lunes, 30 de mayo de 2011

Del triunfo de Contador a los éxitos del deporte español

Cada vez que oigo hablar de los éxitos del deporte español me pongo enfermo. Lo que son exclusivamente triunfos en fútbol, tenis o ahora ciclismo, espectáculos, al fin y al cabo. para la mayoría de los mortales, cobran una dimensión política –con lo que conlleva de falsos méritos propios- que me desagrada profundamente. Y si a ello le unimos pensamientos y manifestaciones como “somos la envidia en el extranjero”, entonces la repugnancia que siento es total, por mucho que haya disfrutado del triunfo de un compatriota. Y es que debería ser en otros niveles –en la base, en el deporte popular- donde se mida la efectividad de las distintas políticas deportivas, no en el deporte profesional de alta competición Y si encima todo ello va sazonado con la escucha del himno nacional con letra de José María Pemán, apaga y vámonos, aunque este hecho no debe ser sacado tampoco de quicio, como hicieron algunos. Fue una simple pero triste anécdota.

Y es que en esta ocasión, nadie puede rebatir la afirmación que los españoles han sido los indiscutibles protagonistas de ‘nuestro’ mejor Giro de Italia en la historia de la carrera, frase que no es sinónima de “España realiza su mejor Giro” y que me da grima enlazar con cualquier otro hecho destacado –en fútbol, en balonmano…- de este fin de semana, como otros no tienen reparos en vincular. Todos los medios informativos han realizado su balance particular de lo que ha sido esta edición por lo que no tengo mucho que añadir a lo ya dicho sobre Alberto ‘Canibal’ Contador, o, en menor medida sobre los guerrilleros del Movistar Team –con Ventoso, Kiryenka y Lastras, que mereció ‘mejor’ suerte- o el dúo artista-agonista –una definiciónafortunada de Igor González de Galdeano en Deia- formado por los ‘euskalteles’ Antón y Nieve. Quizá del que se debió hablar más es de Angel Vicioso, que estrenó el casillero español, pero…

Quizá la única reflexión en la que merezca la pena profundizar es en lo que apuntaba Luis Guinea esta mañana en Diario de Navarra, bajo el título “Como Miguel, pero con 3 millones de espectadores menos”. Y es que de los 4,9 millones de telespectadores que vieron en el momento de máxima audiencia el triunfo de Indurain en su primer Giro, en 1992, hemos pasado a un tope de 650.000 espectadores el día que Nieve ganó en Val di Fassa. La repercusión popular de los éxitos del navarro y del madrileño es muy distinta, así como la percepción social del ciclismo en estos veinte años que han pasado. Pero aquí creo que hay más un problema de fondo respecto a las nuevas cadenas que al propio fenómeno deportivo. O si no, ¿por qué La 2 tuvo audiencias millonarias en la etapa decisiva del Tourmalet  en el último Tour, con el madrileño y Schleck como protagonistas?

En fin, el Giro ha muerto, viva el Tour y ojalá con la presencia de Contador que, seguro, será un protagonista de la carrera gala si puede correrla. Y aquí entran bastante más factores de los que hasta ahora se han apuntado. Ahora bien, no quiero ni pensar qué pasaría si el TAS sanciona finalmente –y parece que va para más largo de lo que se pensaba- al español después de haber realizado el doblete este año, ganando al menos la ‘corsa rosa’ con esa insultante autoridad. No sería un varapalo para el madrileño, lo sería para todo el ciclismo.

lunes, 23 de mayo de 2011

¿Por qué él? ¿Por qué ahora?

No ganamos para malas noticias en este maldito deporte. Pero esta vez no es una cuestión de dopaje, del enésimo enfrentamiento entre equipos y organizadores. O de una nueva muestra del carácter ‘especial’ de la UCI. Noticias, en definitiva, que pueden evitarse, paliarse o solucionarse con un mínimo de diálogo.

Esta vez no hay posibilidad de vuelta atrás alguna; es una desgracia irreparable, que te hace preguntarte ¿por qué él, y ahora, en el mejor momento de su vida? Una de esas noticias que te llegan a lo más profundo de tu corazón, sobre todo después de haber tenido la inmensa fortuna de haber coincidido con Xavi los dos últimos años en esa magnífica experiencia que fueron Chihuahua y Cancún. Allí descubrí a la persona –magnífica persona- antes del gran corredor que aún estaba por eclosionar.

