domingo, 30 de enero de 2011

Legalidad y justicia no siempre coinciden

Cada vez que compramos un CD o un DVD –entre otros soportes de grabación digital- tenemos que pagar un canon -17 y 44 céntimos, respectivamente- establecido en la Ley de Propiedad Intelectual en concepto de remuneración compensatoria por copia privada… aunque destinemos dicho disco a grabar nuestros propios documentos, fotografías… De hecho se calcula que solamente un 20% de estos soportes se destinan a copias de material protegido. Más o menos como si nos multasen previamente por exceso de velocidad… por si se nos ocurre propasarnos, aunque finalmente respetemos los límites. Una norma injusta pero completamente legal. Por lo menos hasta hace unas semanas cuando la UE declaró ilegal esta práctica… que todavía se sigue aplicando.

Este ejemplo viene a cuento del llamado principio de responsabilidad objetiva, establecido en el Código Mundial Antidopaje, por el cual los deportistas son responsables por toda sustancia que se encuentre en sus cuerpos. No importa cómo esa sustancia haya llegado allí. Si las pruebas de un deportista son positivas, el resultado es una descalificación y una sanción. ¿Justo o injusto? No es el tema del debate, pero es absolutamente legal… hasta que una instancia deportiva o judicial revoque esta norma.

Dicho de otra forma, mientras que los deportistas –y solamente menciono a los más interesados por ser los directamente implicados- no protesten, no luchen por acabar con este precepto, podrán ser acusados de dopaje y sancionados por mucho que luchen por demostrar su inocencia, argumentando un origen ‘no dopante’ del producto encontrado en sus cuerpos. Y el tema es que, como sucede tantas veces en el ámbito del ciclismo, las protestas son siempre aisladas, cuando el caso te ‘pilla’ de cerca. No hay unidad para manifestarse tajantemente contra lo que se considera injusto, para que pase a ser también ilegal. Las protestas solamente aparecen cuando uno es el ‘elegido’. Y a pesar de haber leído la preocupación de EU Athletes sobre el tema, con el envío de una carta al presidente del AMA, todo parece seguir igual. ¿Justo o injusto? Legal.

Hay un segundo tema vinculado con el anterior y es el concepto de dopaje. De la antigua definición referida a “la administración de sustancias ajenas al organismo con el único fin de aumentar artificialmente y de forma ilegal el rendimiento”, se ha pasado a una mucho más pragmática, “el uso de sustancias o métodos prohibidos”, que no son otros que los establecidos en la Lista de Prohibiciones del mencionado Código Mundial Antidopaje, en lo que se refiere al deporte a nivel internacional. Y ello es porque la picaresca ha contribuido a tener que incluir, por ejemplo, sustancias que no tienen efecto dopante pero si enmascarante y que tienen la misma consideración de prohibidas. También hay sustancias que son prohibidas ‘per se’, son siempre ilegales, pero otras que tienen una graduación para ser legales o no. Lo injusto en este caso es la falta de actualización de estas listas y que determinadas sustancias puedan ser consideradas como prohibidas incluso en una mínima cuantía… aunque se demuestre que ese uso no sea dopante… según la antigua definición. La mejor manera de acabar con la injusticia no es protestar cuando te ha ‘tocado’ sino de forma inmediata, antes de que sea demasiado tarde. Y mientras que sea legal, nos dará lo mismo clamar por la justicia o injusticia de esta norma.

Eso sí, toda sanción siempre tiene –o debe tener- una gradación, y lo que no puede ser considerado nunca como un eximente sí debe ser tenido en cuenta como un atenuante para que, si no coinciden, por lo menos que justicia y ley se acerquen lo máximo posible.

jueves, 20 de enero de 2011

Cuando las barbas de tu vecino, el zapatero, veas pelar…

Lo que era un secreto a voces se ha confirmado hoy: Geox se queda fuera del Tour de Francia. Y en un día aciago –de estos en los que te preguntas, ¿qué coños le pasa a este deporte?- tampoco ha sido invitado ni a Tirreno-Adriático ni a la París-Niza. No le ha valido tener a uno o dos líderes con garantías; ni a un buen número de escuderos de lujo que componen un bloque de los más sólidos para pruebas por etapas, ni a un prometedor elenco de interesantes promesas. Ni siquiera un patrocinador con dinero y comprometido con el ciclismo. Dan ganas como decía Benito Urraburu, pues, de salir corriendo. Y desde luego el maillot provisional negro que lucían la semana pasada en Tarragona no ha podido ser más premonitorio.

