jueves, 8 de abril de 2010

Llega la clasiquísima

No me he equivocado ni de titular, ni de carrera. Simplemente es la expresión de mi pensamiento y el de muchísimos otros aficionados más: la París-Roubaix es la clásica de las clásicas, la más importante de todas. Es la gran cita con un ciclismo épico, de antaño, muchas veces amenazado por el progreso y salvado por los entusiastas ‘Amis de la París-Roubaix’, dispuestos a lo que sea para conservar los tramos de pavés por los que transcurre la prueba, sendas de ganado los 364 días restantes, aunque algunos ya están definitivamente cerrados. Y es la paradoja de que los caminos más anacrónicos tengan que ser salvados por las más modernas bicicletas, en un alarde de investigación para proporcionar los neumáticos, ruedas y llantas que mejor puedas soportar los habituales pinchazos, o fabricar las máquinas que mejor absorban las irregularidades del trayecto y que afecten lo menor posible a los ciclistas en su inhumano esfuerzo.

Es curioso también que la reina de las clásicas naciera como un entrenamiento para otras pruebas entonces más importantes, como la Burdeos-París, tristemente desaparecida, y que estuviera a punto de no celebrarse por la oposición de la Iglesia a que se celebrara un Domingo de Resurrección. Y es chocante igualmente su nombre puesto que desde hace cuarenta y tantos años no comienza en la ‘Ciudad Luz’; desde 1977 suelta amarras en Compiegne, a unos 60 kilómetros al norte, con el fin de que pueda realizarse el trayecto con un kilometraje adecuado. Y es más interesante aún el origen de su sobrenombre, el Infierno del Norte, que no está originariamente relacionado con la dureza de la prueba, sino con el pésimo estado de las carreteras tras la I Guerra Mundial.

‘La Pascale’, otro de sus apelativos debido a sus fechas de celebración, es todo un espectáculo. Es el de los casi treinta tramos de pavés –clasificados de una a cinco estrellas por su dureza o longitud- que totalizan casi 50 descarnados kilómetros. Es el de ver los rostros embarrados de los protagonistas, ya que la lluvia que cae durante la prueba o que encharca los adoquines da este particular barniz a los ‘forzados de la ruta’. Aunque en las escasas ediciones celebradas ‘en seco’, el polvo ha sido tan molesto o más, como se ve en ‘Un domingo en el Infierno’, la notable película danesa que recoge la edición de 1976. Y es el de la emoción de todos los ciclistas –desde el primero hasta el último- al llegar al velódromo de Roubaix, paradójico por cómodo final para un recorrido tan selectivo.


Y la París-Roubaix es la historia del mejor ciclismo escrita por los mejores ciclistas. La de Roger de Vlaeminck, por ejemplo, pentaganador y recordman de la prueba a pesar de coincidir con el ‘Canibal’ Merckx; la de Bernard Hinault, obcecado bretón que pese a su odio por los adoquines no paró hasta ganarla en 1981 para declarar solamente entonces que “Paris Roubaix es una mierda”; la de Tom Boonen, dispuesto a igualar el récord del ‘Gitano’ con cuatro victorias; la de ‘Espartaco’ Cancellara, también motivado por entrar en la leyenda del doblete tras su impresionante triunfo el domingo pasado en Flandes, ya que sería el segundo ciclista no belga en hacerlo y el primero desde 1923; la de Juan Antonio Flecha, el único español que nos hace soñar con la posibilidad de ver a un compatriota con el original y preciado trofeo del adoquín en la mano, tras sus podios en 2005 o 2007. E incluso el de los juniors Mario González, Mikel Iturria, Carlos Jiménez, Sergio Rodríguez, Manuel Sola y Carlos Verona que, gracias al empeño del seleccionador Félix Ugalde, estarán en la prueba juvenil que, por un recorrido similar aunque más corto, sirve de prólogo al ‘Infierno’, con el objetivo presente de hacerse ciclistas y el sueño futuro de ser actores principales.

Una historia fielmente recogida en otro documental, Road to Roubaix, al que corresponden las imágenes adjuntas, de una prueba que también tiene sus detractores aparte de Hinault, como el recordman de la hora Chris Boardman: “Es un circo, y no quiero ser uno de sus payasos”. A mi no me importaría, desde luego. Y estoy deseando que algún año se haga este sueño realidad.

Nota: La mejor información sobre la carrera se encuentra en Wikipedia, pero en la versión inglesa, no en la francesa. Otra página interesante es la oficial de la carrera.


 

4 comentarios:

  1. También os recomiendo este enlace. Completísimo

    http://cobblesandhills.wordpress.com/2010/04/07/previa-paris-roubaix-historia-y-recorrido/

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  2. Gracias por linkarnos, Luís.

    Entrada muy interesante.

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  3. Me encanta esta carrera, aunque algunos medios la pongan en los informativos, más que por la propia competición, por las caidas y la "sangre".

    Estoy de acuerdo, es la clasiquísima.

    Cuando voy voy entrenando con gente y toca pasar algun pueblo con adoquines, me hace sentirme, aunque muy de lejos, en los tramos de la "rubé"

    Para el domingo apuesto claramente por Cancellara, a no ser que le pase algo durante la carrera. En todo caso estarán ahí Boonen o Pozzato...

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  4. Muy bonito el detalle que has tenido con los chavales que van a correr la carrera juvenil.

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