Y es que Tondo no lo había tenido fácil en su vida, pero supo superarse a golpe de esfuerzo, de voluntad, hasta llegar esta temporada al Movistar Team. Y su nombre permanecerá siempre vinculado al conjunto telefónico: fue el primero de sus corredores en subir a un podio, el pasado 20 de enero en San Luis; y fue también quien obtuvo la primera vuelta para los azules, concretamente en Castila y León, hace algo más de un mes. Y algo grande estaba dispuesto a hacer en el Tour. De ahí esa metículosa preparación que estaba llevando en Sierra Nevada donde la parca se cruzó en el camino de su vida.

Nadie le regaló nada, insisto. De ahí que sus triunfos tuvieran un valor sentimental especial para todos, aunque sin duda me quedo con ese artículo que le dedicó Jonathan Vaughters el pasado mes de febrero, “La lección que Tondo me enseñó”, o el magnífico gesto humano de destapar, también en los primeros meses del año, una red de tráfico de sustancias dopantes que quiso tentarle. ¡Que lástima que la vida, tan inoportuna, tan injusta, nos haya impedido recibir más enseñanzas magistrales del ciclista catalán!

Descansa en paz, amigo; campeón.

martes, 17 de mayo de 2011

El ciclismo, un deporte de animales

Contaba Pedro Horrillo el pasado sábado en su columna de El País la propensión que tienen los italianos a poner motes de animales a los ciclistas, aunque algunos no terminar de cuajar. El ciclista vasco hablaba en concreto de ese ‘Gatto’ que le colocaron tanto a Oscar Freire como a Igor Astarloa, por diferentes razones vinculadas a su agilidad, aunque si hablamos de Gato a todo el mundo le viene a la memoria el nombre del albaceteño Pepe Del Ramo.

Y es que no es sólo en Italia: creo que en todo el mundo es una práctica habitual. Y desde luego nada extraña cuando en nuestro deporte siempre hemos hablado de serpiente multicolor, de caballos ganadores, de vacas sagradas, de ciclistas que hacen el perro o del vuelo bajo de las águilas –como Bahamontes, como Kubler, uno de Toledo, el otro de Adiswill'- en cuanto las carreteras se empinan. Y hemos visto la eclosión de los escarabajos colombianos o de los canguros australianos.

En este deporte también hemos conocido abundancia de leones, especialmente los ganadores en Flandes, aunque tenemos un león muy especial en Mugello, el mítico Gastone Nencini, que sin embargo palidece ante el auténtico Rey León, il bello Mario Cipollini. Por el contrario, el rey de los mares, el tiburón, encuentra acomodo de la persona de Vicenzo Nibali, la gran esperanza del ciclismo transalpino.

Menos fieros, aunque infundiendo respeto, son otros motes como Jabalí (César García), Bisonte (Juanjo Cobo) o Búfalo (José Enrique Gutiérrez). Incluso el Gorilón de José Antonio González Linares o el Elefantino del inolvidable Marco Pantani, aunque estos dos últimos estaban íntimamente relacionados con la estética de ambos ciclistas.

En algunos casos, el apodo puede tener un componente más bien despectivo. A Lucien Van Impe no le agradaba que le llamaran Titi, y me imagino que a Joop Zoetemelk eso de La Rata tampoco le gustaría en exceso. Por el contrario, el sobrenombre de Cobra que en un principio tenía un componente de admiración le va como anillo al dedo a un Ricardo Ricco que ha dejado demasiado veneno en este deporte del ciclismo. Por cierto, en sus comienzos le llamaban Bisontino.

Quizá el más acertado sea el mote de Tejón, que le venía que ni pintado –por cuestión de carácter- a Bernard Hinault, a quien sin embargo en España se conocía más como Caimán, sencillamente como consecuencia de uno de los tremendos ataques del bretón al que Ismael Lejarreta solo pudo responder cantando: “Se va el caimán, se va el caimán…”

Aspecto más apacible se le debe presuponer al Conejo Andy Hampstean, al Pollo Michael Rasmussen y al Pájaro Jesús Rodríguez, para terminar este repaso del mundo animal con memorables insectos el Grillo Paolo Bettini, la Pulga de Torrelavega, Vicente Trueba, o La Mosca, Eduardo Castelló.

