martes, 17 de mayo de 2011

El ciclismo, un deporte de animales

Contaba Pedro Horrillo el pasado sábado en su columna de El País la propensión que tienen los italianos a poner motes de animales a los ciclistas, aunque algunos no terminar de cuajar. El ciclista vasco hablaba en concreto de ese ‘Gatto’ que le colocaron tanto a Oscar Freire como a Igor Astarloa, por diferentes razones vinculadas a su agilidad, aunque si hablamos de Gato a todo el mundo le viene a la memoria el nombre del albaceteño Pepe Del Ramo.

Y es que no es sólo en Italia: creo que en todo el mundo es una práctica habitual. Y desde luego nada extraña cuando en nuestro deporte siempre hemos hablado de serpiente multicolor, de caballos ganadores, de vacas sagradas, de ciclistas que hacen el perro o del vuelo bajo de las águilas –como Bahamontes, como Kubler, uno de Toledo, el otro de Adiswill'- en cuanto las carreteras se empinan. Y hemos visto la eclosión de los escarabajos colombianos o de los canguros australianos.

En este deporte también hemos conocido abundancia de leones, especialmente los ganadores en Flandes, aunque tenemos un león muy especial en Mugello, el mítico Gastone Nencini, que sin embargo palidece ante el auténtico Rey León, il bello Mario Cipollini. Por el contrario, el rey de los mares, el tiburón, encuentra acomodo de la persona de Vicenzo Nibali, la gran esperanza del ciclismo transalpino.

Menos fieros, aunque infundiendo respeto, son otros motes como Jabalí (César García), Bisonte (Juanjo Cobo) o Búfalo (José Enrique Gutiérrez). Incluso el Gorilón de José Antonio González Linares o el Elefantino del inolvidable Marco Pantani, aunque estos dos últimos estaban íntimamente relacionados con la estética de ambos ciclistas.

En algunos casos, el apodo puede tener un componente más bien despectivo. A Lucien Van Impe no le agradaba que le llamaran Titi, y me imagino que a Joop Zoetemelk eso de La Rata tampoco le gustaría en exceso. Por el contrario, el sobrenombre de Cobra que en un principio tenía un componente de admiración le va como anillo al dedo a un Ricardo Ricco que ha dejado demasiado veneno en este deporte del ciclismo. Por cierto, en sus comienzos le llamaban Bisontino.

Quizá el más acertado sea el mote de Tejón, que le venía que ni pintado –por cuestión de carácter- a Bernard Hinault, a quien sin embargo en España se conocía más como Caimán, sencillamente como consecuencia de uno de los tremendos ataques del bretón al que Ismael Lejarreta solo pudo responder cantando: “Se va el caimán, se va el caimán…”

Aspecto más apacible se le debe presuponer al Conejo Andy Hampstean, al Pollo Michael Rasmussen y al Pájaro Jesús Rodríguez, para terminar este repaso del mundo animal con memorables insectos el Grillo Paolo Bettini, la Pulga de Torrelavega, Vicente Trueba, o La Mosca, Eduardo Castelló.

Claro, si no nos encaja ningún animal siempre podemos recurrir a seres psudoanimaloides como los monstruos, tanto en sentido literal, como se llamaba a Eddy Merckx, como en uno más entrañable con nuestro Triki Beltrán, el monstruo… de las galletas.


2 comentarios:

  1. buen artículo. a ver cuando le dedicas uno a la publicidad de los equipo.
    Cuando vi hace un par de años en un equipo español aquello de Lejías Anamary me impactó.

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