domingo, 28 de febrero de 2010

Sean Eadie, el héroe del Mundial de Ballerup, ahora Copenhague

Dentro de un mes exacto, y a estas mismas horas, estará terminando el Mundial de pista en el velódromo de Copenhague. Una ciudad que tendrá un protagonismo importante también en el 2011, cuando acoja el Mundial de carretera, ya que la UCI le adjudicó el ‘pack’ intentando establecer una línea de actuación en estas dobles concesiones que, para bien o para mal, no ha tenido mucha continuidad.

Termine como termine este Campeonato, seguro que no tiene un final tan impresionante como el anterior celebrado en este mismo escenario, en 2002, aunque entonces –cosas del marketing, supongo- se le denominó Mundial de Ballerup, la población de la periferia de la capital danesa en la que realmente se encuentra el velódromo. Para los amigos de las curiosidades, diremos que ésta será la tercera vez que la pista sienta rodar a los protagonistas de un Campeonato del Mundo, aunque la primera vez, en 1993, no estaba ubicada ni en Ballerup ni en Copenhague, sino en Hamar (Noruega), desde donde fue trasladada una vez desmontada a su actual ubicación, en un recinto bastante pequeño –todo lo distinto al Palma Arena, por poner un ejemplo- pero funcional, por lo que su uso es casi exclusivo por parte de los pistards. Una verdadera envidia.

Decíamos que el Mundial de 2002 tuvo un final apoteósico, por la exhibición dada el último día por Sean Eadie en la velocidad, sobre todo en una semifinal impresionante ante el galo Florian Rousseau, que todavía debe estar preguntándose cómo alguien pudo hacer lo que el australiano demostró en esa domingo inolvidable. En la final, con la moral por las nubes, se impuso, aunque necesitando la tercera manga, a su compatriota Jobie Dajka -encontrado muerto en su casa hace unos meses-, que venía de ganar el keirin a José Antonio Villanueva. Nunca he visto nada igual en una prueba de velocidad. Tan sólo el año pasado en Pruskzow el desparpajo del menudo Azizulhasni Awang me recordó al ‘aussie’, pero el malayo no pudo ganar al gran favorito, el francés Gregory Baugé. Por cierto, llevo años intentando encontrar las imágenes de aquella demostración de Eadie, sin resultado: si alguien sabe cómo o donde, mi gratitud será eterna.

La historia de Eadie no tiene desperdicio, ya que alternaba su trabajo como maestro en una escuela infantil con la de pistard de escaso éxito ante un sistema de preparación inadecuada y con la de bebedor impenitente de cerveza. El técnico Martin Barras creyó en él, pero le exigió sacrificio en el trabajo y moderación con la ‘priva’, a lo que el ciclista respondió con la abstinencia total durante los cuatro meses y medio anteriores al evento, tiempo en el que tampoco se afeitó la barba –prometiendo que no lo haría hasta que no lograra su objetivo de lograr el oro-, lo que le dio ese aspecto terrible y el sobrenombre de ‘Brutus’.

Tournaut se tomó la revancha al bajar del podio, ya que fue quien le rasuró, pero no le importó ya que antes de subir por el ‘arco iris’ ya se estaba trasegando su merecidísima ‘birra’. Unas horas después, en el hotel que compartíamos, un Eadie lampiño irreconocible se gastó una fortuna –más que por la cantidad de unidades, por el precio de las mismas- en invitarnos a todos los presentes y en meter en su impresionante corpachón todas las que se había ahorrado en las semanas anteriores.

Algún tiempo después se le relacionó con prácticas dopantes, sin que se pudiera demostrar nada –el TAS le exculpó finalmente-, aunque se quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Atenas, con lo que terminó su carrera, pese a que ha seguido vinculado al ciclismo en pista en al programa de detección de talentos australiano. En todo caso, su recuerdo –el mío, por supuesto- estará siempre ligado a Ballerup, perdón a Copenhague.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La tecnología al servicio de la inteligencia

Carlos Sastre es una de las cabezas mejor amuebladas del ciclismo español y la viva demostración de que quien la sigue la consigue, a base de tesón y esfuerzo, a base de aprovechar ese tren que muchas veces pasa una sola vez por delante de nosotros. Ciclistas con cualidades superiores a las suyas no pueden presumir del palmarés del abulense, con esa gran victoria en el Tour de Francia. Y digo grande por la forma en que la consiguió y que no admite réplicas. En definitiva, una combinación que desgraciadamente no se da muchas veces.

