lunes, 24 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (y 10): “Los ciclistas ya no somos ídolos”

Aunque las manifestaciones sobre Valverde terminada la carrera no fueron muy afortunadas –aunque justificables en caliente en una persona que, sobre la bici, se transforma-, Oscar Freire se despidió del ciclismo como acostumbra, sin hacer mucho ruido. No es, ni mucho menos, el que enganchó tres Mundiales en seis años –la edad no perdona, ley de vida-, pero se va dando la impresión que –con la inteligencia que siempre ha tenido- podría haber seguido algún año más y haber sumado algún otro triunfo de esos que otros ciclistas, que se dan mucho más autobombo, pero que jamás ni se acercarán. 

Freire se despidió de la selección –y dice que del ciclismo- en el hotel de Maastricht, con un brindis por su compañeros, y con un abrazo del propio seleccionador italiano, Paolo Bettini –su rival más enconado junto a Eric Zabel- que me pareció tan significativo que no me resisto a repetirlo en esta página, que para algo la foto es mía, aunque como otras muchas de estos días haya visto ya alterada su autoría. Sin duda, dos ciclistas que han marcado una época. El italiano aún quiere seguir haciéndolo desde el coche de la selección ‘azurra’ a la que desea dar un cambio radical que algunos no terminan de entender. Al cántabro, en cambio, no le veo en una función similar, aunque desde fuera tendría mucho que aportar a este ciclismo anquilosado, interesado y desunido. Siempre ha sido muy crítico y, al mismo tiempo, respetado porque nunca ha sacado los pies del tiesto: dice lo justo, ¡pero cómo lo dice!
Por ejemplo, la pasada semana, en una de las múltiples entrevistas que aparecieron en los medios, concretamente en ABC, manifestaba una frase que me ha dado mucho que pensar: “Los ciclistas ya no somos ídolos. Somos un producto, un negocio, no ídolos”. Tienes mucha razón, pero ídolos como tú son los que necesita este ciclismo, incluso ya fuera de la carretera.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (9): El ciclismo no es cosa de mujeres, ¿verdad Vos?


Siempre he dicho que el ciclismo como mejor se ve es por televisión. Pero la pantalla no transmite ese sentimiento y esa emoción que solo se puede vivir ‘in situ’. Por ejemplo, en la recta de llegada de una carrera ciclista como la de hoy, el Campeonato del Mundo de féminas. Con miles de aficionados en las cunetas –“jamás había visto tanta gente en un Mundial femenino”, comentaba el seleccionador español-, con cientos de ‘supporters’ embutidos en chaquetas azules del club de seguidores de Marianne Vos. Y con el padre de la criatura, con una llamativa chaqueta naranja, prácticamente a mi lado, conteniendo las lágrimas como podía, y al que no he podido por menos de felicitar efusivamente por el éxito de su hija.

El temor más o menos evidente que se transmitía ante la generosidad del esfuerzo de la ciclista holandesa se ha roto definitivamente entre el griterío de los aficionados naranjas cuando Vos se ha ido cómo, dónde y cuándo ha querido. En el mítico Cauberg, que siempre quedará ligado a la gesta de la mejor ciclista de todos los tiempos.

No voy a volver a escribir lo que pienso de la holandesa, que ganó aquí precisamente el Campeonato de Europa de 2006, en su primera campaña en la máxima categoría y que también tuve la suerte de presenciar, aunque entonces sin ninguna dosis de emoción. Pero si puedo decir que este quedará como uno de los grandes momentos ciclistas que he tenido la suerte de presenciar. De compartir, de vivir.

Y para que luego digan que el ciclismo no es cosa de mujeres.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (8): La regionalización de un Campeonato, de Florencia a Toscana


La fórmula de compartir sedes –y gastos- va afianzándose en el programa de los Campeonatos del Mundo de ciclismo en carretera. Si en Limburgo 2012 vamos a tener hasta cinco jornadas con salidas distintas a Valkemburg, en Toscana 2013, todos los días habrá que desplazarse a un punto de salida diferente.

