jueves, 18 de febrero de 2010

‘Presiones’ y verdades de la UCI en el Palma Arena

El abogado del ex presidente del Govern balear Jaume Matas, Rafael Perera, atribuyó a las imposiciones de la Unión Ciclista Internacional (UCI) la decisión de construir en un "tiempo límite" el velódromo del Palma Arena antes de la celebración del Mundial de ciclismo en pista de 2007. Esta información, recogida de Europa Press, pretende ser una primera justificación del impresionante incremento de costes –y del presunto desvío de fondos que está en los tribunales- en el llamado ‘Caso Palma Arena’, en el que Matas aparece como uno de los principales implicados.

Muchos pensarán que se trata de una excusa, pero Perera dice la verdad. Lo que pasa es que es una verdad a medias. Y ya se sabe lo que se dice en estos casos. Es cierto que la UCI, ¡qué mala!, presionó al Govern Balear, el responsable de la ejecución del velódromo, porque, por ejemplo, a falta de menos de dos meses para el inicio del Mundial de pista 2007, la obra presentaba el desolador y preocupante aspecto de la imagen. Yo fui testigo de ello, junto con otros muchos periodistas, en una visita organizada que, lejos de conseguir el objetivo de tranquilizar, nos sembró profundas dudas. Unas semanas más tarde se celebraron, entre obreros y polvo, los Campeonatos de España, por lo que, según la misma tesis, la RFEC también tendría su parte de responsabilidad en esas ‘presiones’ para que se cumplieran los plazos para la celebración del Nacional.

Creo que las exigencias de la UCI de que se terminara el velódromo en el plazo establecido eran y son absolutamente comprensibles y lógicas, de que se cumpliera lo pactado, lo firmado, ya que la decisión de organizar el Mundial en Palma no fue una imposición de este organismo sino una solicitud balear atendida por la UCI en base a unos compromisos, aunque también es cierto es que, visto lo visto, el máximo organismo ciclista sopesó el cambio de sede del evento, lo que hubiera sido una lástima ya que no habríamos vivido el impresionante recital de Joan Llaneras –uno de los mejores momentos ciclistas que he tenido la suerte de vivir en primera persona-. Eso sí, nos habríamos ahorrado muchas verdades a medias.

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