miércoles, 1 de febrero de 2012

Detrás de un gran ciclista siempre hay una gran mujer

¡Cuantas veces durante el año 2011 escuché referencias fiables al estado físico de Alejandro Valverde! Que si está más fino que cuando corría. Que si nos deja a todos cuando y como quiere, según comentaban sus compañeros de grupeta. Que podría ganar a cualquiera aunque lleve meses sin correr...

Tenía que ser muy duro saber –durante todos y cada uno de los días de ese año y medio largo de obligado parón- que estos entrenamientos de dos, tres, cinco o seis horas no iban a tener un fruto inmediato, sino que sus resultados no se verían hasta –como poco- enero de 2012. Suerte de que a las primeras de cambio, en las antípodas, Valverde reestrenase su palmarés con una victoria en su cuarto día de competición.

Mucho se habló del estado físico del murciano. Y también de su fortaleza mental para sobreponerse a una situación que quizás habría hundido a otros. Pero muy poquito se ha hablado de lo importante que ha sido para Valverde estar magníficamente apoyado en esos momentos tan duros. De ahí su dedicatoria a su familia cuando ganó en Old Willunga Hill.

Hoy en la presentación del Movistar Team hemos podido verle fino, muy fino, como sabíamos, y alegre, muy alegre, como esperábamos. Y, sobre todo, con más ganas que nunca de comerse el mundo, y eso que nunca le ha faltado ambición, sin que esa actitud deba ser entendida como revanchismo. Pero posiblemente había en la sala otra persona tan feliz y contenta –o más- que el propio corredor. Natalia, su mujer, el indudable apoyo durante esos largos días de 2010 y 2011, tras finalizar esas largas sesiones de entrenamiento sin destino competitivo, cuando, encerrado en casa, la cabeza podría haber arruinado la preparación más minuciosa. Estoy seguro de que, gracias a ella, la espera ha sido mucho más positiva y que los éxitos a partir de ahora serán mucho más ilusionantes.

Estoy seguro también que Alberto Contador también tendrá el mayor de los apoyos en Macarena en este ilógico sinvivir que le ha tocado vivir, y que en menor o mayor medida, la compresión de la pareja es fundamental para el desarrollo profesional de cualquier ciclista. Parafraseando el lema del equipo telefónico, ‘compartida, la vida es más’.

Y es que detrás de un gran ciclista, siempre hay una gran mujer.

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