El director del Tour, Christian Prudhomme, ha justificado esta decisión porque había que ayudar al ciclismo francés, al tener solamente a un equipo entre los ProTour, el AG2R. Algo perfectamente comprensible. Pero, ¿invitar a los cuatro no tiene algo de desafío al poder establecido, es decir, a la UCI? Posiblemente, aunque posiblemente también haya otras inquinas.

Hace unos días me planteaba ingenuamente si la ‘grande bouclé’ era una carrera francesa o la cumbre del ciclismo mundial. Y a pregunta tonta, respuesta contundente la que me lanzaban en Twitter. “Las dos cosas”. O dicho de otra forma, unas veces una y otras otra. Ahora interesa nacionalización. Y lo han pagado los pobres zapateros. Espero que, por lo menos, sea por el bien del depauperado ciclismo galo.

Pero con ser grave esta decisión, peor pintan las perspectivas de futuro, debido precisamente a la mundialización UCI. En 2012 es casi seguro que tengamos al menos un equipo muy fuerte de Australia dispuesto a todo por conseguir ser UCI ProTeam. Y lo será. Incluso habrá candidaturas en los próximos años de conjuntos de Colombia, Sudáfrica y otros países emergentes. Y las plazas seguirán siendo las mismas. Y los que se queden fuera, cada vez más y de mayor nivel. Y si no es posible entrar por la segunda puerta, la de la invitación… Que tomen nota del refrán algunos de los equipos de la ‘Vieja Europa’: cuando las barbas de tu vecino, el zapatero, veas pelar…

lunes, 17 de enero de 2011

Otra visión del uso del pinganillo en carrera

Por Daniel Sánchez Badorrey (*)

No puedo decir que haya tenido que usar el famoso pinganillo en mi vida, pues el oficio que desempeño no es el de competir. Pero sí conozco de manera directa cómo directores de diversos equipos profesionales y amateur emplean la radio. Como aficionado antes y periodista ahora, llevaré este análisis sobre la polémica de estos días a mi prisma, aunque intentando no perder la mentalidad de quienes lo usan.

Aunque, en los momentos en los que he estado en el coche, no se hayan dado situaciones explícitas en las que el corredor se haya visto coartado por las órdenes de su jefe, sí me queda, por algunas actitudes, esa sensación que probablemente muchos corredores y directores guardan dentro de sí, pero que ninguno va a reconocer públicamente: que, con el pinganillo como parapeto, ninguno de los dos ejercita la función que realmente debe realizar.

El ciclista debe ser quien corra por sí mismo y para sus compañeros, y el director debe ser el apoyo técnico y estratégico, pero siempre fuera de carrera. Si un director no ha conseguido transmitir a sus corredores cómo quiere que su escuadra actué ante situaciones típicas en carrera, es que no ha realizado bien su tarea; si el corredor no está pendiente de lo que necesitan sus compañeros o quiere su líder, y lo abandona en un abanico o no vigila un fallo de colocación, no va a solucionar ese fallo de comunicación por un pinganillo.

A la hora de exponer su visión –respetable de todo punto-, Rafa Díaz Justo hacía referencia al avance en carrera que supone el haber contado, de quince años a esta parte, con una comunicación directa entre corredores y director. Pero es precisamente en este período de tiempo cuando las carreras se han vuelto más 'cuadriculadas'. Es triste ver cómo las pruebas de profesionales –las que más afectadas se ven por el pinganillo- se deciden al sprint en un porcentaje desmedido, infinitamente superior a como lo hacían anteriormente. Ya no se ven largas escapadas de un hombre en solitario que llega con minutos de ventaja, a base de inteligencia, de saber buscar el momento oportuno para atacar. Tampoco se observan ya escapadas masivas en las grandes vueltas, por culpa de ese exceso de celo fruto del control que los directores establecen “de facto”, pasando continuamente referencias que marcan por completo la forma de actuar de sus corredores en función de una estrategia establecida de antemano.

Eliminar ese sistema de comunicación supondría acabar con ese "orden" pernicioso, tanto para aficionados como para equipos que no tienen “percherones” y tienen que valerse de astucia para llegar al éxito. Oigo a directores de equipos pequeños quejarse… ¿pero no se dan cuenta que esta medida les beneficia? Romper esos vínculos es darle la voz al ciclista para que se reinvente y mejore sus capacidades cuando el físico muchas veces ya no puede dar más. No se puede comparar, como hemos leído, el ciclismo con el fútbol, donde a todo el mundo se le presupone una cierta inteligencia y sentido estratégico sin los cuales no puede formar parte del juego. En el ciclismo, de un tiempo a esta parte, caminar más rápido parece lo único necesario. Quitar el pinganillo, tal y como lo conocemos, es promover un componente totalmente necesario para acabar con la crisis de figuras y espectáculo en que nos hallamos sumidos en los últimos tiempos.

