jueves, 13 de junio de 2013

No todo el paraciclismo es ciclismo paralímpico


La inminente celebración de la Copa del Mundo de ciclismo adaptado (o paraciclismo) en Cuéllar, Segovia, ha vuelto a traer a un primer plano una denominación errónea, y desgraciadamente muy difundida, de esta disciplina: ciclismo paralímpico. Y es que este nombre se debe aplicar única y exclusivamente a las competiciones que se desarrollan en unos Juegos Paralímpicos, cuya última edición fue el pasado mes de septiembre en Londres. Y que no volveremos a poder utilizar correctamente hasta Río de Janeiro 2016.

Y es que englobar estos eventos con la etiqueta de paralímpico sería lo mismo que llamar olímpicos a los Mundiales de Florencia o a la Copa del Mundo de Vallnord, por ejemplo, por la simple presencia del ciclismo en carretera o del mountain bike en el programa de los Juegos Olímpicos.

Hay una explicación histórica a esta confusión. Y es que hasta hace algunos años el ciclismo adaptado no estaba integrado en la UCI ni en las federaciones nacionales, sino que dependía de distintas entidades en función de la discapacidad: ciclismo para ciegos, paralíticos cerebrales o discapacitados físicos. Y en esta diversidad, el Comité Paralímpico Español ejercía como aglutinador de todas ellas. El adjetivo paralímpico nacía, pues del CPE, y no del ciclismo como disciplina.

La UCI, hasta la integración, utilizaba la denominación ‘handicapés’, es decir, discapacitados, aunque actualmente habla en sus reglamentos de paracycling o paracyclisme, que se traduce fácilmente por paraciclismo, aunque la denominación reglamentaria en castellano sea ciclismo adaptado.

Por cierto, aprovecho este ‘post’ para recomendaros la película ‘Imparables’, que se estrena el próximo 1 de junio y que tiene como protagonistas a algunos de los paraciclistas españoles más destacados y meritorios, como Juanjo Méndez y Raquel Acinas.

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