Claro, si no nos encaja ningún animal siempre podemos recurrir a seres psudoanimaloides como los monstruos, tanto en sentido literal, como se llamaba a Eddy Merckx, como en uno más entrañable con nuestro Triki Beltrán, el monstruo… de las galletas.


miércoles, 11 de mayo de 2011

Espectáculo y seguridad en ciclismo no deben estar reñidos

Llevamos unos días muy agitados en el Giro de Italia tras el fallecimiento de Wouter Weylandt, en un debate que se centra en dos aspectos que muchos quieren encontrar como dicotómicos: espectáculo o seguridad. Y que son perfectamente compatibles. He leído y he escuchado muchas –quizá demasiadas- opiniones al respecto y he sacado algunas conclusiones que me gustaría compartir con vosotros, pero con el objetivo último de buscar soluciones, no de avivar la polémica.

1. La muerte del ciclista belga fue una fatalidad, un producto de la mala suerte, de ese ángel de la guardia que se despistó, en palabras –muy acertadas- de Fernando Llamas. Y no lo digo yo, sino que en ello coinciden muchos de los protagonistas de este Giro (véase As). Que a nadie se le olvide que este deporte conlleva muchos riesgos, en especial cuando vas a más de 80 kilómetros por hora, sostenido por apenas dos secciones de neumático de apenas 2 centímetros de ancho, y sin ninguna protección para tu cuerpo, salvo un casco que costó muchísimo tiempo en hacerse obligatorio: tuvo que ser a causa de la muerte de otro ciclista, ante la oposición de buena parte del pelotón mundial. Eso sí, también he oído algunas tonterías como que los ciclistas salgan con mayores protecciones: ni que esto fuera un downhill, donde si lo hacen por la más elemental de las lógicas.

2. Dando por supuesto que la muerte de Weylandt fue inevitable, no menos cierto es que muchas personas –ciclistas, seguidores y espectadores- estaban preocupadas por los aspectos relativos a la seguridad. Se adelantó Manolo Saíz diciendo que el Giro era la carrera más espectacular, pero la peor organizada, y lo ratificó Pablo Lastras –en un momento demasiado delicado- que era “algo que se veía venir” y que los elementos de seguridad “brillaban por su ausencia”. Y es que, aunque el ciclismo sea un deporte que conlleva un peligro, es la obligación de todos velar porque ese riesgo se minimice, mediante actuaciones encaminadas a proteger al corredor. Obviamente ya ni siquiera mento todo aquello que puede agravar las condiciones. Hay organizaciones que se vuelcan en estos aspectos, pero ciertas medidas como la supresión del pinganillo son absolutamente contraproducentes en este sentido (y eso que en el Giro los corredores aún los llevan).

3. En medio de este debate han surgido muchas voces catastrofistas, interesadas, amarillistas, a las que no tenemos que escuchar. Sus objetivos no son los del deporte, ni mucho menos los del ciclismo. No digo más, ya que lo ha reflejado mucho mejor Coboles&Hills: “Cuando una desgracia se convierte en demagogia”.

4. Uno de los artículos que más me ha gustado ha sido en de Pascale Schyns, “El peligro de transgredir las reglas”. Os recomiendo que lo leáis, pero básicamente señala que la norma de los 200 corredores es, ante todo un elemento de seguridad, y que los grandes organizadores obtienen más fácilmente que los pequeños derogaciones a esta y otras normas. Tampoco creo que sea la presencia de 207 corredores la causa de la muerte de Weylandt, ni que siquiera influyera. Pero si hay numerosos elementos en carrera que deben ser tenidos en cuenta según el número de ciclistas. No se pueden poner etapas llenas de ratoneras cuando el pelotón está al completo, como sucede en el Tour, ni pensar que estrechamientos, rotondas, curvas cerradas, descensos pronunciados son elementos del espectáculo. No, no y no. A más puntos negros, más y mejor señalización.