Y es que salvo la prueba junior femenina de fondo, que transcurrirá íntegramente por el selectivo circuito de Fiesole, las once restantes pruebas se iniciarán en un punto distinto a ese Nelson Mandela Fórum de Florencia donde se ubicará la llegada y el aparato logístico de un Campeonato que inicialmente se iba a denominar Florencia 2013, pero que por aquello de la falta de recursos se ha regionalizado en Toscana 2013. Desde el punto de vista turístico –que en el fondo la promoción es lo que importa-, mucho mejor, ya que se divulgará la imagen de excelentes ciudades italianas como Lucca, Pistoia o Montecatini Terme. Desde el punto de vista de la realización del trabajo profesional, un importante varapalo ya que hay incluso días que se alternan salidas en puntos distintos, algo que ni siquiera está sucediendo en Limburgo.

Por lo demás, el Mundial vuelve a su estructura clásica, con dos pruebas diarias –salvo los días de los profesionales- combinándolas según la longitud de las mismas y evitando el solapamiento de carreras que tendremos este domingo con juniors y profesionales. En cuanto a los recorridos, parece más selectivo que el de este año, aunque la subida esté más lejos de meta. Habrá que esperar a tener referencias más exactas que un simple perfil altimétrico. Aqui tenemos los primeros detalles.

No obstante, la noticia que más ganas tengo de conocer es simplemente saber cómo se va a realizar el proceso de confirmación de inscripciones a partir de 2013, sobre el que los responsables de la UCI anunciaron novedades. Y es que en pleno siglo XXI y en un evento como éste no se puede seguir haciendo cola durante muchos minutos para simplemente confirmar la presencia o ausencia de corredores… cuando es un proceso que se puede realizar online, como las preinscripciones.

Y también espero saber lo antes posible el proyecto presentado por Qatar para 2015, que la UCI calificó de “extremadamente interesante, que prevé soluciones innovadoras lo que permitirá diseñar un recorrido técnicamente válido”. Teniendo en cuenta que aquello –fuera del artificio de la ciudad- es un secarral llano donde se alcanza una máxima –media- de 38 grados en septiembre, que ha llegado a ser incluso de 52 grados, mi interés pasa a ser impaciencia. Eso si, en este caso no creo que el dinero sea un problema y que sean necesarias muchas sedes.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (7): Y Cabedo estuvo en Valkemburg


Apenas quedaba una quincena de corredores participantes en la crono del Mundial por llegar cuando recibo el escueto mensaje del fallecimiento en un accidente, mientras entrenaba, de Víctor Cabedo. No puedo describir con palabras cómo me he quedado. Si puedo decir, por el contrario, que no he dado pie con bola en esos minutos finales de la contrarreloj.

Y es que Víctor es uno de esos chavales que conocías desde cadetes, desde juveniles, y que su presencia en la selección nacional te permite mantener una relación más allá de lo profesional, sobre todo con la cercana y entusiasta presencia de su familia, de sus padres, de su hermano, de su abuelo. Un chaval de esos que ves crecer como persona y como corredor, que va quemando etapas, con acierto y éxito, hasta llegar a ese sueño que es el profesionalismo.

Y de repente, ¡zas! La de la guadaña aparece cuando y donde menos te lo esperas. Ha sido en un fatal accidente de tráfico –una vez más la maldita carretera-. Pero pudo ser en cualquier otra lugar donde se siega una vida que, a los 23 años, tenía todo lo mejor por delante.

Terminada la crono, muchas preguntas de los compañeros sobre Cabedo. Algunos recuerdos y anécdotas. Pero rebuscando en mi memoria y en la del ordenador he podido comprobar que entre las diversas actuaciones del castellonense con la selección se encuentran dos Mundiales -2006 y 2007- y un Campeonato de Europa celebrado precisamente en Valkemburg, hace seis años.

Cabedo completó una aceptable crono y no terminó la prueba de fondo por una caída. Hoy, otra mucho más grave le ha llevado a decir adiós a la única carrera que realmente importa, la de la vida.

Un abrazo, Dorleta, familia Cabedo. Hasta siempre, Víctor.

martes, 18 de septiembre de 2012

Diario de un Mundial (6): ¿Por qué la llegada no está junto al Cauberg?


