miércoles, 29 de diciembre de 2010

Estas Navidades… ¡ponga una bicicleta en su vida! (continuación)

Hace algunas semanas, el Tío del Mazo nos hacía esta recomendación navideña, ¡ponga una bicicleta en su vida!, en un artículo en el que plasmaba seis motivos para regalar una bicicleta. Por salud, como experiencia, como medio de transporte… y todos los que cada uno quiere añadir. Una bonita iniciativa que, lamentablemente, es insuficiente.

Por todo ello, y como complemento a lo anterior, me gustaría pedir a los Reyes Magos –si nos queda algo de ilusión, o simplemente a los poderes públicos, si somos más prosaicos- otros seis regalos, para que el uso de la bicicleta no fuera

1. Las mayores facilidades posibles para el traslado de la bicicleta en otros medios de transporte (tren, metro, autobuses, avión…), de los que es perfectamente complementaria. Y en todo caso, y especialmente en el transporte aéreo, con un coste gratuito o meramente simbólico.

2. La creación de estructuras específicas para el traslado en bicicleta, bien mediante carriles bici compatibles con peatones y automóviles, bien mediante espacios prioritarios o exclusivos en determinadas franjas horarias. Todo ello complementado con infraestructura para el aparcamiento de las bicicletas (y no tener que recurrir a las vallas o farolas, lo que tanto molesta en algunos Ayuntamientos).

3. Un sistema –o sistemas- de alquiler de bicicletas en las principales poblaciones españolas que sea efectivo y cómodo para los ciudadanos y que disuada definitivamente a usar el automóvil. Si en las principales poblaciones de países como Dinamarca y Holanda la gente lo usa, ¿Por qué no en España, con mejor climatología?

4. Educación y respecto de los automovilistas –mediante campañas publicitarias y de concienciación- con respecto a los ciclistas para que se termine definitivamente con ese sentimiento que muchos tienen de exclusividad en el uso de las calles y carreteras y naturalmente para terminar con la mentalidad de algunos que ven a la bicicleta como un obstáculo y una máquina de pobretones.

5. Un poco de sentido común para algunos ciclistas para que también respeten las normas y a otros usuarios del asfalto urbano –peatones- y no contribuyan con sus infracciones a crear un mal ambiente para con la bicicleta. Bastante tenemos con otras razones.

6. Un esfuerzo a la sociedad para que recuerde que el ciclismo es, ante todo, una práctica deportiva, de ocio, de salud y que se nos deje de asociar con esa imagen negativa –cierta, pero minoritaria y parcial- que se ha generado en los últimos años.

Ponga una bicicleta en su vida, pero pongamos también todo lo necesario para usarla y disfrutarla.

domingo, 19 de diciembre de 2010

La cara B de las ciudades desde una bicicleta

El pasado mes de agosto os recomendaba media docena de narraciones ciclistas veraniegas, una sugerencia que, varios meses después, es perfectamente válida para vosotros o para quedar bien con algún amigo ciclista y aventurero estas Navidades, aunque probablemente algunos de estos libros ya no se puedan adquirir fácilmente.

A esta lista me gustaría añadir una nueva recomendación, ‘Diarios de Bicicleta’, de David Byrne. El hecho que esté escrito por un músico, antiguo líder del grupo Talking Heads, no deja de ser una anécdota, ya que en el autor de esta narración nos encontramos a un artista polifacético, pero sobre todo a una persona observadora, preocupada por el mundo en el que vive, que reflexiona sobre muchas cuestiones de actualidad, desde su propia curiosidad y el descubrimiento cotidiano, no desde la altura de una cátedra.

