viernes, 30 de noviembre de 2012

Más de cien años de escándalos en la historia del ciclismo


Que el ciclismo ha sido un deporte salpicado de polémicas y de trampas desde sus inicios es algo que no se nos debe olvidar nunca, incluso en estos momentos marcados de forma tan negativa y preocupante por el ‘caso Armstrong’. Quizás estos escándalos sean consecuencia de su propia grandeza, de su rotundo éxito como deporte popular y de la confluencia de dos factores como la imposibilidad de aplicar una vigilancia permanente que desanime definitivamente a los tramposos, y del rigor del ciclismo en autocastigarse, a veces de forma excesiva y a destiempo.

Hoy -30 de noviembre- es un buen momento para recordarlo ya que se cumplen exactamente 108 años de la decisión tomada por la Unión Velocipédica Francesa de descalificar a los cuatro primeros clasificados del Tour de Francia de 1904… cuatro meses después de terminada la prueba. No hubo –como sucede actualmente- demasiada celeridad a la hora de dictaminar sobre unos hechos que hoy parecerían meramente anecdóticos, ya que muchos fueron causados por aficionados, aunque seguidores de los ciclistas. Algo que hoy se podría equiparar al tan denostado ‘entorno’.

Todo empezó con el derribo de unos enmascarados en coche a los dos grandes favoritos en la primera etapa, Maurice Garin y Lucien Pothier. Posteriormente se sucedieron todo tipo de venganzas y revanchas: bloqueo y retenciones a corredores para favorecer a sus ‘ídolos’, intentos de agresiones y apedreamientos, carreteras sembradas de tachuelas o cristales rotos, llevar a ciclistas a la estela de vehículos motorizados o acompañados de otros ciclistas… Igualmente se denunció el avituallamiento irregular, algo que algunos equipararon a ¡un dopaje!

Unos incidentes que, sin embargo, tuvieron una repercusión tan negativa sobre el ciclismo y sobre el Tour que estuvo a punto de acabar con la prueba, como anunció el propio Henri Desgrange… que luego rectificaría, aunque cambiando el sistema de competición –por puntos, algo que afortunadamente no cuajó-, comenzando a crear esa imagen de deporte de supervivencia.

No debemos olvidarnos que 29 de los participantes fueron descalificados, algunos de ellos a perpetuidad, entre los que estaba Maurice Garin, ganador de la primera edición y mejor corredor de esta segunda… antes de su sanción, que luego le sería conmutada por una pena de tres años.

Y para terminar con los paralelismos, decir que el ganador de aquella edición, Henri Cornet –un veinteañero que en realidad se llamaba Jardy, aunque no se conoce realmente por qué quiso ocultar su verdadera identidad- recibió fuertes críticas, tanto de aficionados como de sus propios compañeros de pelotón, al encontrarse con esa victoria de rebote que él nunca pretendió. 

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