exigencias entre países. Pero, independientemente de estas variaciones, el sistema sí produce, lo cual debería ser un tercer motivo para la reflexión. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Hasekura vuelve a España en bicicleta 400 años después

En 1613, el señor feudal Date Masamune del señorío japonés de Sendai –curiosamente epicentro del terrible terremoto de 2011- decidió enviar una delegación a Europa con el objetivo de solicitar el establecimiento de relaciones comerciales con Nueva España (México) y ‘regular’ el envío de misioneros cristianos a Japón, un intrusismo que molestaba especialmente a la sociedad nipona.

Esta misión fue conocida como ‘Embajada Keicho’, y estuvo encabezada por el samurai Tsuenaga Hasekura, quien salió de Japón el 28 de octubre de 1613 y tras recalar en México, llegó a Madrid el 30 de enero de 1615, donde fue recibido por el rey Felipe III, estableciendo los contactos pertinentes que no llegarían a fructificar y que podéis ampliar en este enlace.

Hasekura, que llegó a bautizarse como Felipe Francisco Faxicura, visitó Francia y Roma antes de regresar a su país para volver poco tiempo después a España, aunque su misión no tuvo el éxito esperado y Japón permaneció cerrado a Occidente hasta finales del siglo XIX a pesar de los esfuerzos de numerosas naciones.

Sin embargo, parte del séquito de Hasekura se quedó en España, concretamente en la localidad de Coria del Río, muy cerca del puerto de embarque de Sevilla hacia México y el Lejano Oriente. Hoy en día, numerosos vecinos de aquella zona, herederos de aquellos inmigrantes, llevan el apellido Japón. Y allí se erige una estatua en honor del samurai.

400 años después, la embajada de Hasekura es la razón para la organización del Año Dual España-Japón, que se celebra desde el pasado mes de junio y hasta dicho mes del 2014, con numerosos actos culturales y distintas actividades en ámbitos como la política, la economía, la ciencia y la tecnología, el turismo o la enseñanza. Y el deporte, por supuesto.

Por ello, desde el 27 al 31 de octubre, un grupo de ciclistas japoneses recorrerán de la forma más fiel posible el recorrido que llevo Hasekura hace cuatro siglos entre Coria del Río y Madrid, en un hermanamiento entre el ciclismo español y el japonés del que os informaré próximamente.