La comunicación es necesaria para la seguridad en carrera. Está fuera de toda duda. Sobre todo ahora, cuando tantas motos y coches de prensa, fotógrafos o invitados se ven en las caravanas. Un sistema de “Radio Vuelta” real, con indicaciones de seguridad y referencias de carreras continuas, profesionalizado de verdad, daría seriedad interna al deporte –pues estos servicios no funcionan en muchas ocasiones como deberían- y tranquilidad a los competidores. Las demás alternativas de sistemas de comunicación me parecen innecesarias: un corredor debe hablar con sus compañeros en carrera, y si están separados, ser consciente de las situaciones que se pueden producir en carrera y mantenerse alerta. Si realmente es importante parar a un compañero para que ayude al líder, hay mil formas seguras de hacerlo. Y los pinchazos de un líder, mientras haya coordinación en el equipo para notificarlos en la trasera del pelotón, no deben hacer perder tiempo a un líder si tanto la escuadra como Radio Vuelta, en el tipo de comunicación que yo expongo, funcionan como deben.

En definitiva, devolver la incertidumbre a un deporte que necesita crear nuevos atractivos. Mejorar la profesionalidad de todos los agentes que participan en el mismo, manteniendo la tecnología y dando un paso en seguridad. Y dar un paso al frente y acabar con coartadas y parapetos que matan al ciclismo, mucho más que las medidas que está imponiendo la UCI, que no deja de actuar con mal criterio imponiendo la eliminación sin alternativa –y no de sopetón, como dicen algunos, sino de manera escalonada desde hace ya un par de años-. El mal de la bici no está tanto en el doping, sino en la falta de unión entre estamentos, y la idea que propongo mantendría cierta cohesión y nos beneficiaría deportivamente.

(*) Daniel Sánchez Badorrey es periodista, redactor de la empresa especializada en comunicación e internet BDS Sport y sobre todo una persona joven cuyo punto de vista puede contrastar con el de aquellos que ya llevamos mucho tiempo en el ciclismo. En la foto superior, con un servidor.

domingo, 16 de enero de 2011

Yo estoy a favor del pinganillo sin duda

Por Rafa Díaz Justo

Corría el año 1994 cuando, sobre el mes de agosto, tuve la oportunidad de ser profesional con el ONCE. Por aquellos años fue el equipo que, quizás, más experimento con esto de los pinganillos; todos recordaremos esas imágenes del Tour de Francia con Herminio Diaz Zabala hablando con Manolo a través del pinganillo.

Recuerdo que entonces, cuando algo se cocía en carrera, la cola del pelotón era un rosario de directores, uno detrás de otro, metiéndose con el coche hasta la cocina. También me acuerdo que, cuando se producía la fuga y tenían que pasar esos directores para la parte de delante de la carrera, era súper peligroso. O la técnica que teníamos cuando había un pinchazo, que era levantar la mano del pinchado y los respectivos compañeros hacían lo propio para intentar que de una forma mas rápido el juez principal viese la mano de un corredor para intentar avisar al director. Por no hablar de los momentos rápidos de carrera, cuando tenías que buscarte la vida para intentar ir a por agua o, cómo no, hacer un abanico, ir a tope y resulta que teníamos en la parte de atrás a nuestro líder.

Pues bien, fueron pasando no muchos años y el pinganillo nos trajo muchas ventajas y sobre todo nos ayudo a evitar muchas situaciones de peligro en carrera. Por ejemplo, más de una vez viene contra carrera una ambulancia por una emergencia y gracias al pinganillo el pelotón este completamente avisado de ese peligro. O de un pinchazo en una carrera importante, a pocos kilómetros de meta: antes de que al corredor pinchado se le baje el aire ya tiene el coche del director encima y los el resto de compañeros están avisados para intentar cazar lo antes posible, ya que sería injusto perder una carrera por una circunstancia ajena. Por no hablar de un posible peligro de obstáculo, bache, accidente… En todo momento sabes que sucede.

Y ahora cuento anécdotas y situaciones de carrera que ayuda y mucho el pinganillo. Por aquellos años teníamos en la ONCE una especie de clave a la hora de avisar de un peligro de viento que era decir por radio hace calor en tal pueblo. De todos es sabido que en todos los equipos se pasan horas intentando escanear frecuencias para poder escuchar que hacen los demás. Pues bien nosotros teníamos por delante a Pozo, que avisaba que en tal pueblo hace mucho viento; pues bien por radio utilizábamos esa frase de que en tal pueblo hace calor.

