lunes, 14 de marzo de 2011

La paradoja alemana de un ciclista apellidado Martin

Llamándose uno Tony Martin, no es fácil adivinar la nacionalidad del susodicho, que puede ser perfectamente norteamericano, inglés, francés, español, hispanoamericano e incluso alemán… que es su auténtica nacionalidad. Es más, cada vez que oigo este apellido recuerdo como los locutores mexicanos llamaban en la Vuelta a Chihuahua a nuestro David Martín –madrileño, de Torrelaguna- Dei-vid Már-tin, pronunciando con la más típica y tópica pronunciación de al otro lado del río Grande. O incluso me acuerdo de una famosísima tienda de discos –vinilos- que había en Madrid ‘long time ago’ copn la misma denominación.

Pero nuestro Martin es un potente rodador alemán, de estos que sufren subiendo como los integrantes de la Wehrmacht para no descolgarse ante nadie; nacido en Cottbus, en la antigua RDA, aunque hace sólo 25 años, cuando el segundo estado germano ya no existía. Vio la luz en un lugar donde muchos de sus compatriotas en la época de las dos Alemanias cosecharon numerosos éxitos –también en ciclismo- para gloria del régimen de Honecker; que luego propiciaron un auge sin par en el país reunificado gracias a héroes luego caídos en desgracia como Jan Ullrich o Eric Zabel o más tarde Stefan Schumacher. Y que finalmente pusieron el deporte de las dos ruedas bajo mínimos, adoptando una filosofía razonablemente germánica pero difícil de asumir para los latinos, al menos para un servidor como simple aficionado: mientras que haya dopaje, el ciclismo tampoco existe. Y no existe con todas las consecuencias: ni organizamos carreras en Deutschland, ni las ofrecemos por nuestras televisiones, ni siquiera aportamos un marco – de entidades públicas o empresas privadas- parea contribuir con este circo corrupto y decadente.

Hoy la mayor parte de los medios reconocen el enorme mérito de Martin de ganar la París-Niza y convertirse, al menos por unos días, en el número uno del World Pro Tour. Que si se hace mayor (El País), que si está en continuo crecimiento (Diario Vasco), que si el mayor éxito de su carrera (As) o si el fenómeno que viene (Marca). Me quedo, sin embargo, con el título del artículo de Deia: “La paradoja alemana”. Y buscando la definición en Wikipedia: “Es una proposición en apariencia verdadera que conlleva a una contradicción lógica o a una situación que infringe el sentido común”, a la vez que la califica como “un poderoso estímulo para la reflexión y así mismo los filósofos a menudo se sirven de las paradojas para revelar la complejidad de la realidad. La paradoja también permite demostrar las limitaciones de las herramientas de la mente humana”.

2 comentarios:

  1. Arturo F

    Hola Luis Roman.
    Lo único que no coincido es en lo de que le cuesta subir, o más bien matizarlo. Tony sube mucho, subió con los mejores en Ordino en el Tour, a punto estuvo otro año de ganar en el Ventoux, cerca ha estado de ganar la Vuelta a Suiza, subiendo con los mejores en Paris-Niza y en Algarve, etc...No es un escalador y respecto a un Contador o un Andy perderá en la montaña, pero si ahora las grandes tuviesen dos cronos de 50 km llanas como antes contaría para el podium del Tour perfectamente. Con estos recoridos, ni disputa un buen puesto, prefieren usarle en llevar delante a los grandes esprinters que tiene su equipo. En todo caso gente de su edad buena hay mucha.

    Saludos.

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  2. Posiblemente me haya expresado mal, Arturo. No he querido decir que no subiera, sino que tiene ese estilo de los nuevos escaladores a base de potencia, no esa ligereza a la que estábamos acostumbrando. De todas formas, en la franja 21-25 hay tantísimas promesas que muchas se quedaran por el camino. Pero una estrella alemana es FUNDAMENTAL para que los germanos vean el ciclismo con otro punto de vista y dejen de "enredar" por cualquier cosa (aunque en muchas lleven razón, no en todas)

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