Hace unos días me comentaba una persona que no entendía por qué no colocaban la línea de llegada del Mundial en el mismo lugar que en la Amstel Gold Race, en esa parte final del Cauberg. Independientemente de que pudiera haber unas razones deportivas, en este caso son las logísticas y las económicas las que priman.

Y es que pocas veces he visto una zona de meta tan completa y bien distribuida como la de este Mundial. Aprovechando una zona de descampado se ha habilitado toda la infraestructura necesaria a base de construcciones prefabricadas a ambos lados de la recta de llegada.

A la derecha de la misma, aparte de gradas, cabinas de radio y televisión, podio y otras infraestructuras a pie de carretera, encontramos, algo más atrás pero a apenas un minuto de la llegada, una ‘megacaseta’ de dos plantas en la que la inferior está ocupada por una sala de reuniones –conferencia de prensa y reunión de directores, los usos principales- y un restaurante-comedor para los informadores. De pago, naturalmente. Y la superior, para la prensa, con wifi de ultimísimo generación a tenor de su rapidez.

Pero también hay otras construcciones modulares para la oficina permanente, el control antidopaje, la producción de televisión e incluso para el ‘hot seat’, absoluta, radical y a mi gusto innecesariamente aislado del público y de los medios. Otra novedad es una zona mixta al estilo futbolero.

Más impresionante es el lado izquierdo de la calzada, ya que en este caso las ‘casetas de obra’ son dos, también de dos pisos, pero cada una de casi cien metros de longitud. Vamos, como dos campos de fútbol. En este caso, la ocupación es exclusiva para invitados, de distintas procedencias y categorías, o público de pago. Y con ‘entradas’ no precisamente baratas.

Vamos, una ‘hospitality’ de auténtico nivel para rematar una notable organización cuyo único punto flojo es ese ‘potpurri’ de salidas, cuya logística es muy pobre –apenas una carpa para calentar y la rampa de salida-, aunque la dispersión sea perfectamente comprensible de nuevo por razones económicas.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Diario de un Mundial (5): Excursiones, y no turísticas, por Limburgo


Valkemburg nos ha recibido con sol y con unas temperaturas mucho más agradables que las que encontramos en ese lejano 1998. El pronóstico para los próximos días no es tan optimista y se prevé un empeoramiento gradual, primero con algo menos de calor y luego con posibilidad de lluvia en alguna de las últimas jornadas. Nada extraño, por otro parte, en este país y en esta época del año.

Pero también nos acompaña el viento. Un elemento que no se aprecia en la parte urbana de los distintos recorridos, pero que sí se hace bastante incómodo en las zonas descubiertas. Ya lo comentaba ayer brevemente en Twitter: nada más coronar el Bemelen –la primera de las dos cotas del recorrido de la prueba de fondo- los ciclistas se encontrarán con una zona bastante traicionera, que puede marcar el desarrollo de la carrera, como sucedió en el anterior Mundial. Y hoy también lo hemos podido comprobar en la inspección del recorrido contrarreloj que afrontarán los pros el próximo miércoles.

Terminados los prolegómenos de la recogida de acreditaciones, ayer por la tarde, la primera visita era obligada, al recorrido de 16,1 kilómetros de las pruebas de fondo –desde el viernes por la tarde con las féminas juniors hasta el domingo con los élites-. Es exactamente el mismo circuito que hace catorce años, por lo que los más viejos del lugar podrán recordar unas referencias que serán bastante fidedignas, cuestiones climatológicas aparte. Ya tendremos opiniones bastante más cualificadas que las de este servidor, pero me quedo con cuatro pequeñas comparaciones:

