Hace algunas semanas, el Tío del Mazo nos hacía esta recomendación navideña, ¡ponga una bicicleta en su vida!, en un artículo en el que plasmaba seis motivos para regalar una bicicleta. Por salud, como experiencia, como medio de transporte… y todos los que cada uno quiere añadir. Una bonita iniciativa que, lamentablemente, es insuficiente.
Por todo ello, y como complemento a lo anterior, me gustaría pedir a los Reyes Magos –si nos queda algo de ilusión, o simplemente a los poderes públicos, si somos más prosaicos- otros seis regalos, para que el uso de la bicicleta no fuera
1. Las mayores facilidades posibles para el traslado de la bicicleta en otros medios de transporte (tren, metro, autobuses, avión…), de los que es perfectamente complementaria. Y en todo caso, y especialmente en el transporte aéreo, con un coste gratuito o meramente simbólico.
2. La creación de estructuras específicas para el traslado en bicicleta, bien mediante carriles bici compatibles con peatones y automóviles, bien mediante espacios prioritarios o exclusivos en determinadas franjas horarias. Todo ello complementado con infraestructura para el aparcamiento de las bicicletas (y no tener que recurrir a las vallas o farolas, lo que tanto molesta en algunos Ayuntamientos).
3. Un sistema –o sistemas- de alquiler de bicicletas en las principales poblaciones españolas que sea efectivo y cómodo para los ciudadanos y que disuada definitivamente a usar el automóvil. Si en las principales poblaciones de países como Dinamarca y Holanda la gente lo usa, ¿Por qué no en España, con mejor climatología?
4. Educación y respecto de los automovilistas –mediante campañas publicitarias y de concienciación- con respecto a los ciclistas para que se termine definitivamente con ese sentimiento que muchos tienen de exclusividad en el uso de las calles y carreteras y naturalmente para terminar con la mentalidad de algunos que ven a la bicicleta como un obstáculo y una máquina de pobretones.
5. Un poco de sentido común para algunos ciclistas para que también respeten las normas y a otros usuarios del asfalto urbano –peatones- y no contribuyan con sus infracciones a crear un mal ambiente para con la bicicleta. Bastante tenemos con otras razones.
6. Un esfuerzo a la sociedad para que recuerde que el ciclismo es, ante todo, una práctica deportiva, de ocio, de salud y que se nos deje de asociar con esa imagen negativa –cierta, pero minoritaria y parcial- que se ha generado en los últimos años.
Ponga una bicicleta en su vida, pero pongamos también todo lo necesario para usarla y disfrutarla.