Pero Sastre es consciente de que, pese a esa aureola de vencedor del Tour, su ‘peso específico’ no es el mismo que el de los dos grandes gallos del ciclismo actual, el joven y el viejo, Alberto y Lance. Pero no quiere que le olviden, que le posterguen, que le minusvaloren: de ahí su inteligente y adecuado uso de todos los medios a su alcance. Y en lo que se refiere a las nuevas tecnologías, el líder de Cervèlo no tiene nada que envidiar a Contador y Armstrong. La prueba más evidente es este vídeo que distribuyó ayer en el que contestaba a las cuestiones que los aficionados le habían hecho llegar a través de twitter y facebook. Una iniciativa que repetirá a lo largo del año. Solamente por poner un pero: debería usar un poco más el twitter en el día a día, que es tan potente como emisor que como receptor, aunque esta es la opinión de un ‘twitteraholic’.

También demuestra sobrada inteligente en la forma en que está anunciando su calendario. Con la mosca detrás de la oreja sobre si Cervèlo será seleccionado o no para el Tour –una carrera que no respeta galones como se pudo vivir con Contador hace un par de años-, dada la altísima y cualificada competencia existente, apuesta por el Giro y lo dice claramente. Dependiendo de la decisión de los franceses, echará la carne en el asador en Italia, algo que no harán aquellos que piensen en la ronda gala, o no… y podrá incluso prepararse para la Vuelta a España, cuyo recorrido le viene como anillo al dedo y en el que la participación, me temo, será de menor calidad a la de la carrera rosa, por lo que, bien preparado, podría aprovechar otra oportunidad que ni pintada.

jueves, 18 de febrero de 2010

‘Presiones’ y verdades de la UCI en el Palma Arena

El abogado del ex presidente del Govern balear Jaume Matas, Rafael Perera, atribuyó a las imposiciones de la Unión Ciclista Internacional (UCI) la decisión de construir en un "tiempo límite" el velódromo del Palma Arena antes de la celebración del Mundial de ciclismo en pista de 2007. Esta información, recogida de Europa Press, pretende ser una primera justificación del impresionante incremento de costes –y del presunto desvío de fondos que está en los tribunales- en el llamado ‘Caso Palma Arena’, en el que Matas aparece como uno de los principales implicados.

Muchos pensarán que se trata de una excusa, pero Perera dice la verdad. Lo que pasa es que es una verdad a medias. Y ya se sabe lo que se dice en estos casos. Es cierto que la UCI, ¡qué mala!, presionó al Govern Balear, el responsable de la ejecución del velódromo, porque, por ejemplo, a falta de menos de dos meses para el inicio del Mundial de pista 2007, la obra presentaba el desolador y preocupante aspecto de la imagen. Yo fui testigo de ello, junto con otros muchos periodistas, en una visita organizada que, lejos de conseguir el objetivo de tranquilizar, nos sembró profundas dudas. Unas semanas más tarde se celebraron, entre obreros y polvo, los Campeonatos de España, por lo que, según la misma tesis, la RFEC también tendría su parte de responsabilidad en esas ‘presiones’ para que se cumplieran los plazos para la celebración del Nacional.

Creo que las exigencias de la UCI de que se terminara el velódromo en el plazo establecido eran y son absolutamente comprensibles y lógicas, de que se cumpliera lo pactado, lo firmado, ya que la decisión de organizar el Mundial en Palma no fue una imposición de este organismo sino una solicitud balear atendida por la UCI en base a unos compromisos, aunque también es cierto es que, visto lo visto, el máximo organismo ciclista sopesó el cambio de sede del evento, lo que hubiera sido una lástima ya que no habríamos vivido el impresionante recital de Joan Llaneras –uno de los mejores momentos ciclistas que he tenido la suerte de vivir en primera persona-. Eso sí, nos habríamos ahorrado muchas verdades a medias.

viernes, 12 de febrero de 2010

Balance de la primera Challenge de Mallorca sin challenge

Ya de vuelta en la península tras cinco días en Baleares, es el momento de hacer un análisis a posteriori de lo que ha sido la primera Challenge de Mallorca sin challenge, es decir, sin esa clasificación general que le daba un carácter peculiar a esas cinco pruebas de un día que este año han sido absolutamente individuales, y que han tenido un notable elenco de vencedores: Robbie McEwen, Oscar Freire, Linus Gerdermann, Rui Costa y Andrei Greipel.