- La primera, obvia. El Mundial es una clásica y no una etapa de una ‘grande’. Las referencias de la Vuelta a España pueden dar mucha moral, eso sí, pero no deben señalar jamás este como un Campeonato ‘fácil’ para España.
- La segunda, significativa. El circuito de Valkemburg se parece a la Amstel Gold Race, pero se diferencia en muchas cosas de la clásica holandesa. Principalmente en la ubicación del Cauberg: No es lo mismo coronarlo y llegar a meta que tener que afrontar después algo más de un kilómetro, en llano o ligero descenso.
- La tercera, odiosa. No es, ni con mucho, el Mundial más selectivo en términos de montaña de los últimos años. Las comparaciones con Mendrisio, por lo tanto, son imposibles e incluso Melbourne presentaba más desnivel acumulado, aunque más lejos de meta.
- Y la cuarta, para reflexionar. En el circuito hay muchos, pero que muchos kilómetros en llano o claro descenso, en los que se puede volar. Aunque no haga viento.

Hoy por la mañana también ha sido día de burocracias –la cada vez menos necesaria reunión de directores y la comprobación de licencias, también bastante prescindible en un mundo online-, que se ha resuelto afortunadamente con bastante rapidez, para dar paso a una visita del recorrido de la contrarreloj pro. Como sucede casi siempre, el flechaje es más bien escaso, por lo que la ausencia de alguna –muchas veces retirada con mala fe- puede originar bastantes confusiones en un circuito con un número exagerado de cruces, muchos de ellos de carreteras de tercer orden y callejuelas.

Quizá por ello no se pueda aplicar un solo calificativo para definir toda la contrarreloj en su conjunto. Zonas de callejeo se alternan con rectas interminables, más o menos protegidas del viento, cuya dirección cambia lógicamente varias veces en el recorrido. Anchas carreteras se combinan con caminos secundarios. Incluso las tres subidas son muy distintas: la primera (Sint Remigiusstraar), sobre el kilómetro 18, es larga y es la que tiene pendiente de todas, y obligará a quitar plato; la segunda (Rozokoel) es mucho más corta y tendida, y se afronta sin demasiados problemas. Y el Cauberg, tan cerca de la meta, obligará a darlo todo, pero sin quemarse por ese traicionero tramo final.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (4): Quinto campeonato para Valkemburg y primero para Limburgo


Por fin estamos en Valkemburg aan de Geul –ojo, hay varias Valkemburg en los Países Bajos, ¿verdad Salva, verdad Mompa?-, una ciudad que acoge por quinta vez unos Campeonatos del Mundo de ciclismo. Pero a diferencia de las ediciones 1938, 1949, 1979 y 1998, en esta ocasión se le ha dado al Mundial el apellido de Limburgo. Y con toda lógica ya que hasta cinco poblaciones de esta provincia holandesa acogerán las salidas de ocho de las pruebas, aunque todas las llegadas serán en Fauquemon sur Gueule (ojo: es la misma ciudad, pero con el nombre francofonizado que también se ve en muchos planos, incluso españoles).



Limburgo, la provincia sede de este evento, es la más meridional de los Países Bajos, es ese apéndice fácilmente reconocible en los mapas que se incrusta entre Bélgica y Alemania. Y es la menos llana, la única que realmente tiene algunas cuestas, sobradamente conocidas por los aficionados gracias a la Amstel Gold Race. Eso sí, su altura máxima no asusta precisamente: el monte Vaalserberg, con 321 metros, en cuya cumbre confluyen las fronteras de los tres países.

La capital es Maastricht –desde donde realmente escribo, ya que la selección y buena parte de los seguidores se alojan aquí-, ya que Valkemburg se encuentra a apenas diez kilómetros. Y aunque tiene una buena oferta hotelera, dada su importancia turística, es ‘ligeramente’ más cara y los establecimientos son bastante pequeños: de hecho en el Mundial de 1998 estuvimos repartidos en tres hoteles diferentes.

Y aunque Valkemburg es más conocida por ser el final de la AGR desde 2003 –justo tras coronar el Cauberg, no como en el Mundial que es un kilómetro después-, hay que tener en cuenta esa experiencia mundialista a la que antes me refería. 1938 y 1948 fueron dos Campeonatos muy similares –eso sí, con la Guerra Mundial de por medio- en los que solamente compitieron amateurs y profesionales, con victorias de dos belgas en la máxima categoría: Marcel Kint y Briek Schotte.