También recuerdo unos años en los que Marino utilizo unas radios codificadas… que la mitad de las veces no funcionaban. Más gracioso resultó que en una Vuelta a España, como sabíamos que nos pinchaban, se tomó la decisión de hablar en euskera porque la mitad del equipo era vasco: Leaniz, David, Zarra, Pradera… pero los no sabíamos euskera tampoco sabíamos qué se cocía.

Dicen que el pinganillo serviría para que un corredor gregario tenga iniciativa propia. Pero el gran problema de muchos gregarios es que ni matan ni dejan matar. Y es que por mucho que se ataque a 15 kilómetros de meta, apenas hay posibilidades de ganar. Eso sí, la carrera estaría más loca y no sé si eso es bueno. Todos recordareis –perdonad, pero se me ha olvidado el nombre- el caso del colombiano del CLAS que en Los Lagos tiró a tope y casi descuelga a Rominger. Pues bien, ¿qué hubiese pasado si le deja y gana la etapa, pero Rominger hubiera perdido la Vuelta? Evidentemente, el pinganillo es bueno para el ciclismo.

Llevo seis años de seleccionador con Castilla-La Mancha y tengo tres campeones de España y varias medallas más. Y la experiencia me dice que con el pinganillo puedes aportar muchas cosas al corredor: están informados en todo momento de las diferencias, de cuando hay movimiento, les recuerdas de vez en cuando que hay que comer. En definitiva, enseñas al corredor, pero sin hacerle perder su iniciativa. Pero si no tienes radio, te conviertes en un taxista, no aportas nada a los corredores. Todo se lo dices en el hotel pero hay muchas veces en que hay corredores que van por libre, perjudicando al equipo, y en definitiva a la carrera.

Por último, tenemos que pensar que no podemos ir contra la tecnología, de las ventajas que nos ofrece, puesto que es ir en contra de la propia sociedad. Y esto es lo que la UCI nos propone, sin entrar a comentar otras muchas cosas más que no solo no ayudan sino que perjudican a este deporte.

YO ESTOY A FAVOR DEL PINGANILLO SIN DUDA.

(*) Profesional desde 1995 a 2004, Rafael Díaz Justo ha sido uno de los hombres de equipo más valiosos del ciclismo español en los últimos años, siempre en las filas de un ‘equipo’ –en todo el sentido de la palabra- como la ONCE, habiendo representado a España en varios Mundiales, como el de Lisboa –foto superior-. Por este motivo y por su actual condición de seleccionador de Castilla-La Mancha su opinión sobre el uso del ‘pinganillo’ puede considerarse muy valiosa. Foto inferior: blog.grupetas.com

sábado, 15 de enero de 2011

Pinganillo, si, por supuesto

¿Es el ciclismo un deporte individual o de equipo? La pregunta no es baladí, puesto que de la respuesta dependería en gran medida cuál debería ser la organización de nuestro deporte. Muchos pensáis que es individual, ya que las carreras, y casi todas las clasificaciones secundarias, las gana un solo corredor, ese líder que es el que conoce todo el mundo y al que se recompensa, económicamente y con el reconocimiento popular. Sois aquellos que podéis recordar que Van Impe ganó un Tour, el de 1976, pero os da lo mismo con qué equipo (fue con Gitane, precursor del mítico Renault de Hinault, por cierto).

Según esta concepción, la solución sería acabar con los equipos como tales. Que las carreras sean completamente individuales, en su inscripción, en su concepción, en su clasificación. Y naturalmente que desaparezcan los directores de equipo en carrera y que los patrocinadores pasen a ser individuales. Ah, y que desaparezcan los ProTour Teams, los equipos profesionales… y todo lo que conlleva de ingresos por inscripción. Volveríamos al ciclismo de los años treinta y cuarenta. ¿No queremos recuperar el espíritu de este deporte?

Pero quien más quien menos, sabe que detrás del líder hay un grupo de corredores que le apoyan en la consecución de su objetivo. Bien deportivamente, bien en tareas más sacrificadas, desde llevarle bidones a cambiarle la rueda. Y por encima de todos ellos, un director, que es el responsable de que todo funcione. O el culpable cuando no sabe colocar correctamente a cada uno en su sitio. Volviendo al ejemplo anterior, todo el mundo recuerda el Molteni de Eddy Merckx, el Banesto de Miguel Indurain o el Motorola de Lance Armstrong como equipos orientados hacia un jefe de filas. O incluso casos como el del Kas donde el líder no era otro que su director, el mítico Dalmacio Langarica, que era quien decidía, en función de la carrera, cuál de sus tres o cuatro corredores con opciones pasaba a ser la referencia. El ciclismo, pues, tiene un componente indudable de deporte de conjunto, en el que el “pinganillo” es una herramienta de apoyo, y no sólo en la dirección, también en la seguridad. Y es cierto que puede restar en espectacularidad, pero eso depende de quien tome la decisión: un corredor miedoso y vulgar lo seguirá siendo sin pinganillo; un Gilbert ha demostrado ser un valiente –y un ganador- incluso con las órdenes de equipo.

