lunes, 9 de enero de 2012

Gandía, el día después

De todos los tweets de este fin de semana en relación con el circuito de Campeonato de España de ciclocross de Gandía, me quedo con el de mi buen amigo Xabi Artetxe: “ciclocross es solo barro? ciclismo de carretera son solo puertos? etapas llanas, y mundial 2011 papelera no? por favor...”

Y más aún cuando el Reglamento de la UCI no define mucho cómo debe ser un circuito (y lo hace en el punto 12, después de otras reflexiones menos necesarias a mi juicio). “El recorrido de una prueba de ciclo-cross debe comprender tramos de carretera, caminos rurales, bosques y prados, en una alternancia que asegure los cambios de ritmo de la carrera y que permita recuperar después de un tramo difícil”, para añadir posteriormente que “debe formar un circuito cerrado de una longitud mínima de 2,5 km y 3,5 km como máximo, de los que el 90 % deben poderse recorrer en bicicleta”. Curiosamente hay mucha más precisión a la hora de definir y reglamentar los obstáculos naturales como escaleras, planchas o zonas de arena”.

Viene todo esto a cuento, lógicamente, del circuito de Gandía, que no gustó a muchos por sus características, pero que es perfectamente válido en una disciplina que admite distintos tipos de recorridos bien distintos, algunos menos frecuentes –los de arena-, otros ya caducos –los sube y baja de hace décadas- e incluso como el de este fin de semana, habitual en las zonas mediterráneas donde no llueve y no existen campas como las cantábricas. Ni que decir tiene que los valencianos aprovecharon bien las circunstancias para imponerse en el medallero.

Sin embargo, una vez eliminadas las zonas peligrosas –que para algo se hizo un test con el Autonómico dos semanas antes y se estuvo trabajando incluso estos días en aras de la seguridad-, se confeccionó un recorrido digno, aunque, como reconocía Hermida, “no es de los que crean afición”, al que le faltaron algunos detalles estéticos y técnicos, como hubiera sido un bunker de arena, y que con un poco más de tiempo podría haber estado más pulido. Si a esto le unimos la indudable ventaja de estar en el centro de la población –quien paga, manda- y que por su rapidez la emoción estuvo garantizada hasta el final en casi todas las pruebas –la fémina Rocío Martín fue la principal excepción- podemos y debemos terminar con esta polémica. No obstante, reconozco que en un 95% de recorridos diferentes, más ‘norteños’, el vencedor sin suceder nada extraño hubiera sido Egoitz Murgoitio. Haciendo un símil con el tweet de Artetxe, si a Contador le quitan montañas, le ponen contrarrelojes llanas y bonificaciones en el Tour, lo tendría mucho más complicado, pero ello no quitaría un ápice del mérito al ganador.

Un Campeonato en familia

Y ese no fue otro que Isaac Suárez, que tras diez años de carrera lograba un título que parecía alejársele irremediablemente, ya que a este Nacional llegaba con menos preparación que nunca y estaba decidido a despedirse a final de temporada. Fue un triunfo que muchos compartimos con alegría y que el cántabro digirió con un nudo en la garganta. “Si no he llorado es porque ya lo había hecho con el triunfo de mi sobrino, Kevin”, comentaba. Por cierto, Suárez fue el más crítico con el recorrido en el famoso test del Campeonato Valenciano, pero tanto a él como a Kevin el hecho de probarlo dos semanas antes le sería de gran utilidad como se reveló.

No fue la única familia con doblete en Valencia. Las gallegas Isabel Castro y Desirée Duarte, madre e hija, se fueron con la plata élite y el oro cadete, en un resultado que seguirá animando a la progenitora a dedicarse los inviernos al ciclocross. Y cerca anduvieron los Martínez: el hijo, Vincent, con la medalla de plata en cadetes y el oro en el relevo; el padre, Josep Antoni, cuarto en master 50, se cayó cuando arriesgaba a tope para alcanzar al dúo de cabeza: curiosamente, fue el que diseñó el recorrido, lo que originó algunas chanzas.

Y termino con las familias con los Múgica: el padre, Pedro, bronce en master 60; el hijo, Sem, ex campeón de España sub-23, volviendo a competir como master 30, como ejemplo para su pupilo Jaime Campo… pero también para el bravo David Lozano, ya que ganó su maillot siendo insulinodependiente.



Por último, quiero dar las gracias a todos los que me siguieron vía Twitter en este evento y pedir disculpas a los que no pudieron hacerlo en el streaming que estaba programado para la prueba reina y que por razones que no vienen al caso se cayó en el momento más inoportuno. Puedo aseguraros que, con la inestimable colaboración de Rocío Gamonal y José Luis De Santos, y con las aportaciones finales de Isaac Suárez y Egoitz Murgoitio, nos quedó una retransmisión bastante maja que –más vale tarde que nunca- intentaré recuperar, aunque este excelente vídeo de mi amigo Mondelo también nos compensa.

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