En 1979 el Mundial se quedó en casa gracias a Jan Raas, el habitual dominador de la Amstel Gold Race, también llamada por ello en esos tiempos Amstel Gold Raas, con Gianni Giacomini, como mejor aficionado, y ya con la presencia de mujeres: Petra De Bruin fue quien se impuso el arco iris.

Nueve años después, Valkemburg reunió hasta diez categorías –incluidas las cronos y con juveniles en el programa- y tuvo un importante color español –aunque el maillot con el que corrió nuestra selección supusiera una radical ruptura con el color rojigualdo tradicional-, gracias a ese doblete de Abraham Olano y Melchor Mauri en la contrarreloj élite. La prueba en línea tuvo menos protagonismo para los nuestros, ya que se disputó con una climatología invernal –el Mundial fue bien entrado el mes de octubre, tres semanas más tarde que ahora-, con victoria de Oskar Camenzid. 

Y hablando de Oscar, este Campeonato supuso el debut profesional de Freire –decimoséptimo, el segundo mejor español en meta- y puede suponer también el último. En el resto de categorías, recordar la victoria contrarreloj del sub23 Thor Hushovd y del junior Fabian Cancellara, el triplete italiano en línea coronado por Ivan Basso o el protagonismo de la mítica Leontien Zijlaard-van Moorsel, oro en la crono y plata en línea.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (3): Novedades y no siempre para mejor


La inclusión de las contrarrelojes por equipos –ojo, grupos deportivos profesionales, no selecciones nacionales- como prólogo de las pruebas tradicionales es la gran novedad del presente Campeonato del Mundo de carretera, que se inicia el domingo. La UCI siempre ha manifestado su deseo de que existiese una crono por escuadras al más alto nivel profesional, pero ni su inclusión en la Copa del Mundo ni en el World Tour tuvieron las consecuencias deseadas. 

Ahora veremos si a la tercera va la vencida y si su inclusión en estos Mundiales surte los efectos deseados. De momento, una mezcla de este tipo es, cuanto menos, extraña y haciendo un símil es como si la final de la Champions League precediera a la Eurocopa de naciones. Eso sí, para hombres y mujeres. 


Pero Limburgo 2012 también presenta numerosos cambios en su programa de competiciones, que afectan de forma importante –y no siempre para mejor, sinceramente- a la logística de las selecciones y de los que trabajamos allí. Por ejemplo, el hecho de que todas las cronos tengan punto de salida y llegada distintos origina que deba haber un mayor número de auxiliares, por no hablar de la incomodidad que supone para los informadores para compaginar previo y post carrera. Eso sí, sin alcanzar la ‘diversidad’ de Plouay, cuando cada crono comenzó en una localidad diferente, incluso en el mismo día. 

Además, en vez de la tradicional combinación de pruebas –chicas juniors y sub23 el primer día, y juniors y féminas, el segundo- se ha optado porque el lunes compitan ellos y el martes ellas, obligando a los seleccionadores nacionales a estar todo el día ocupados. 

Tras la crono élite del miércoles, el Mundial entra en un incomprensible ‘impasse’ de día y medio hasta que el viernes por la tarde se reanudan las competiciones en carretera, con ese ‘atrevido’ solapamiento de pruebas del domingo: mientras que los profesionales salen de Maastricht y recorren un centenar de kilómetros por la provincia de Limburgo antes de entrar en el circuito final, los juniors disputan su prueba íntegramente en el recorrido de Valkemburg. Nuevamente un esfuerzo que implica duplicidad… lo que perjudica a las selecciones con menos medios. Materiales y económicos. Veremos si por lo menos la prueba gana en expectación. 

Es curioso el caso de los juveniles, ya que los ciclistas que doblen en crono y línea tendrán que permanecer en los Países Bajos toda la semana, de lunes a domingo. Pero incluso los que participen en la prueba de fondo exclusivamente, tendrán ya una primera actividad –obligatoria e ineludible- en la Conferencia UCI, el jueves por la tarde. Muchos días, demasiados, en estos tiempos de austeridad que corren.

jueves, 13 de septiembre de 2012

‘Mañana salimos’, algo más que la elegancia de los Bobet


Bernat López, el ‘alma mater’ de esa magnífica iniciativa llamada Cultura Ciclista, señalaba ‘Mañana salimos’ como su libro preferido entre los cuatro primeros que han lanzado esta primavera. Y una vez terminada la lectura de la narración de Jean Bobet tengo que darle la razón. Y las gracias por su recomendación.