Y este descubrimiento surge del uso de su bicicleta, una modesta máquina plegable que, desde hace muchos años, le acompaña por sus viajes a través del mundo. Con ella recorre ciudades como Berlín, Estambul, Buenos Aires, Manila, Sydney, Londres, San Francisco o Nueva York, donde reside, mostrándonos el lado humano de estas urbes desde ámbitos tan distintos como el arte, la fotografía, la arquitectura, la música, la moda, el urbanismo, la sociología… y con la mayor o menor facilidad del uso de la bicicleta como hilo conductor de las distintas narraciones. Byrne nos presenta la ‘cara B’ de las ciudades, como he leído en alguna crítica de esta obra, que curiosamente me atrajo más por su portada simple y llamativa que por el conocimiento previo que tenía de la existencia del libro o del autor. Obviamente no es una narración de ciclismo, ni siquiera de bicicletas, en sentido estricto, pero es una forma de compartir una utilidad más para las bicicletas, por mucho que nuestros gobernantes no sepan entender esta faceta urbana de una máquina polivalente.

Hojearlo y ojearlo me llevó rápidamente a la decisión de comprarlo, aunque para aquellos más osados, existe la opción de adquirirlo en su web en formato audiolibro, en inglés, narrado por el propio Byrne. Eso si, olvidaros de la opción e-book en castellano.

PD: Quiero dedicar este post a otro fanático de la bicicleta plegable, Enrique, para que siga descubriendo el mundo así.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ciclismo con entrada o sin salida

Podría escribir largo y tendido sobre las declaraciones del presidente de la UCI, Pat McQuaid, que en una entrevista en el periódico francés L’Equipe se ha dedicado a repartir estopa a diestro y siniestro contra sus enemigos habituales. Posiblemente no le falte razón en muchos de sus planteamientos, aunque me gustaría ver plasmados sus planes de una forma más racional y moderna, y tras un verdadero diálogo entre las partes, no sólo justificada en base a la mundialización –un concepto ilusionante pero vacío- y bajo de la fórmula habitual imposición, de la política de hechos consumados.

Pero no, no voy a escribir de un irlandés sino de un vasco, de nombre Patxi Mutiloa y de cargo director de Deportes del Gobierno de Euskadi, quien ha planteado la necesidad de abrir una reflexión para que los aficionados al ciclismo contribuyan económicamente al mantenimiento de estos eventos, por su alto coste, que en gran parte sale de las arcas públicas, a través de Ayuntamientos, Diputaciones o Comunidades. El gobernante vasco se ha preguntado "hasta cuándo se podrá sostener este sistema, mientras el aficionado que ve el espectáculo no aporta absolutamente nada".

La verdad es que la cuestión tiene bastante miga y más en una situación de recorte absoluto de aportaciones públicas a todos los niveles. Y el deporte no iba a ser una excepción. No voy a ser yo quien me ría de esta reflexión –que ni siquiera es aún una propuesta-, aunque sí me gustaría ver la verdadera viabilidad de esta medida como financiación del deporte, del ciclismo en particular.

Evidentemente, si nos referimos a que los espectadores que acceden varias horas antes de que corten las carreteras, que se quedan muchos minutos en las cunetas –ateridos de frío o achicharrados de calor, pero siempre creando ambiente y haciendo amigos, es la verdad- para ver pasar a sus héroes durante unos pocos segundos, la medida es de auténtica risa y un verdadero insulto a estos aficionados con mayúscula, que no existen en casi ningún otro deporte –excepción hecha quizá de los rallyes-. Y desde luego, irrealizable: ¿vamos a poner peajes a pie de puerto o una moto de control que vaya cobrando entradas y vendiendo bocadillos? No me lo imagino, sinceramente.