5. ¿Y que pintan los corredores? Poco, muy poco, nada. Pero los ciclistas han demostrado durante muchos años que protestan tarde, mal o nunca. Se han tragado un montón de normas que van contra su dignidad y cuando reaccionan, lo hacen desunidos o de forma inoportuna. Y para muestra, un botón: Cuando Alberto Contador reconoció el Monte Crostis manifestó a la Gazzetta dello Sport "Me da miedo, nunca he visto una cosa similar, se va más allá del límite". Si es inhumana, por favor renunciar a esa etapa, que estáis a tiempo; incluso hubiera sido mejor hacerlo antes de haber comenzado el Giro. No esperéis al día D, o como se dice en las bodas americanas, “Quien tenga algo que decir, que lo haga ahora o calle para siempre”. Eso sí, no estaría de más que un comité de corredores –no una camarilla de esas designadas desde arriba-, supervisara todas las etapas de las grandes pruebas y señalara esos puntos negros y la forma de evitarlos o paliarlos.

6. Para colmo de males, dos días después de la tragedia llegaba el ‘sterrato’, las ‘strade bianche’, o las pistas de tierra sin asfaltar, para entendernos mejor. Dos buenos amigos como Manolo Saíz –“hablamos de ciclismo en carretera”- o Rafa Díaz Justo –“nunca se mira por el corredor, imaginaos con lluvia”- se oponen totalmente. Yo pienso que una etapa en estos tramos es tan justificable como los pavés del Norte de Francia, aunque con menos tradición. Y que curiosamente ese ‘salto atrás’ puede ser una buena evolución incluso en lo tecnológico. Y creo que pueden decidir deportivamente –no sólo por caídas o pinchazos- y que son un elemento interesante, que no tiene por qué ser inseguro. Guti, en As, también lo ve así. La estrechez de las carreteras y caminos, su limpieza, y sus cunetas pueden ser elementos más decisorios que el propio firme, de arena o asfalto, como se vio en la caída de Tom Jelte Slagter. Eso sí, un descenso pronunciado sin asfaltar puede ser tentar demasiado a la suerte.

lunes, 9 de mayo de 2011

De Vigil a Weylandt; de la suerte a la desgracia

Ayer tuve la suerte, con mayúsculas, de disfrutar de una gran jornada de ciclismo en el Memorial Inguanzo. Buen tiempo, emoción, combatividad, un circuito interesante para público y ciclistas. Pero todos nos quedamos con el alma en vilo por culpa de la espectacular caída de Andrés Vigil, Jon Gárate y Jesús del Pino –los tres primeros- en el sprint final, y que tuve la ¿suerte? de plasmar fotográficamente. El estado del ganador era el que más nos asustaba por la gran cantidad de sangre perdida, y la situación parecía aún más grave por los lloros de los padres y de la novia del ciclista alicantino. Afortunadamente las asistencias médicas nos relajaron y aunque el corredor del Andalucía-CajaGranada se perdió la ceremonia protocolaria y acabó en el hospital… hoy ya está en casa, con un diente menos, con la cara magullada, pero sano y salvo. Suerte, también con maýúsculas.

Hoy la historia se ha repetido, en Italia en vez de Cantabria, pero con un desenlace radicalmente distinto que ha llevado a la tumba a un chaval de apenas 26 años, Wouter Weylandt, con toda la ilusión del mundo por delante, por su profesión y por la que iba a ser su próxima paternidad. Ganador el año pasado de la tercera etapa, el mismo ordinal con consecuencias trágicas en el día de hoy, no tenía el Giro entre sus ‘deberes’, ya que vino para sustituir a un compañero. Y es que en donde menos te esperas puede estar la línea de llegada de la carrera de tu vida. Y recordándonos lo peligroso que puede ser este deporte.

En estos momentos de tristeza solo tengo palabras de ánimo para la familia y los amigos, para los compañeros de equipo y pelotón, para toda la familia del Giro que se habrá quedado consternada y paralizada por esta desgracia. Y para el bueno de Angel Vicioso, que no podía haber encontrado otro día peor para demostrar su clase y su casta. Un triunfo de justicia para él y para todos aquellos que vivieron esa pesadilla de la OP.