Vamos a hacer una comparación un tanto sui generis, siguiendo con el ejemplo lanzado por Manolo Saiz en Twitter. ¿Os imagináis a Mourinho –o a Guardiola, para que nadie se me ofenda- dirigiendo desde el vestuario, siguiendo el partido exclusivamente por la radio? Que para dar órdenes tuviera que salir corriendo al campo, sin poderse quedar en él, o esperar la llegada de Casillas o de Pujol para informarle de la situación. O que fueran los mismos jugadores los que decidieran en caso de un cambio táctico, de una expulsión, de una lesión o incluso para decidir una sustitución. ¿Para qué íbamos a pagar a un entrenador, salvo para los días antes del partido? Y realmente, ¿sería así más espectacular Messi o Cristiano?

Un segundo ejemplo puede ser más apropiado: la Fórmula 1 tiene un sistema de radiocomunicación que nadie se cuestiona, que ha permitido las órdenes de equipo para 2011. Y que incluso es escuchado, en determinadas ocasiones, por los millones de telespectadores de una carrera. Eso es ir hacia delante, no el alto atrás que quiere darse en el ciclismo en aras a una pretendida y falsa recuperación de la espectacularidad.

De todas formas, mi opinión no cuenta. La que vale es la de los protagonistas, los equipos y los corredores. Y si estos se han manifestado masivamente a favor de su mantenimiento. Si esto no cuenta, y sobre todo, si no son capaces de hacer valer su opinión, apaga y vámonos. Claro, que en este mundillo, ya nada me sorprende.

PD1: No hablo del punto de vista de los organizadores, pero la supresión del pinganillo puede originar graves problemas de seguridad en carrera que deberían paliarse con un aumento de motos información, lo que supone un coste añadido, una medida poco recomendable en estas épocas de vacas flacas.

PD2: Me gustaría ofrecer este blog a cualquiera que tenga una opinión al respecto del tema, sea favorable, sea contraria.

jueves, 13 de enero de 2011

Caja Rural: una posibilidad que no se debe dejar escapar

“La posibilidad de que Caja Rural participe en la Vuelta a España es real, pero también hay que ser realista y no va a estar fácil. Vamos a hacer un seguimiento del equipo, de los resultados que consigan, la imagen, etc.". Son declaraciones de Javier Guillén, director general de la Vuelta a España, recogidas por Diario de Navarra en relación al nuevo equipo profesional.

Me gustaría entender estas declaraciones como un ‘consejo’ al conjunto navarro, en el sentido de que se esfuerce en la consolidación –en todos los sentidos, especialmente en el deportivo y el de imagen- de uno de los proyectos más serios nacidos en el ciclismo español. Y estoy seguro que, de la mano de dos entusiastas y excelentes profesionales como Mikel Azparren y de Xabier Artetxe se consolidará esta estructura. Y el mes de mayo, cuando se den a conocer las invitaciones, una de ella sea para Caja Rural.

Porque, caso contrario, sería un varapalo tremendo no sólo para el equipo, sino para todo el ciclismo español. Y no estamos para perder patrocinadores –esa especie en extinción que decía ayer el propio Guillén- con ilusión.

martes, 11 de enero de 2011

¡Cómo somos!

Cuando ayer saltó la noticia del suicidio del ex corredor de BTT Alberto León Herranz, en torno a las ocho y media de la tarde, un puñado de periodistas comenzaron a telefonearme para pedirme algún tipo de información. Y lo siguieron haciendo hasta casi las once y media de la noche. Lógico. Es su trabajo, recopilar datos y opiniones, y es el mío, estar al pie del cañón de forma casi permanente, facilitando lo que estoy en medida de dar.