Pero si nos referimos a otros eventos, la idea no sólo no es descabellada, sino que es incluso habitual, por lo que Mutiloa no ha descubierto el fuego. En los grandes eventos de ciclocross se cobra entrada, aunque el espectáculo nos permite seguir a los ciclistas muchas veces y en varias carreras de distintas categorías, en un ambiente de verdadera fiesta que justifica el desembolso. Incluso en Euskadi, las mejores organizaciones como Igorre o Asteasu, piden una aportación voluntaria a los espectadores… y éstos contribuyen sin problemas. En el BTT, por el contrario, la aportación es de los corredores, quienes pagan por participar, en una práctica que muy pocos se plantean suprimir. Duplicarla, haciendo pagar a los espectadores, en su mayor parte familiares de los participantes, parece excesivo. En cuanto a la pista, el problema de los velódromos –en España, no fuera, donde unos Seis Días, por ejemplo, son una fiesta- es que ni siquiera se llenan cuando la entrada es libre. Así que ¡de cobrar ni hablamos!

Nos queda el caso de los finales de pruebas en carretera, donde podemos aplicar cualquiera de las dos opciones: por una simple llegada y una ceremonia protocolaria, vista siempre desde lejos e incluso con el obstáculo de las vallas, es incongruente cobrar nada. Para el nuevo sistema de ‘pay per view’, habría que pensar no sólo en una estancia más confortable –gradas, atenciones…- que justificase el precio pagado, sino sobre todo en un espectáculo más duradero, como sucede en Campeonatos del Mundo, por ejemplo, donde se ve el paso de los ciclistas entre quince y veinte veces. Es decir, carreras en circuito, como también se han hecho este año, y con gran éxito, en Canadá. ¿Alguien se atreve a probar?

sábado, 11 de diciembre de 2010

Apestados

Es una lástima que el vocablo castellano apestado –en su acepción de contagiado por la peste- se diga exactamente igual en gallego, ya que me iría de perlas un vocablo más ‘galego’ para titular este post. No obstante, su inexistencia no afecta de ninguna forma ni a su contenido, ni mucho menos al reconocimiento que quiero hacer a ese grupo de profesionales –deportistas y auxiliares, casi en su totalidad gallegos- que, a fecha de hoy, tienen un futuro muy negro –más bien su presente, dada las alturas de año en que nos encontramos- simplemente por haber estado expuestos a un mal: el mal sitio, en el mal momento. Por estar, como están viviendo, apestados. Que lejos queda ya aquel inicio del mes de septiembre cuando eran unos verdaderos héroes por su comportamiento en el campo de batalla.

Con el nombre genérico de peste se conocen a distintas enfermedades infecto-contagiosas, entre las que se destaca la peste negra o bubónica, que asoló Europa en el siglo XIV, causando la muerte de más de un tercio de la población. Ratas y pulgas actuaron como vectores para el contagio, del que no se libró ninguna clase social: la nobleza pensaba que, simplemente por serlo, era inmune al mal, cuando en las despensas de sus castillos pululaban los mismos roedores infectados que en las cloacas de las incipientes ciudades. Otros creyeron que la forma de evitar la enfermedad era la huida: y con este comportamiento la peste fue, geográficamente hablando, más desvastadora aún.

Algunos deben temer que la historia se repita. Y creen que lo mejor es dejar a nuestros ‘apestados’ en casa, que no emigren, pensando que pueden contagiar otro mal que no sea el de su combatividad. ¿Verdad Serafín, verdad Gonzalo? O el de sus ganas de labrarse un porvenir, ¿no es cierto Marcos, José Antonio? O incluso sus resultados, ¿miento, Gustavo? En fin, ya tenemos una segunda generación de apestados tras aquellos que se quedaron en el limbo jurídico, en aquel Puerto.

En gallego, en cambio, existe otro vocablo, de origen portugués, ‘fedorento’ que se corresponde con la acepción de apestado como sinónimo de apestoso. Y que haya ciertas historias ‘fedorentas’ en Galicia, no quiere decir que nuestros protagonistas lo sean, aunque ya les hayan colgado la campanilla –como a los afectados por la otra gran enfermedad medieval, la lepra- para avisar de su presencia e implorar la caridad.

