jueves, 17 de junio de 2010

LA busca un LA versión siglo XXI

El Tour de 1966 se presentaba como una nueva edición del duelo entre los dos grandes gallos –entonces franceses- del momento: Jacques Anquetil y Raymond Poulidor. El normando había logrado su quinto triunfo in extremis en 1964 por apenas 55 segundos, y tras su ausencia en 1965 volvía con 32 años dispuesto a conseguir su sexto Tour. ‘Pou Pou’, sin embargo, seguía sin conseguir el triunfo absoluto, sin haberse vestido siquiera de amarillo: tras estrellarse contra ‘Monsiuer Crono’, en 1965 le salió un rival inesperado en forma de un jovencísimo Felice Gimondi, uno de los pocos ciclistas que conseguía llevarse el Tour el año de su debut. El bergamasco, sin embargo, no tomaba parte en aquella edición.

Anquetil, además, hizo creer –y muy bien, por cierto- desde el primer momento que estaba más fuerte que nunca… y Poulidor se lo tragó. Pero posiblemente el gran arma del pentaganador del Tour era su equipo, arropado por Julio Jiménez –ganador de la montaña el año anterior-, Jean Stablinski –un gregario de lujo capaz de ser campeón del mundo- y sobre todo Lucien Aimar, un buen corredor, con un carácter tan sarcástico como intrigante, que –casualidades de la vida- salía con el dorsal uno, ya que el Tour asignaba los dorsales entonces por riguroso orden alfabético.

En los Pirineos Anquetil amagó varias veces para ‘engañar’ a Poulidor sobre sus ambiciones. Pero el golpe maestro lo dio cuando lanzó por delante a Aimar, que cogía siete minutos en Pau. Un segundo fuego de artificio tuvo lugar al día siguiente, camino de Luchon, cuando atacó para reducir su diferencia en la general, y sobre todo para hacer creer a Poulidor que el amo seguía siendo él, aunque poco a poco comenzaba a estar claro el liderato de Aimar, tanto en el Ford France como en el propio Tour. El resto de la historia se resume así: Aimar aprovechó su astucia y la fuerza de su equipo para llegar de amarillo de París, Poulidor se dio cuenta demasiado tarde de la jugada y tuvo que conformarse con la tercera plaza, y Anquetil terminaba abandonando, enfermo, pero riéndose por dentro al ver conseguido su objetivo, que su rival no ganara ese Tour. Por si no lo sabéis, Poulidor no ganaría nunca la carrera francesa y jamás se vestiría, ni siquiera, de amarillo.

¿Y a que viene esto? Pues simplemente para que no se nos olvide que la situación es bastante similar en estos prolegómenos del Tour 2010, aunque con protagonistas distintos. Alberto Contador es mucho fuerte, y creo que inteligente, que Poulidor. Y Lance Armstrong está jugando a lo Anquetil, pero con una táctica distinta: en vez de decir que él es el más fuerte, no escatima elogios hacia su rival, buscando un exceso de confianza. Eso sí, sabiendo que el RadioShack 2010 tienen incluso más bazas que el Ford France 1966. Y que corredores como Levi Leipheimer, Andreas Kloden o Janez Brajkovic pueden convertirse en una nueva reedición siglo XXI de Lucien Aimar, que no es otro el objetivo (deportivo) que persigue Armstrong en este Tour. LA busca otro LA.

2 comentarios:

  1. Podría ser... pero en el Tour y siendo Armstrong, me imagino que querrá ganar para vengarse de la inquina que le tienen los franceses

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  2. Yo llevo meses pensando en que esa es la tactica del Radio Shack, centrar la atencion en ese duelo Armstrong-Contador y colar por ahi a uno de sus figuras. La etapa de Pau dera mucho juego en ello, muchos kms llanos sin apenas gregarios muy dados a lanzar a gente y.."tira tu que a mi me da la risa".

    Eso si, Astana ha demostrado ya ser mas fuerte de lo que se creia, y si no se plantea batalla puede llegar a esa zona y esas situaciones con mas opciones de controlar. Bueno para Contador...malo para el espectaculo. El mas fuerte sin equipo era espectaculo seguro, por que si esa superioridad se apuntala con la del equipo se suele ver una carrera bloqueada, pero si al mas fuerte no le puedes hacer daño cara a cara (montaña o crono), te tienes que apoyar en el equipo.

    un saludo

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