Algunos de ellos se interesaban por algún detalle de su vida. Y la verdad es que poco les pude ayudar, ya que apenas coincidí con él, salvo alguna carrera esporádica. Lo poco que recuerdo que era bastante abierto y campechano y que deportivamente, sin ser una estrella, era de los corredores más apreciados por su espectacularidad cuando competía, en aquella lejana ‘adolescencia’ del mountain bike, en la que los Nico Ruiz, Luis y Oscar García, Andoni Olaberria… dieron paso a una generación más profesional con los Roberto Lezaun, José Márquez, Guillermo de Portugal y sobre todo José Antonio Hermida. Precisamente acabo de encontrar esta foto del Mundial de Sierra Nevada 2000 –en el que apenas estuve, por el nacimiento de mi hijo menor- en la que coinciden el fallecido con el entonces flamante campeón del mundo sub-23 y actual rey de reyes del BTT. ¡Cuánto ha llovido en estos once años!

Porque León dejó la competición al año siguiente. Y si ha estado en esta década vinculado al ciclismo, no ha sido precisamente como deportista: desde aquel entonces no había tenido ninguna noticia de él, salvo esas dos polémicas ascensiones mediáticas a causa de las Operaciones Puerto y Galgo… que en definitiva parece ser que le han llevado a la tumba. Por qué y cómo ha llegado a ello, ni lo sé ni me atañe. Aunque dicen que le seguía gustando montar en bici con los chavales por su San Lorenzo natal. ¡Que triste paradoja! De cualquier forma, descanse en paz.

Pero volviendo con mis colegas, más de uno me pidió entonces –e incluso esta misma mañana- que fuese yo quien les confirmara la noticia. Y es algo que no termino de comprender ya que, como he dicho, Alberto León –por muy ex corredor que fuera- llevaba diez años sin licencia deportiva y sin ninguna vinculación al ciclismo federativo. ¿Quién soy yo, pues, para hacerlo? Además es la típica noticia de sucesos, competencia de la Guardia Civil, de la Policía correspondiente -que también tienen sus gabinetes de prensa- o incluso del Juzgado de turno. Sólo se entienden estas demandas por una ávida y malentendida necesidad de cualquier tipo de información para alimentar un falso y morboso interés sobre el tema. O por un error de bulto a la hora de determinar las funciones de cada cual.

Doce horas después de la última llamada ‘impertinente’, habiéndose tornado el estupor inicial en ironía, sólo me resta decir: ¡Cómo somos!

jueves, 6 de enero de 2011

El siglo de la ‘Volta’

Hace unos días la organización de la ‘Volta’ me remitía esta interesante documentación sobre la carrera decana del calendario nacional. Un texto quer ya ha aparecido –incluso aumentado y mejorado- en numerosos medios informativos convencionales y ‘on-line’. Sin embargo, no me resisto a incluir estas líneas como homenaje a la gran carrera catalana y española, que soltaba amarras justo un día como hoy de hace un siglo. Enhorabuena, y a por los doscientos años.

Cuando el día 6 de enero de 1911 se dio la salida a la primera edición de la ‘Volta’ a Catalunya comenzaba algo más que una de las pruebas ciclistas más antiguas del mundo. Organizando un evento tan complejo y novedoso los sectores más emprendedores de la sociedad catalana de la época lanzaban un mensaje de modernidad y cosmopolitismo al resto del país.

Organizada por el Club Deportivo Barcelona, las cifras de la primera edición fueron modestas a la fuerza. La primera etapa, de 97 kilómetros, se corrió entre Barcelona y Tarragona pasando por Sitges. La segunda conectó Tarragona con Lleida a través de 111 kilómetros, y la tercera la capital del Segrià con Barcelona en 157 kilómetros de etapa. En total 363 kilómetros. No se llegó a Girona, simplemente, porqué hace cien años no había carreteras en condiciones. De la Plaça de Sarrià salieron 34 participantes y llegaron 22 al velódromo de Sants donde terminó la carrera con victoria de Sebastián Masdeu a un escalofriante promedio de 23 kilómetros por hora. Sus impulsores, Miquel Artemán, que la dirigió, Narciso Masferrer y Jaume Grau estaban más que satisfechos: el deporte comenzaba a cuajar en la sociedad catalana, ya no solo como una actividad exclusiva de la élite social, sino como un fenómeno popular.

Catalunya vivía con optimismo el inicio del siglo XX. El dinamismo industrial conformó una burguesía moderna que halló en las teorías catalanistas de Almirall su proyección política a la vez que descubrió la práctica deportiva como elemento diferenciador de clase y beneficioso para la salud según las entonces revolucionarias teorías higienistas en boga. Son los años de eclosión del esquí y el montañismo y del nacer de la pasión por el progreso técnico y la velocidad. En 1908 Marinetti publicó su Manifiesto Futurista, en 1909 se inaugura el Real Club Náutico y en 1910 un avión sobrevuela por primera vez el cielo catalán; la sociedad catalana camina a paso decidido hacia la modernidad.