Imagen: “El triunfo de la muerte”, una de las obras más conocidas del pintor flamenco Pieter Brueghel ‘El Viejo’.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ciclocross: las comparaciones son odiosas

No fue muy oportuna la columna de Juan Mora en As del pasado lunes, con el título de ‘El ciclocross aún sobrevive’. Sin duda su admiración por la ‘supervivencia’ de esta disciplina invernal se justifica en que no ha estado en Mundiales como el de Hooglede-Gits (2007) o el de Hoogerheide (2009), ya que la masiva presencia de millares de espectadores -y pasando por taquilla- le habría hecho cambiar para siempre su apreciación de esta modalidad, que está muy lejos de ser mortecina. O de un reducto. Al menos en Europa.



Tampoco se puede calificar de acertada su comparación con el BTT: es cierto que a nivel de ocio, o como simple transporte, montarse en una bicicleta de carretera para ir por el monte es algo obsoleto e incomprensible; pero la práctica deportiva del ciclocross no tiene que ver mucho con la del mountain bike, ni en técnica ni en esfuerzo, aunque lógicamente haya interconexiones entre los practicantes de ambas disciplinas, lo mismo que hay muchos carreteros –no tantos como nos gustaría- que las compatibilizan. Pero lo que quizá no sepa es que las tres grandes estrellas mundiales del ‘barro’ proceden… del BMX.



En lo que no entra dicho artículo es que el ciclocross, al menos en España, compite en absoluta inferioridad de condiciones por la única y exclusiva razón de que no es olímpico. Y ello supone ausencia de becas y otro tipo de ayudas… y en su consideración de deporte de segunda o tercera categoría. Si desde el COI se tuviera una visión más moderna del deporte, que no descartase del programa olímpico invernal a aquellas manifestaciones que no son de nieve o hielo, el ciclocross tendría un hueco en los Juegos. Y otra consideración. Al menos en España.



Finalmente se hace mención a que quedan pocos practicantes, cuando en los últimos años se ha registrado un significativo aumento en cantidad –en todas las categorías- como en calidad –sobre todo en élite con los duelos entre los Larrinaga, Suárez, Murgoitio, Hermida y compañía-. Desgraciadamente sirve de muy poco y la supervivencia está en entredicho, pero por otros motivos, puesto que las dos carreras más importantes de nuestro país están en serio peligro de desaparición, si los poderes públicos y los patrocinadores no lo remedian. Quizá dentro de un año, Mora opte por escribir: “La suspensión de Igorre y Asteasu condena a muerte al ciclocross”.

martes, 7 de diciembre de 2010

Una hora y media de las que te enseñan y animan

Después del mal sabor de boca que me habían dejado las conclusiones que se sacaron en otro foro en el que estuve recientemente, en el que se daba primacía a las comunicaciones e informaciones en papel sobre las de Internet, “porque no todo el mundo lo tiene”, acudir ayer a disertar sobre comunicación e imagen, nuevas tecnologías y, en definitiva, redes sociales, fue un verdadero placer.

Ni que decir tiene que cuando me lanzó la idea el seleccionador de juveniles. Félix Ugalde, no tardé ni un segundo en confirmarle mi presencia aunque por aquello de hacer la experiencia más abierta, ‘lié’ a Dani Sánchez, de BDS Sport, uno de los ‘chavales’ –y lo digo por su condición de veinteañero, identificado en edad con buena parte del auditorio- con mayor conocimiento en estos temas y los que hacen que los ‘seniors’ como yo tengamos que realizar el esfuerzo –agradable y necesario, por otro lado- de adaptarnos a las nuevas tecnologías comunicativas. Sin duda, estos últimos diez o quince meses han sido plenamente fructíferos para mí en el aprendizaje, conocimiento y aprovechamiento de unas herramientas que para muchos son una moda pasajera o un juguete, aunque para buena parte de los jóvenes sea el día a día. No ya el futuro, sino el presente. Y en este sentido, y como manifesté ayer lunes y repetiré hasta que no conozca algo mejor, Twitter es el mayor avance en comunicación desde hace muchas décadas.