Reconozco que cuando comencé la lectura, pensaba que era un libro sobre el gran Louison Bobet escrito por su hermano pequeño. Esa narración existe –Louison Bobet, une vélobiographie’- y se habla de ella en estas páginas, pero ‘Mañana salimos’ es una narración muy distinta, tanto en su forma como en el fondo. Y mucho más atractiva e interesante.
Aunque la sombra de Louison planea por todo el libro, por su condición de hermano, de gran campeón, de miembro de ese G4 –junto a Coppi, Koblet y Kubler-, de esa última generación de ciclistas completos que dio paso tras ellos a una especialización, primero entre escaladores y rodadores y luego entre clasicómanos y vueltómanos, aquí nos encontramos principalmente con la vida y las opiniones del pequeño Jeannot, una rara avis en el pelotón de los años cincuenta por su condición de universitario. Pero sobre todo de espectador de excepción.

Jean Bobet nos escribe sobre sus comienzos, sobre su experiencia profesional al lado de su hermano, sobre su hastío y sobre los años posteriores a la retirada, con esa frase omnipresente que da título al libro. De grandes momentos como el Mundial universitario de Budapest y el Drama de Loreto, hasta de pequeñas anécdotas del día a día. Pero sobre todo nos expresa sus opiniones sobre temas ciclistas como los equipos comerciales, el mundillo, el argot, el manager –porque sólo había uno-. Tampoco rehuye hablar del dopaje, ni de su experiencia como secretario general de la UCPF, el primer sindicato francés de deportistas, y de ciclismo en el mundo.

Y precisamente cuando habla de aquellos años, escribe este magnífico párrafo: “De aquella breve experiencia saqué la conclusión de que el corporativismo deportivo tiene sus límites, porque el deporte se basa exclusivamente en la rivalidad. Es verdad que en el seno de un club o de un equipo la ayuda mutua, la entrega e incluso el sacrificio son moneda corriente. Pero la solidaridad salta por los aires a causa de la rivalidad cuando se tratan cuestiones de orden general. El discurso global no tiene sitio en un entorno donde cada cual mira por sus intereses”.

Escrito hace 50 años, este pensamiento continúa plenamente vigente, como otros muchos de las páginas de esta notable narración. Un libro sencillo. Pero sobre todo elegante, como el estilo de Jean Bobet.

PS. Hasta la fantástica imagen de la portada del libro merece la pena.

martes, 11 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (2): Una selección que engancha


Con el anuncio de la selección élite esta mañana a cargo de José Luis De Santos, y a falta de determinar únicamente los tres juniors que competirán en línea –el sábado, tras la Premundial de Beasain-, ya conocemos la expedición española al Mundial de Limburgo, que estará formada por 22 ó 23 ciclistas –dependiendo si el juvenil Oscar González dobla en la prueba en línea-, entre ellos siete mujeres. 

En un país en que cada español es un seleccionador, ha sido relativamente bien acogido el ‘nueve’ pro anunciado hoy. Tan sólo algunos reparos a la presencia de ‘Samu’, dado su estado físico, y una preocupación por el exceso de gallos, de la que no saldremos de dudas hasta el mismo 23-S: más que de consignas previas, depende de ellos mismos, de su actitud en carrera, su consideración como equipo o como una suma de individualidades digna de la Italia de los peores tiempos. Lo más positivo es que, a día de hoy, es una selección que interesa, que ilusiona, pero sobre todo que engancha y ojalá esto se traduzca en el seguimiento de este evento. 