José Magdalena, que había sido segundo en la primera edición, venció en la segunda ‘Volta’; Juan Martí, segundo en la anterior, ganó en 1913, todavía con tres etapas y con unas carreteras que, a menudo, hacían que la carrera se asemejara más a una actual prueba de BTT que al ciclismo en ruta tal y como hoy lo entendemos. Pero por entonces la gente ya llenaba calles y cunetas esperando el paso de los ciclistas. Lástima que la Guerra europea obligó a suspender la ‘Volta’ hasta 1920.

De la ‘Unió’ a Cañardo

Tras un caótico retorno en 1920 de la mano de la Unión Velocipédica Española (antepasada de la federación) y tras dos años más de parón, la creación en 1922 de la Unió Esportiva de Sants, fruto de la fusión de las entidades del barrio, significó la recuperación de la ‘Volta’ hasta hoy, exceptuando 1937 y 1938 por la Guerra Civil.

Joseph Pelletier, Miguel Mucio, Víctor Fontán o Salvador Cardona fueron algunos de los vencedores durante los años 20 y 30; pero fue Mariano Cañardo, nacido en 1906 en Olite (Navarra) pero hecho ciclista en el barrio barcelonés de Sant Andreu, quien, con sus aún no superadas 7 victorias, convirtió la ‘Volta’ a Catalunya en un fenómeno de masas. Cañardo venció en las ediciones de 1928, 29, 30, 32, 35, 36 y 39, cuando la pancarta de llegada no lucía más eslogan de patrocinio que ‘Año de la victoria. Franco, Franco, Franco’. Por entonces la carrera era ya una prueba de prestigio, con nueva etapas, sonadas fiestas en cada final de etapa y una numerosa representación internacional.

Desde las páginas del diario ‘La Publicitat’ Josep Mª Planes ensalzó hasta mitificarla la figura de Cañardo; el gentío que llenaba las carreteras lo convirtió en mito popular. Por aquella época el ciclismo y el boxeo eran deportes tan o más seguidos que el fútbol, y el ciclista de Sant Andreu era tan querido por los aficionados como Josep Gironès (el crack de Gràcia) o Pepe Samitier.

Años duros, años dorados

La postguerra y la Guerra Mundial marcaron unos tiempos convulsos para la ‘Volta’. Julián Berrendero, Delio Rodríguez, Bernardo Ruíz, Emilio Rodríguez, Jesús Loroño, Miquel Poblet o Salvador Botella vencieron en la época más dura para la carrera, unos años en que faltaba de todo. A pesar de no poder contar con corredores extranjeros, en 1945 la Unió decidió celebrar por todo lo alto la XXV edición de su carrera programando una ‘Volta’ de dos semanas, gracias a lo cual pudo recorrer prácticamente toda Catalunya.

Apaciguada Europa, firmados los concordatos y los pactos España-EEUU y aun habiendo pasado de largo Mister Marshall, los años del desarrollismo fueron también los mejores de la ‘Volta’. Jaques Anquetil ganó en 1967, dando paso en palmarés a todos los grandes mitos del ciclismo moderno: Eddy Merckx, Franco Bitossi, Luís Ocaña, Felice Gimondi, Domingo Perurena, Bernard Thevenet, Fausto Bertoglio, Freddy Maertens, Francesco Mosser, Johan Van de Velde , Vicent Belda, Marino Lejarreta, José Recio, Sean Kelly, Robert Millar o Álvaro Pino.

Fueron los años dorados de la prueba que, en 1970, celebró sus bodas de oro, que extendió su recorrido hasta l’Alguer, Andorra o Menorca, y que programó espectaculares etapas en plenas Ramblas. La concesión de la Creu de Sant Jordi y el descubrimiento del monumento a la ‘Volta’ en la Plaça de Sants suponen el colofón institucional y popular a esta época.

Quedan en la memoria de miles de niños de aquel tiempo los días en que la clase entera abandonaba el aula para ir a aplaudir a los esforzados ciclistas al paso por el pueblo. Faltados de libertades y de proyección exterior, la ‘Volta’ se consolidó como uno de los grandes estandartes internacionales del sentimiento de catalanidad.

Una clásica moderna

Apenas unos días antes de la ‘Volta’ de 1987 falleció Mariano Cañardo. No pudo ver correr a un joven llamado Miguel Indurain que, en aquella edición ganada por Álvaro Pino, quedó en 22ª posición y que, en el año siguiente, fue el vencedor. La época moderna de la carrera comenzó con la primera de les tres victorias del navarro, las otras fueron en 1991 y 1992, año en que los JJ OO de Barcelona dieron la mayoría de edad deportiva y organizativa a todo el país.