El foro, como podéis imaginar, fue la concentración de pretemporada de la selección juvenil en Segovia. Y junto a los mejores juniors nacionales, un buen número de ciclistas, ex ciclistas y simples aficionados de la Peña Irati, deseosos de transmitir sus conocimientos, pero también de adquirir nuevos. Porque, sin duda, lo más bonito que tiene la vida es que nunca es tarde para aprender: solamente cuando renuncias a lo nuevo –por ejemplo, Internet-, sin causas justificadas, es cuando están envejeciendo. Y desgraciadamente en el ciclismo sobran viejos. Pero, afortunadamente, no faltan jóvenes.

En fin, una hora y media de las que te marcan, de las que te enseñan, y de las que te animan a nuevos proyectos, de los que ojala os pueda hablar en un futuro próximo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Tampoco he descolgado el maillot arco iris en 2010

Hace un año, aproximadamente, os contaba la historia de mi maillot de campeón del mundo que tengo colgado en casa, en el que están las firmas de los 25 españoles que han logrado alguna vez investirse con la preciada prenda arco-iris… excepto aquellos vencedores en trial, que podrían completar varias camisetas ellos solos.

Tras contar someramente la génesis de aquel jersey, terminaba el artículo diciendo que veía a muy pocos españoles con opciones de vestir este maillot a corto plazo, y concretamente citaba a tres corredores. Desgraciadamente, en este sentido, las posibilidades son menores ahora mismo, de cara al 2011: Alejandro Valverde, un valor siempre sólido en carretera, no tendrá opciones siquiera de intentarlo hasta un año más tarde por su injustificada y tardíamente aplicada sanción; Eloy Teruel, al que le veía como un valor sólido en puntuación, no tuvo su año en 2010 y ahora en esta nueva temporada se orienta más hacia un omnium donde sus opciones son menos sólidas. Tan sólo Leire Olaberria nos hace ser optimistas de cara al futuro, viendo sus recientes ‘performances’ en el Europeo de Pruszkow y en la Copa del Mundo de Melbourne.

Haciendo excepción nuevamente del trial, el único español que este año se ha proclamado campeón universal ha sido José Antonio Hermida, ¡y de qué forma!, logrando el éxito que perseguía desde hace muchos años… aunque no cuenta a los efectos del susodicho maillot, ya que su firma ya estaba estampada, en su condición de campeón junior, sub-23 y tres veces por relevos.

Sin embargo, no soy pesimista, todo lo contrario, ya que muchos jóvenes se han acercado a las posiciones de honor en eventos al más alto nivel, principalmente en carretera y pista. Los nombres de los sub-23 Jesús Herrada y Juanjo Lobato, en el top ten mundialista de carretera son un claro ejemplo… aunque ninguno de ellos podrá reintentarlo en 2011: el conquense por su condición de ProTour; el gaditano, por rebasar la edad. Y en pista, Tania Calvo –sobre todo- y Gloria Rodríguez pisaron podios internacionales… pero el año que viene dejan de ser juniors. A nivel europeo brillaron también los sub-23 Sebastián Mora o Airán Fernández, pero los Mundiales absolutos son palabras mayores.

En fin, falta ya muy poco para que se inicie el próximo curso ciclista –ya iniciado en pista y el ciclocross, donde no existe opción pese al progreso de la disciplina- y a falta de nuevas firmas, por lo menos que Hermida le coja gusto y –con bigote mexicano o sin él- repita en Champery; que Oscar Freire se pueda retirar con ese cuatro maillot que le haría entrar en la leyenda en un circuito en el que ojala afronte bien la única subida, la del podio; y que sí se confirme la entrada de Leire Olaberria en este selecto club: la guipuzcoana, por trabajo, ilusión y clase, se lo merece.