No he visto las imágenes ni las quiero ver, desde luego, pero me fastidia muchísimo la ligereza con la que se enseña la sangre, hiriendo la sensibilidad de propios y ajenos. Ayer en el Inguanzo me cuidé muy mucho –creo que casi todos los que estábamos allí- de ‘cebarme’ en la desgracia morbosa, en la cara sanguinolenta del caído, porque es algo perfectamente evitable en lo informativo y sobre todo en lo humano. Y solamente tuitée la noticia cuando supe que mi información no iba a causar más daño –al estar sus allegados junto a él-. Hoy no ha sido lo mismo, y me molesta.

martes, 3 de mayo de 2011

¿Se ha ganado Caja Rural su plaza en la Vuelta a España? Esperemos que sí

A pesar de la importante –y quien sabe si desgraciadamente insalvable- brecha que se está abriendo entre las pruebas ProTour y el resto de pruebas del calendario, al menos en lo que se refiere en España, no se puede negar que en las carreras pequeñas se puede vivir el ciclismo tan intensamente como en las grandes. La Vuelta a Asturias ha sido el ejemplo más claro, con cinco jornadas de gran ciclismo en una ronda montañosa –quizás demasiado-, que ha hecho las delicias de los aficionados, y en gran parte por el apoyo de la RTPA con sus imágenes, y a pesar de que el tiempo no ha ayudado.

En este contexto de carrera de lucha, de segundos espadas que luchan por una oportunidad en las grandes plazas, ha ganado sin duda el equipo más combativo, el Caja Rural, tanto individualmente, con Javi Moreno, que ha confirmado las excelentes condiciones que apuntaba como amateur y que aún no había ratificado en el campo profesional, como colectivamente con ciclistas como José Herrada, el revelación Víctor de la Parte o el incombustible Iñigo Cuesta dejándose la piel por su líder. Y esa victoria que estaba tardando en llegar se materializaba en tierras asturianas. ¡Y de qué manera!

Xabier Artetxe –director del equipo y uno de los responsables del ‘cambio’ en Caja Rural- manifestaba hoy una entrevista difundida por uno de los patrocinadores del conjunto –en concreto BH- que “esta victoria marca un antes y un después en el equipo”. El joven director vasco se refiere a un cambio de mentalidad a la hora de afrontar las próximas participaciones. Y como se dice en este deporte, la victoria más complicada es siempre la primera; luego llegan con más facilidad. Y no son sólo palabras.

Sin embargo, creo que esta reflexión puede y debe anpliarse a otro concepto: la participación del conjunto cajero en la próxima Vuelta a España, el gran objetivo deportivo y de marketing de Caja Rural. Desde principio de temporada saben que está muy complicado, pero han ido cumpliendo los distintos pasos necesarios: primero reforzar la imagen de equipo; luego combatividad en las carreras, y ahora triunfos –incluyendo otros que pudieron ser, aunque al final se quedaron en remates al poste, destacando ese magnífico segundo puesto de Egoitz García detrás de Andreas Greipel en tierras turcas-. Dicho de otra forma, hemos pasado del equipo que estaba haciendo todo lo posible para estar en la Vuelta a España, no lo olvidemos, el fin último de un patrocinador modesto, al que ya ha justificado con creces que se merece esa invitación: todo lo que llegue ya no hará sino reforzar esta idea. No soy el único que lo piensa, sino que ayer el tuiterío echaba fuego de mensajes en el mismo sentido: Caja Rural en Benidorm.

Hasta que no acabe el Giro de Italia no sabremos las cuatro invitaciones de Unipublic… aunque sí conocemos, más o menos, los candidatos que están en la línea de salida. Por potencial –y por la injusticia que supuso su descarte del UCI WorldTour- la primera de ellas ha de ser para Geox. Pero Caja Rural no se lo merece menos, todo lo contrario, que cualquiera de los otros posibles competidores. Y, como ya dije en su momento, no está el ciclismo español para frivolidades en estos momentos.

Foto, cortesía de Rafa Carbonero/Vuelta a Asturias