Laudelino Cubino, Hernán Buenahora, Claudio Chiapucci, Laurent Jalabert, Alex Zulle, Maurizio Fondriest, Fernando Escartín, Manuel Beltrán, José María Jiménez, Joseba Beloki, Roberto Heras, Alejandro Valverde o Joaquim Rodríguez han sido protagonistas del palmarés de una época en que, no sin esfuerzo, la ‘Volta’ se ha convertido en una clásica insubstituible del calendario deportivo internacional al ingresar como prueba de pleno derecho en el exclusivo ‘UCI Pro Tour’, auténtica primera división mundial del ciclismo. Tras el ‘Tour’ y el ‘Giro’ no hay competición por etapas más antigua en todo el mundo que la catalana.

Para llegar hasta aquí sin alterar su objetivo de competición de gran nivel y de alta representación internacional de Catalunya en el deporte, la ‘Volta’ dejó sus tradicionales fechas de Septiembre para pasar a Junio, Mayo y actualmente Marzo, y se adaptó a los nuevos tiempos constituyendo la ‘Volta Ciclista a Catalunya Associació Esportiva’. Todo para llegar a estas fechas en plena forma y recordar con orgullo aquel ya lejano día de Reyes de 1911, cuando 34 aventureros salieron de la Plaça de Sarrià con destino a la gloria.

martes, 4 de enero de 2011

No se ganó Zamora en una hora

La frase “No se ganó Zamora en una hora” se refiere al cerco de esta ciudad por parte del rey Sancho II de Castilla, que tuvo una duración bastante superior a la hora: cercana a los siete meses. Viene a ser un sinónimo de paciencia, de que no hay que tener prisas. Y desgraciadamente, el dicho viene como anillo al dedo a los esfuerzos y desvelos del Club Bicisprint Villaralbo en las labores previas de organización del próximo Campeonato de España de ciclocross, ya que los planes del organizador zamorano se han visto afectados de forma repetida a causa de la climatología. De hecho, hasta hoy mismo no se ha conocido el escenario definitivo del evento y hasta el mismo jueves no estará definitivamente acondicionado.

Si tomamos como referencia a otro rey, descendiente del monarca castellano, como Felipe II, el luchador Manuel Martínez, ‘alma mater’ de este evento, podría decir aquello de “No mandé mis naves a luchar contra los elementos”. Pero volviendo con Sancho II, esperemos que la historia del Campeonato acabe mejor que la del asedio, ya que el rey castellano fue asesinado en plena campaña por el traidor Vellido Dolfos, aproximadamente en el lugar donde señala la cruz de la imagen, que es donde llegó el asedio. Para el bueno del organizador zamorano deseamos un resultado más positivo y exitoso el próximo domingo, una vez que se cierre el telón del evento.

Lo que si durará una hora –minuto arriba, minuto abajo- es la prueba élite con la que terminarán estos Nacionales, ya que es el tiempo de duración que marca el reglamento. Por ello se podrá recurrir a un juego de palabras como títular, “Fulanito tomó Zamora en una hora”. Antes de ello se habrán disputado otras siete carreras con un total de catorce títulos en juego, pero será el domingo, al filo de las 14,30, cuando conoceremos el nombre del ganador absoluto en un Campeonato del que podríamos decir que se presenta como el más emocionante de los últimos años… si no lo hubiésemos dicho de forma repetida en las ediciones precedentes.

Pero es la pura verdad. El estado de Javier Ruiz de Larrinaga –ganador de las dos últimas ediciones- despierta algunas incógnitas desde que manifestara problemas físicos en el Campeonato vasco, además de haber salido perjudicado con el cambio de escenario, lo mismo que Egoitz Murgoitio, quien llega con la chispa de correr en Bélgica pero también algo ‘tocado’. Isaac Suárez sabe que está ante el ‘ahora o nunca’ de su carrera, hasta tal punto de que quizá sea a día de hoy el principal favorito. Y José Antonio Hermida puede acusar todo el ceremonial de celebración –lógico, por otro lado- de su ‘arco iris betetero’. Si a todo eso le unimos una interesante nómina de ‘ousiders’ como el rutero revelación Aitor Hernández, el constante Carlos Hernández, el neo-élite David Lozano -¡a ver si deja de ser la eterna promesa!-, el marginado Tino Zaballa, o la ‘escuadra galega’ con Oscar Vázquez y Mauro González, veremos que tenemos todos los ingredientes necesarios para un gran Nacional. Y ojo, aunque no esté en la relación de favoritos, no debemos dejar de mencionar a una leyenda como David Seco en su último Campeonato.