También se ha escrito algo de la presencia de sólo un sub23 en la prueba en línea. Y aunque he leído algunos apuntes interesantes, no se ha profundizado en las causas de esta disminución –desde los cinco corredores hubo en Copenhague-, que se debe a dos razones fundamentales: falta de pruebas 2.2. en España que den los puntos necesarios y escasa presencia de nuestros sub23 en competiciones en el extranjero. Y en este caso no se trata de ir con la selección, sino de competir con sus equipos (aficionados o continentales) o mismamente de militar en formaciones extranjeras, algo cada vez más necesario para nuestros corredores, desde un punto de vista profesional y personal.  

La suspensión de la Vuelta a Madrid –que se unía a las de otras rondas internacionales como el Cinturón o el Circuito Montañés- ha sido fundamental, ya que fueron los puntos logrados en esta ronda los que nos permitieron alcanzar la máxima presencia en el anterior Mundial. Y un detalle para terminar: la semana pasada, saliendo de Ámsterdam, vi un cartel de carretera que señalaba las distancias a Bruselas, París y Londres, todas ellas –lo mismo que Alemania- a escasos 500 kilómetros, como mucho. ¿Qué señalización se ve desde Madrid? España y más España. Nos cuesta salir no sólo psicológicamente sino físicamente. 

De lo que menos se ha hablado ha sido de las féminas. Ni de las élites, con una Anna Sanchis supermotivada que quiere ‘liarla’ en Valkemburg, incluso compitiendo en la crono, ni mucho menos de las juniors, con un cuarteto de muchos quilates, al que dedicaré un post más amplio porque realmente esta generación –la más completa de la historia- se lo merece.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Diario de otro Mundial (1): Malas noticias televisivas desde los Países Bajos


Así, como quien no quiere la cosa, estamos ya en la semana previa de los Mundiales de ciclismo en carretera, unos Campeonatos que por primera vez en la historia llevan el nombre de una región –Limburgo- en vez del de la ciudad que acogerá todas las llegadas –Valkemburg-, aunque muy pocas de las doce salidas de las otras tantas pruebas que forman el evento.

Y mientras que se terminan de conformar o confirmar las distintas selecciones, y con el trabajo de documentación previo como prioridad, nos llega una mala, muy mala noticia desde los Países Bajos, gracias al interés de ese excelente profesional que es Antonio Alix. Y es que no se ofrecerán las imágenes de las pruebas juniors –ni hombres ni mujeres, ni en línea ni crono- ni de la sub23. Así pues, las retransmisiones mundialistas se ceñirán exclusivamente a la contrarreloj por equipos masculina que abre el programa el próximo domingo; a las dos cronos élites –el martes la femenina y el miércoles la masculina- y a las dos pruebas de fondo de estas dos categorías: las mujeres el sábado por la tarde y los hombres el domingo. Eso sí, la coincidencia parcial de la carrera reina con el fondo juvenil podría ‘salvar’ esta última categoría, aunque fuera con imágenes puntuales.

La culpa no es, obviamente, de Eurosport, que siempre se ha volcado con este evento en todas y cada una de las categorías, sino de la televisión pública holandesa que –la crisis afecta a todo el mundo- no producirá la señal para nadie. Coincido con Antonio que es difícil de creer que no se emitan estas pruebas no sólo por el interés existente por el ciclismo en los Países Bajos, sino por las opciones sólidas de triunfo que tienen en sub23 y juveniles.  

En fin, una mala noticia en los prolegómenos del Mundial y sobre todo una lástima para los chavales, para sus familiares y amigos, para los ciclistas de estas edades y para los aficionados en general. Confío que, al menos, las buenas nuevas desde la carretera compensen la ausencia de imágenes.

lunes, 3 de septiembre de 2012

GreenEdge se lleva una etapa diferente


Seguramente muchos de vosotros hayáis visto ya este vídeo, por lo que no soy nada original. Pero no me he resistido a ‘interiorizarlo’, a ponerlo en este blog como forma de dar mi apoyo a otro tipo de ciclismo que muchos aún ni siquiera comprenden –y así les va-, pero que cada vez cuenta con más número de seguidores.

Pequeños –o no tanto- detalles que, seguro, no te ayudan a ganar carreras, pero sí a engrandecer el ciclismo en todas sus facetas.