Y pese a la exigencia de la UCI de no tener nada que sonara a ‘general’, la experiencia no ha sido mala, todo lo contrario, ya que la independencia absoluta entre las cinco pruebas originó que ninguna de las ‘etapas’ se bloquease por los equipos que podrían haber estado luchando por el triunfo final. Cada carrera ha tenido unos protagonistas muy definidos y ningún equipo se ha tenido que preocupar por otra cosa distinta a lo que ocurría en el día. El espectáculo ha salido reforzado, aunque pienso que, por puntuación o por elección, debería haber un MVP de la Challenge, un ganador final aunque no haya clasificación general, en este caso para atender los requisitos de medios informativos y de los patrocinadores.

Por lo demás, lo único que no me ha gustado de la Challenge han sido las condiciones meteorológicas. En Palma tuvimos el tiempo primaveral que se desea en estas épocas en las Baleares. Pero las siguientes jornadas estuvieron marcadas por temperaturas poco habituales, e incluso con nieve en el Puigmajor, aunque más impresionante aún fue la intensa granizada que nos acompañó ayer en el control de firmas de Magaluf, algo que pocos lugareños -isleños y alemanes, que tanto montan, montan tanto-, recordaban. Pese a ello, todos los días, salvo el último, se superaron las medias previstas.

En cuanto a los aspectos positivos, me agradó la combatividad de Footon-Servetto, que a punto estuvo de dar sus frutos con Rafa Valls en la épica jornada de Inca. En este caso no debe ser entendida como el único arma de los modestos ante los poderosos, sino en una cuestión de mentalización, de querer es poder, que ojalá vivamos durante muchas jornadas esta temporada. O la enésima victoria de Freire, pero la primera en la que vimos un verdadero trabajo de equipo de Rabobank, algo a los que no estamos –ni siquiera el propio Oscar- acostumbrados. O la inteligencia de Rui Costa para burlar la fuerza y las ganas, quizá cegadoras, de Joan Horrach ante sus paisanos. 

Y desde luego, esa notable cita en Deià, con toda la localidad volcada con sus ídolos, muestra una vez más de que el gran ciclismo debe apoyarse en las pequeñas poblaciones, donde la fiesta siempre suele ser mayor que en las ciudades.

En definitiva, un bonito prólogo para la temporada ciclista y, en mi caso, un motivo de orgullo haber contribuido, por primera vez, con mi aportación como radio vuelta, habiendo compartido cinco estupendas jornadas con excelentes profesionales, pero ante todo amigos, como Manuel, Norbey, Jose, Andrés, Rafa, Jesús… y otros muchos más. Gracias, y hasta pronto.

viernes, 5 de febrero de 2010

Rasan Bahati: una historia de superación y envidia

De vez en cuando, uno se alegra de leer en los periódicos historias de ciclismo que no tienen nada que ver con el dopaje –el anuncio del enésimo positivo, el desmentido sistemático del afectado, o las consecuencias judiciales de la interacción, llamémoslo así, de distintas legislaciones opuestas y con distintos intereses-; con las peleas entre los grandes divos –da lo mismo si son reales o artificiales, pequeños roces o envidias insalvables-; o en la triste falta de acuerdo permanente entre distintos estamentos –a nivel nacional o internacional- que poco a poco está matando este deporte.

A la espera de poder recrearme con la crónica de alguna gesta deportiva en carreteras, montes o velódromos, he encontrado este curioso reportaje en diversos periódicos del grupo Vocento, referido a la historia de Rasan Bahati, un afro-norteamericano nacido en el marginal suburbio de Compton, en Los Angeles –curiosamente muy cerca del velódromo que acogió el Mundial de pista 2005 de infausto recuerdo para España-, que salió de la miseria gracias al consejo de una profesora para que se dedicara al ciclismo hasta llegar a ser profesional, campeón de Estados Unidos, rematando su labor con la creación de una Fundación para sacar a los jóvenes de las calles de su conflictivo barrio.

En España, afortunada o desgraciadamente parecen haber pasado ya los tiempos de la posguerra en los que la mejor forma de salir de la pobreza y labrarse un futuro de riqueza era dedicarse al toreo o a deportes de sacrificio como el ciclismo o el boxeo. Hoy el deporte tiene otras connotaciones sociales, aunque no estaría de más que iniciativas como las de Bahati se extendieran en zonas o entre colectivos marginales, o no integrados, en nuestro país. Que los hay en abundancia y los va a haber cada vez más con la crisis en la que estamos.

Pero aún me da más envidia que este tipo de acciones puedan canalizarse y llevarse a buen puerto a través de una fundación, una figura jurídica y social fundamental en Estados Unidos pero absolutamente marginal en España –salvo para grandes proyectos- por falta de una legislación que beneficie tanto a los promotores como a colaboradores.